martes, 25 de diciembre de 2012

Vida Verdadera


¿Nos paramos alguna vez a reflexionar acerca de lo que es la Navidad? En la antigüedad tenía que ver con un "nacimiento superior", con el cuidado de un "infante interior" y su realidad, la cual conlleva la conexión con el Espíritu y el Alma de una Tierra mítica, un Paraíso olvidado que ha recibido muchos nombres y del cual se ha escrito mucho, a pesar de que su naturaleza es elusiva, incluso cuando se asoma tímidamente en nuestros sueños nocturnos. Pero siempre deja una huella en cada vida:

Nuestros autores [i.e Sohravardi] sugieren que si el pasado fuese realmente lo que creemos que es, esto es, completo y cerrado, no sería terreno de tan vehementes discusiones. Ellos sugieren que todos nuestros actos de comprensión son muchos re-comienzos, re-iteraciones de sucesos que aún no han terminado. Cada uno de nosotros es, queriéndolo o no, el iniciador de eventos en Hûrqalyâ, tanto si acaban abortados en su infierno como si dan fruto en su paraíso. Mientras creemos que miramos a lo que ya es pasado e incambiable, estamos en realidad consumando nuestro propio futuro. Nuestros autores nos mostrarán cómo toda una región de Hûrqalyâ está poblada, post mortem, por nuestros imperativos y deseos –es decir, por aquello que dirige nuestros actos de comprensión y comportamiento.
[...]
Todo es extraño, dicen nuestros autores, cuando uno pisa esa Tierra donde lo imposible es de hecho realizado. Pues todas nuestras construcciones mentales, todos nuestros imperativos, todos nuestros deseos, incluso el amor que tan consubstancial es para nuestro ser –todo eso no sería más que una metáfora sin el intra-mundo de Hûrqalyâ, el mundo en el que nuestros símbolos se vuelven, por así decir, literales. Marzo de 1960.

Así es como el erudito Henry Corbin –experto en misticismo islámico y persa –finalizó el Prólogo de su obra Cuerpo Espiritual y Tierra Celeste; una maravillosa investigación y deliciosa lectura que pretende ser simplemente una pista, no un mapa. Apunta a una dimensión de la vida que supera toda ficción, y que aún así es imaginal, o como decían los sabios del Renacimiento, imaginatio vera, imaginación verdadera. Una facultad interior que está esperando crecer en nosotros, pues como decíamos en los artículos anteriores, perdimos la conexión con el Alma y el Espíritu (Psychê y Pneuma). 
Henry Corbin escribe en el Prólogo –siguiendo la tradición del filósofo y poeta persa Sohravardi, que se remonta a figuras como Zoroastro y Empédocles– que nuestra percepción ha de experimentar una progressio harmonica, análoga al proceso de escuchar una misma melodía en dos octavas diferentes, una más sutil que la otra. Y no es una actividad intelectual, sino "música en nuestro ser". 
El corazón, la mente y el cuerpo necesitan ser musicalmente alimentados sintiendo arquetipos primordiales. Con la afinación correcta, un eco podría oírse dentro. Y nadie nos puede convencer entonces de que esta realidad sensorial que vemos es todo lo que hay, pues la realidad no yace en creencias, ni en percepciones vagas, ni en libros. Cuando un eco de la realidad alcanza el corazón, nuestras acciones y experiencias, el sufrimiento y belleza que sentimos, son inmediatamente elevados a otro nivel, a una octava superior, pues nuestras experiencias no son simplemente nuestras; todo lo que vemos y sentimos aparece como una manifestación sagrada de la Vida Verdadera, incluso el sin-sentido, las rocas, los árboles, los pájaros...todo forma parte de una Historia del Alma, y el papel que desempeñamos en ella depende de nosotros. ¿Qué lugar elegimos en ella entonces? Un laborioso viaje prosigue; aún queda un enorme Trabajo por hacer.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Alineación Interior

