viernes, 3 de julio de 2015

Meditando el Padre Nuestro– Parte II



Tetragrammaton en escritura Paleo-Hebrea



con alfabeto Arameo


Santificado/Recordado
 sea Tu Nombre

3 de Julio del 2015
 
En primer lugar, el Supremo no tiene nombre en el sentido habitual de la expresión. Esto no es como decir Juan o Mateo. Nombrar algo así es limitarlo, y el Supremo es Absoluto ilimitado (Ayn Sof), como ya vimos:
 
Pero en verdad, ¿morará Elohim sobre la tierra? Los cielos y el cielo (Shemy) de los cielos (Shemayim) no son capaces de contenerte. ¡Cuánto menos esta casa que yo he edificado! (1 Reyes 8:27)
 
Y tal como comprendimos, Y´shu habló del Padre Nuestro cuyo Reino o Cielo Absoluto se ha acercado a morar en todos los cielos, incluido el Corazón del Humano humilde. 
 
Ahora se entiende por qué existen varios nombres divinos asociados a Dios.

El primero y más importante es YHVH, que se refiere a la Forma de la Divinidad, no al Todo Ser Ilimitado en sí:
 
tened la Mente que tuvo el Mesías, quien viniendo en la Forma de Dios, no estimó ser igual a Dios (el Todo Ser Ilimitado) sino que se hizo siervo... (Filipenses 2:5)
 
El Todo Ilimitado es de donde procede toda la Manifestación de Luz Cósmica, el Universo o Adam Kadmon, el Anciano de Días, conocido como Tetragrammaton Grande (YHVH), cuyas fuerzas fueron consideradas como emisoras del mensaje divino, y por tanto otras expresiones de Yhvh. Y vienen en forma de Emanación Madre y Palabra Hijo, Logos, lo cual ya aparece aludido en el Antiguo Testamento:
 
YHVH, el Elohim de vuestros padres, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, me manda a vosotros. Éste es para siempre mi Nombre (Éxodo 3:15)  
 
Durante miles de años esto ha constituido uno de los mayores enigmas, pues parece que alude a dos Dioses, pero son uno con sus diferentes emanaciones de Luz.
 
Tan importante era el YHVH que en los Rollos del Mar Muerto aparece en su forma paleo-hebrea, no con letras arameas [1].
 
El Zohar se acerca mucho a su significado original:
 
Antes que Él (Sin Límites, Ayn Sof)) diese forma al mundo, antes que produjera forma alguna, Él estaba solo, sin forma ni parecido con cosa alguna. ¿Quién puede entonces comprender lo que era antes de la Creación? De ahí que esté prohibido atribuirle cualquier forma o similitud, o incluso llamarle por su Nombre Sagrado, o señalarlo con una sola letra o punto...Pero después de que Él hiciera la forma del Hombre Celestial, le usó como vehículo por el que descender, y desea ser llamado por su Forma, que es el Nombre Sagrado YHVH (Zohar, Parte II, Sección Bo, 42b) [2]
 
En tiempos antiguos probablemente se cantaba o pronunciaba en encuentros especiales.
 
Pero muchos creyeron necesario creer en una entidad llamada Yahawah, Yaweh, Yahvé o Jehova, y esto ha creado muchos malentendidos, ya que la Escritura no se refiere al Ser Absoluto en sí, sino a su Palabra de Manifestación o Memra, como explican los Targums o parafraseados arameos de la Escritura. 
 
Por tanto, siempre que en la Escritura se menciona al YHVH se alude a sus Fuerzas de Comunicación, que piden no corromper la esencia del Nombre con religión, ya que el Nombre se recuerda y santifica (se aparta) dentro de cada uno de nosotros, que lo lleva como miembro de la Manifestación Divina:
 
Di pues a la casa de Israel: Así habla [la Palabra/Memra de] YHVH: No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino más bien por el honor de mi Nombre, profanado por causa vuestra entre las gentes que habéis ido. Yo santificaré mi nombre grande, profanado entre las gentes a causa de vosotros en medio de ellas, y sabrán las gentes que yo soy YHWH, dice [la Palabra] de YHVH, cuando yo me santificaré en vosotros a sus ojos–Ezekiel 36:22

En el Judaísmo no se pronuncia y lo llaman Ha Shem (El Nombre), aunque muchos siguen sin entender qué significa y acaban poniéndole el título de Señor, que es una alusión del Viejo Dios del Tiempo, Zurvan, Kronos, el Demirugo
 
Esta suplantación tuvo lugar desde que en la Septuginta o Biblia de los 70, se tradujo YHVH como Kyrios, Señor, que va dirigido a esclavos, humanos animales. Un desafortunado malentendido que el Maestro Yshu corrigió en su Enseñanza:

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su Señor (Kyrios); pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre (Juan 15:15).

De modo que el Nombre bien comprendido esconde un secreto profundo.  Por una parte se asemeja al AHABA (Amor en hebreo), pues es casí idéntico: YHVH / AHBH.
 
La primera letra, la Yod, hace referencia a la Esencia Divina, mientras que Alef de Ahaba sería la Conciencia que la recibe.
 
Luego HVH puede hacer alusión tanto a HAVA, la Pura existencia, pero también a HOVEH, que es Destrucción, la Existencia temporal desconectada del Origen y regida por Gobernantes (Archontoi) del Espacio-Tiempo, que no tienen Misericordia, sino un exceso de Rigor. Por eso sólo el YHVH que es AHABA puede ser el Verdadero YHVH y no su reflejo. Lo mismo ocurre con el Amor, a menudo es Roma, destrucción, mentira, violación...
 
