miércoles, 5 de marzo de 2014

Amante Buscador


Ibn Arabi (1165-1240)

Misteriosas y sutiles son las formas en que el Amado Uno nos busca y nos ama. Sin embargo, debemos dejar que los sentidos se abran, de manera que podamos escuchar y que nuestro corazón se fundan con el dolor del anhelo, la tristeza de la vida, la belleza que nos deja sin aliento, preguntándonos con asombro, como un eco de nuestra verdadera Esencia, donde el buscador y lo buscado se revelan como uno y lo mismo.

El siguiente poema fue escrito por un gran místico sufí nacido en España, Ibn Arabi, y es una deliciosa expresión de esa búsqueda que viene de las profundidades, no de nuestros pequeños “yoes” preocupados que nunca parecen quedar satisfechos:



Amado!

Tantas veces te he llamado y no me has escuchado.
Tan frecuentemente me he mostrado a ti y no me has visto.
A menudo me he hecho fragancia, y no me has olido,
Sabrosos alimentos, y no me has probado.
¿Por qué no puedes alcanzarme a través de lo que tocas,

O respirarme a través de dulces perfumes?

¿Por qué no me ves ? ¿Por qué no me oyes?

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Mis delicias superan al resto,

Y el placer que procuro, sobrepasa a los otros.

Me prefieres antes que a las demás cosas buenas

Soy Belleza, soy Gracia.

Ámame, ámame sólo a mí.

Ámate a ti mismo en mí, sólo en mí.

Pégate a mí,

Nadie está más al interior que yo,

Otros te aman por su propio interés,

Yo te amo por ti mismo.

Y tú, huyes de mí.

Amado!

No puedes tratarme de justa manera,

Pues si te me acercas,

Es porque antes a ti me he acercado.

Más cerca de ti estoy que tú mismo,

Que tu alma, que tu aliento.

¿Quién entre las criaturas te trataría como lo hago?

Celoso estoy por ti, sobre ti,

A ningún otro quiero que pertenezcas,

Ni siquiera a ti mismo.

Sé mío, sé para mí, tal como eres en mí,

A pesar de que ni siquiera eres consciente de ello.

Amado!

Vayamos hacia la Unión.

Y si encontramos el camino,

Esto nos lleva a la separación,

Destruyamos la separación.

Vayamos de la mano.

Entremos en la presencia de la Verdad.

Que sea nuestro juez

E imprima su sello sobre nuestra unión

Para siempre.

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Traducción propia desde la versión inglesa.  Citado por Henry Corbin en Imaginación Creadora en el Sufismo de Ibn ‘Arabi, pp. 174-175. Y por Lewellyn Vaughan Lee en su maravillosa obra Catching the Thread, p-145.