Foto tomada de la página http://www.grahamhancock.com/forum/CarlsonR2.php


El solsticio de invierno ha llegado, y esta vez trae consigo un curioso evento que puede perfectamente ser interpretado como punto de referencia para el trabajo interior.
Treinta y seis son aproximadamente los años que el sol se está tomando para cruzar –no literalmente– el famoso centro galáctico de la Vía Láctea –hecho que sólo ocurre cada 26.000 años (un Gran Año Platónico). Dicho abombamiento central, visible a simple vista sobre un cielo nocturno no contaminado, era venerado por muchas culturas antiguas, por razones que tal vez no estamos preparados para comprender del todo.
El centro galáctico es probablemente lo que en la tradición Hindú y Judeocristiana recibe el nombre de Trono de Dios, fuente de poderosas influencias que regula el reloj de las Edades Cósmicas, como bien explicó el sabio Swami Sri Yukteswar en su obra La Ciencia Sagrada. 
Según ese Reloj, nuestro sistema solar ya habría dejado atrás un oscuro Invierno Cósmico y actualmente retorna hacia su estrella contraparte, experimentando un Otoño Cósmico (Edad de Bronce para los Griegos).
Interesantemente, nuestro sistema solar lleva   alineado con el centro galáctico más de una década, y continuará así por varios años. Es más, durante el presente solsticio invernal, el sol aparece  danzando justo en alineación con el "centro exacto". 
Ahora, hay que tener en cuenta que la aproximación más cercana –literal– a dicho centro no tendría lugar hasta dentro de varios miles de años, cuando nuestra estrella se encuentre con su contraparte, según Sri Yukteswar.
De momento parece que estamos a mitad de camino. E independientemente de que el alineamiento del presente solsticio implique o no alguna influencia magnética relacionada con el ciclo solar, este fenómeno anticipa nuestro Destino esencial y puede ser visto como un recordatorio de la conexión con la Fuente. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que escuchando a nuestro corazón silencioso?
En la Orden Sufí Mevlevi, los derviches giran y giran como galaxias, hasta que una fuerza superior toma el control de sus cuerpos y su consciencia se funde con el "misterioso centro de gravedad". Algo similar sucede cuando tocamos música profunda y la escuchamos, en un estado adecuado de receptividad, a modo de oración:


martes, 11 de diciembre de 2012

Asociaciones sin Luz



El siguiente texto complementa al anterior, siendo un resumen conciso de un curioso fenómeno psicológico,  una raíz esencial de la “mecanicidad” que rompe la conexión con la conciencia moral y la consciencia universales, generando así las manifestaciones “sin espíritu” de la sociedad moderna, tanto en el arte, las relaciones personales como en otros ámbitos sociales. Algo a ser observado en diferentes situaciones de la vida cotidiana: 
¿Han tratado ustedes alguna vez de observarse mentalmente cuando su atención no está concentrada en algún problema determinado? Supongo que la mayoría de ustedes están familiarizados con esto, aunque tal vez sólo unos pocos lo han vigilado sistemáticamente en sí mismos. Sin duda, ustedes se han dado cuenta de nuestro modo de pensar por asociaciones casuales, cuando nuestro pensamiento ensarta escenas y memorias desconectadas, cuando cada cosa que cae dentro del campo de nuestra conciencia o apenas la toca ligeramente, hace surgir en nuestro pensamiento estas asociaciones casuales. 

La cadena de pensamientos parece continuar sin interrupción, entretejiendo fragmentos de representaciones de percepciones anteriores, tomadas de diferentes grabaciones en nuestra memoria. Y estas grabaciones giran y se desenvuelven mientras nuestro aparato pensante teje hábil y continuamente los hilos del pensamiento de este material. Las grabaciones de nuestros sentimientos giran del mismo modo; agradable y desagradable, alegría y tristeza, risa e irritación, placer y dolor, simpatía y antipatía. Al ser alabado usted está contento; alguien lo regaña y su humor se echa a perder.

Algo nuevo capta su interés e instantáneamente le hace olvidar lo que tanto le interesaba el momento anterior. Gradualmente su interés lo amarra a esta nueva cosa, hasta que se hunde de pies a cabeza; de repente ya no la posee, usted ha desaparecido, está amarrado y disuelto en esta cosa; de hecho ella lo posee, lo ha cautivado; y esta infatuación, esta capacidad para ser cautivado, bajo muchos diferentes modos, es una característica de cada uno de nosotros. Esto nos amarra y nos impide ser libres. Por lo mismo nos quita nuestra fuerza y nuestro tiempo, dejándonos sin posibilidad de ser objetivos y libres: dos cualidades esenciales para quien decide seguir el camino del conocimiento de sí.