El Verdadero Nombre es pues la Esencia divina originando la Existencia Purificada y liberada de lo Temporal, igual que la semilla da un árbol, con su luz y esplendor. 
 
En otras palabras YHVH es el Amor Inteligente que hace surgir todas las cosas con Vida de Luz. Eso no impide que haya posibilidad de corrupción y falsificación de la Existencia, un Falso Yhvh, que es el que adora la Religión con sus ideas sobre un Dios Señor creador.
 
Ahora, al comprender las cuatro letras en la mente, su sentido profundo puede generar una gran serenidad y fuerza. No nos dirigimos a una entidad, sino al sentido de Existencia Inmortal.
 
La enseñanza hebrea señala que al contraerse para darlo Todo, el Supremo abre un espacio Madre que es llenado con una Luz Primordial que tiene tres aspectos: Padre, Hijo y Espíritu del Santo (Ruach ha Kodesh), que los une a ambos, siendo Sabiduría y Amor.
 
A su vez, esa Luz Primordial, contiene en potencia cuatro mundos, representados también por YHVH y mencionados en este sorprendente pasaje:
 
Trae a mis hijos desde lejos, y a mis hijas desde los confines de la tierra, a todos cuantos llevan mi Nombre, que yo los engendré, formé e hice para mi gloria (Isaías 43:6)
 
El Mundo de Emanación es Atzilut, el Mundo de Gestacióin (no creación) es Beriah, el Mundo de Formación es Yetzirah y el Mundo físico de Acción es Assyah.
 
Estos mundos son desplegados por la Palabra o Vibración inteligente, manifiestando la Luz dentro de la Manifestación: Hágase la Luz...
 
Así se hizo posible la oscuridad, que es ignorancia, ausencia del Luz, y con ello la posibilidad de libre elección entre la Luz o Oscuridad.

Se entiende así por qué los profetas existencialistas como Isaiyah, Eliyah y Zacariyah tenían una visión No Dualista de la Realidad:

 
Yo soy YHVH, y no hay ningún otro; fuera de mí no hay Dios (Elohim). Yo te ceñiré, aunque no me has conocido, para que se sepa que desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, no hay ninguno fuera de mí. Yo soy la Existencia (YHVH), y no hay otro; el que forma la luz y crea las tinieblas, el que causa bienestar y crea calamidades, yo soy YHVH, el que hace todo esto–Isaías 45:6-7 
 
Es también obvio que adorar al Ser que lo es Todo y hace posibles todas las cosas, es imposible si no es a través de las energías de su Luz, como la Palabra que forma la Vida:
 
Al principio era el Verbo –Juan 1:1
 
Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas...en estos días nos habló por su Hijo...que siendo irradiación de su Esplendor y la impronta de su substancia y el que con su poderosa palabra sustenta todas las cosas (Hebreos 1:1)
 
Palabra de YHVH, que extiende los cielos, fundamenta la tierra y forma el aliento [ruaj, viento emocional] dentro del hombre (Zacarías 12:1)
 
De los manuscritos del Mar Muerto conocidos como Targums se deduce que la Enseñanza de los profetas distingue entre el Nombre referido al Todo y el Nombre referido su Verbo-Palabra, a sus poderes creadores:

Y Elohym dijo a Moisés: Yo soy el que Soy–Éxodo 3:14
 
Targum de Yonatan: Y la Palabra de Elohim dijo a Moisés: Yo soy el que Soy.

Esto no debiera ser motivo de confusión, pues sólo hay Un Solo Amado. Pero en el hombre se manifiesta a través de la consciencia y amor llamado Espíritu Santo, el cual nos conecta con la Luz o Palabra del Hijo, y así con el Padre origen, disolviendo todos los engaños egoístas de la oscuridad interior.

Sólo el Amado puede realmente decir y sentir “Yo Soy” en el interior de cada Hijo de Luz. De hecho, la Palabra dijo a Moisés: Yo seré el que seré (Ehye asher Ehye), refiriéndose a un punto futuro en que la humanidad evolucionaría hasta el punto de poder reflejar el Nombre y ser vehículo divino.
Razón por la cual existe el segundo llamamiento: 
 
no tomarás el Nombre de Yhvh Elohim en vano (Éxodo 20:7). 

Cuando encarnamos el Nombre en pensamiento, obra, y acción, dejamos de ser meras criaturas bípedas semi-animales. Nuestra mente y corazón son tan poderosos que hacen real todo lo que piensan y sienten. Si piensas que eres un pecador y criatura mortal imperfecta, eso manifiestas, negando la Palabra Divina.

Santificar el Nombre es dejar que la Voluntad del Padre se exprese a través nuestro, formando los cuatro niveles de nuestro ser: cuerpo de luz pura, emociones puras, mente pura y voluntad pura.

Así uno se convierte en los sentidos del Eterno, permitiéndole conocer su resplandor. El humano está destinado a ser expresión y ventana del Amante Inmanifestado.

Esto nos permitirá comprender las siguientes partes del Padre Nuestro.

__________________
 
[1] Originariamente la lengua oral hebrea se solía escribir en escritura Paleo-Hebrea, que derivaba de la Fenicia, y fue empleada por los profetas, al menos a partir del siglo X a.C, hasta el siglo VI a.C, que es cuando se comenzó a adoptarse la escritura Aramea.

Sin embargo, ciertos documentos del Mar Muerto revelan que los Esenios preservaron la forma Paleo-Hebrea del Nombre en documentos con escritura Aramea:

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