Debemos esforzarnos por la libertad si nos esforzamos por el conocimiento de sí. La tarea de un más amplio conocimiento y desarrollo de sí es de tal importancia y seriedad, demanda tal intensidad de esfuerzo, que es imposible intentarla descuidadamente y en medio de otras cosas. La persona que emprende esta tarea debe darle preeminencia en su vida, la que no es tan larga para permitirle el malgastarla en trivialidades.
(Perspectivas desde el Mundo Real, G.I.Gurdjieff, Al hablar de diferentes materias, Sección II)

Al oír tales cosas uno podría verse inclinado a pensar que la cadena de asociaciones habituales (placer-displacer, satisfacción-irritabilidad...) es aleatoria o incluso innecesaria. Pero eso no sería del todo cierto.
En primer lugar, la cadena de asociaciones psico-físicas es necesaria para el flujo de la Vida en general (hasta el ADN es una secuencia o cadena asociativa). 

Ahora, el punto clave es que nuestra "falta de quietud y atención a la vida en bulle dentro y fuera desencadena asociaciones mecánicas que nos hacen errantes, miserables y destructivos.


Por contra, la atención abierta nos devuelve al centro de gravedad del Corazón, limpiando el cerebro y promoviendo asociaciones más armoniosas, llenando nuestro ser de auto-conocimiento, agradecimiento, claridad y  amor por lo eterno.
Ciertamente, hay una cualidad innecesaria, frenética y caótica en muchas asociaciones psicológicas, como ésas que insanos medios de comunicación promueven a través de mórbidas noticias inconexas, anuncios, películas, comida envenenada y otros productos que crean adicción y bajas pasiones. Suficientes elementos para ver cuán hondo es el hoyo que la humanidad cava para sí.
Con todo, el caos asociativo no es completamente caótico –valga la redundancia–, pues parece haber una “pauta en la ilusión”. 

Este aspecto aparece reflejado en la imaginería antigua, como en el Océano de Leche removido por dos grupos de deidades –ángeles y demonios– que permanecen a ambos lados del Axis Mundi, tirando de la Serpiente, la Energía Cósmica que mantiene a todos los opuestos encadenados, como Afrodita hiciera para los griegos.


También ha habido sabios que mostraron los Pilares de la Ilusión, como el mismo Jesús, que eliminó la Dualidad en la cruz, rasgando el velo que separa la Luz del mundo de la carne.  O el mismo Buda, y su enseñanza sobre las Cuatro Nobles Verdades, así como el surgimiento co-originario de las Doce Causas de la Existencia.
Decían los griegos que "lo igual atrae a lo igual". Así pues, todas las asociaciones están encadenadas por "afinidad".  

Con lo cual, somos responsables de las mismas, ya que la decisión de no alimentar asociaciones envenenadas que conduzcan al sufrimiento y al apego es nuestra. Así como la de fomentar asociaciones no contaminadas. Bajo las "condiciones adecuadas", hasta las cadenas del espectáculo cósmico podrían ayudar a liberarnos. 

Aunque, en cualquier caso, la cadena de asociaciones ha de ser transcendida, parcial o totalmente, para que la paz silenciosa inunde el corazón y la Luz de la Inteligencia brille por sí misma.


 ¿No es ésa la meta del verdadero arte? ¿No es éste el propósito de la meditación y la reflexión? ¿No es este “cultivar sanidad en medio de lo insano” una de las tareas de la  humanidad moderna?
La próxima vez abriremos una nueva ventana para descubrir si la música puede realmente purificar las asociaciones internas y conectarnos de algún modo a la Fuente.

sábado, 1 de diciembre de 2012

¿Con alma o sin ella?





Anticipando una serie de regalos navideños, aquí viene un amargo shock que sirve de contrapunto del artículo anterior sobre la psicología neoplatónica, y tal vez nos ayude a dar por sentado “ideas sublimes” cuando nuestro mundo interior es todavía un zoo, un campo de batalla de la Primera Guerra Mundial, o algo peor:



Piensan que se necesita un "alma" y hasta un "espíritu" para hacer lo que hacen y vivir como viven. Pero quizá baste con tener una llave para darle cuerda a sus mecanismos. Sus diarias porciones de alimento los ayudan a darse cuerda y a renovar una y otra vez las cabriolas sin propósito de sus asociaciones. De este conjunto de materiales se seleccionan pensamientos separados y ustedes intentan conectarlos como un todo y pasarlos como valiosos y como propios. También escogemos sentimientos y sensaciones, estados de ánimo y experiencias, y de todo esto creamos el espejismo de una vida interior, nos llamamos a nosotros mismos seres conscientes y racionales, hablamos de Dios, de la eternidad, de la vida eterna y otros temas más elevados; hablamos acerca de todo lo imaginable, juzgamos y discutimos, definimos y evaluamos, pero omitimos hablar sobre nosotros mismos y sobre nuestro propio y verdadero valor objetivo, porque estamos todos convencidos de que si algo nos hace falta, lo podemos adquirir.
Si en lo dicho he podido aclarar aunque sea en pequeño grado el caos en que se encuentra el ser que llamamos hombre, les será posible contestar por sí mismos a la pregunta de lo que le falta y de lo que puede obtener si permanece como está, y qué de valor puede agregar al valor que él mismo representa.
Ya he dicho que hay gente hambrienta y sedienta de la verdad. Si examina los problemas de la vida, y es sincera consigo misma, pronto se convencerá de que no es posible vivir como ha vivido y ser lo que ha sido hasta ahora; que es esencial una salida de esta situación y que un hombre sólo puede desarrollar sus capacidades y poderes latentes limpiando su máquina de la suciedad que la ha obstruido en el curso de su vida. Pero para llevar a cabo esta limpieza en forma racional, él tiene que ver lo que necesita limpiarse, dónde y cómo; aunque ver esto por sí mismo es casi imposible. Para poder ver cualquiera de estas cosas uno tiene que ver desde el exterior, para lo cual se necesita de la ayuda mutua. (Perspectivas desde el Mundo Real, G.I. Gurdjieff, Al hablar de diferentes temas, Sección II)
¿No hay cierta sintonía entre estas conclusiones y lo que oímos decir a Plotino en el anterior artículo? Si recordamos, el "hombre ordinario" al que se refirió Plotino está desconectado de su "centro de gravedad". Y la consecuencia inmediata es que es zarandeado por todo estímulo ciego, convirtiéndose, como describió Gurdjieff, en un "autómata animado", una marioneta movida por los caprichos de un titiritero, en vez de un hombre guiado por la Inteligencia.
Aunque Plotino básicamente se centró en la metafísica y el nivel de la theoría, que en griego significa “contemplación divina”, del verbo theorein, contemplar divinamente – una actividad que aún está muy lejos de nosotros.
En cambio, Sócrates y otros maestros, incluido Gurdjieff, prefirieron ayudar a la gente a desenmascarar las contradicciones interiores sin piedad, pues ese es el paso esencial, sin el cual, nada importa.
 Esta transparencia es normalmente indigerible cuando damos por sentado cosas que no se nos ofrecen de modo completo. Hay, qué duda cabe, “substancias materiales” y “funciones psicológicas”; vamos incluso a aceptar una “chispa divina enterrada” que explique el origen de la consciencia, la voluntad, y sentimientos superiores como la compasión. Ahora, si no trabajamos con todo ello de modo adecuado, entonces, ¿qué clase de conexión podríamos tener con un supuesto Espíritu Divino o incluso una Psychê? 
Los cierto es que no se necesita un “intelecto divino” para manifestar negatividad y cultivar la auto-indulgencia como salvajes. Los animales se acercan, pero sólo porque no tienen más remedio. En cambio, los autómatas animados lo hacen mucho mejor, como demuestra esta “carnicería progresista” llamada "avanzada sociedad moderna", donde hasta el arte, la comida y las relaciones humanas han perdido el alma.
  Limpiar la casa interior y consolidar la conexión con lo Superior solía implicar la idea de “creación de un alma”, al menos desde los tiempos más tempranos de la civilización Egipcia, cuando los sacerdotes enseñaban acerca de la unión del espíritu-voluntad-consciencia, o Ka, con el cuerpo de rasgos y experiencias personales, el Ba, para así forjar un navío que pudiese cruzar la vida y el más allá sin ser devorado por la Naturaleza. Es así como el espíritu puede retornar a su morada en las estrellas y no ser atraído hacia niveles inferiores llenos de sufrimiento. 
Los griegos y cristianos heredaron esta doctrina; pero fue olvidada, como todo lo importante. En cualquier caso, de ella puede deducirse que sin un fuerte “lazo”, la chispa divina que portamos como tesoro, volará lejos y tal vez prosiga su viaje en alguien que respete lo que realmente importa, o simplemente retornará a una Fuente. ¿Tiene sentido?
Una cruda y honesta mirada a nosotros mismos es necesaria pues. Veamos si somos capaces de presentar fragmentos en futuros artículos. El final del 2012 demuestra ser bastante intenso.