lunes, 16 de noviembre de 2015

En Busca del Cristianismo Ebionita y Nazareno –Parte II



Jacobo el Justo & Hermanos 

Tanto los Evyonim del Qumran como la comunidad nazarena del Norte de Israel albergaba en su seno a hombres tremendamente respetables llamados Nazirim, Nazareos o Nazires, quienes estaban ligados al Monte Carmelo, Har Karmel, en el Norte de Israel. En dicha montaña sagrada se gestó la Escuela Profética restablecida por sabios como el profeta y nazir Eliyah.  

El Carmelo fue también el lugar donde se fundó la primera orden cristiana carmelita, la cual preservaba una obra esenia, según se supo en el S.XIX. Y los primeros carmelitas también siguieron los pasos nazareos.

En Números 6 se describe a los nazareos como gente que tomaba voto nazareo, consagrada por entero al Supremo: no comían carne, no bebían alcohol, no hacían sacrificios de animales en el templo y se dejaban el pelo largo. 

¿No se parecen estas costumbres a las de los Nazarenos de que hablaba Epifanio?

Nazaritas míticos fueron Samson, Samuel, Elías, Juan el Bautista y Jacobo el Justo, el mismo apóstol y hermano carnal de Yahshua.

Sobre Jacobo el Justo –Yaakob ha Tzadik– hay abundante información histórica y sabemos que fue asesinado en la Pascua del año 62 E.C, a manos del Sanhedrín, que estaba comandado por el sobrino de Caifás, que fue el acusador de Yahshua.

Y San Jerónimo, Doctor de la Iglesia, nos hace saber que Jacobo contrajo votos nazaritas perpetuos, no sólo temporales –como fueron por ejemplo los votos de Pablo (Hechos 18:18). Y lo hace citando a Hegesipo el Nazareno [1]:

Después de los Apóstoles, Santiago [Jacobo] el hermano del Maestro, apodado el Justo, fue nombrado cabeza de la Congregación de Jerusalén. Santiagos hay muchos. Pero éste era santo desde el vientre de su madre. No bebía ni vino ni ninguna otra bebida alcohólica, no comía carne, ni se afeitaba o cortaba el pelo ni se ungía con aceite ni se lavaba [en baños públicos]. Sólo él tenía el privilegio de entrar en el Santa Santorum [del Templo], ya que no empleaba vestimenta de lana sino de lino [como los Esenios Ebionitas] y acudía solo al templo y oraba por la gente, hasta el punto de que se decía que sus rodillas se habían endurecido tanto como las de los camellos.–Comentarios perdidos de Hegesipo el Nazareno, Jerónimo.

Clemente de Alejandría y otros Doctores de la Iglesia reconocieron que Jacobo fue el primer jefe de la Iglesia Nazarena, y no Simon Kefas (Pedro), como muchos creen.

Santiago [Jacobo], a quien la gente de antaño llamaba el Justo por su sobresaliente virtud, fue, como nos indican los registros, el primero en ser elegido para el trono episcopal de la Iglesia de Jerusalén–Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica.

Sin duda, todo esto es una auténtica joya que puede reavivar la verdadera fe de quienes ya no creen en cristianismos con coca-cola light.

Anécdotas aparte, no estamos seguros de que todos los Nazarenos hiciesen votos nazaritas perpetuos, aunque su vida era muy pura, lo cual no significaba que fuesen célibes. 

De hecho, los datos proporcionados en el Nuevo Testamento sugieren que entre los Nazarenos había mujeres y niños, como sucedía con la comunidad de Qumrán, cuyos documentos establecen reglas para ellos también.


Los Evangelios Canónicos hablan incluso de las hermanas y hermanos carnales de Jesús [Marcos 6:3, Mateo 12:46, Lucas 8:19-20]. 


Entre ellos se menciona a: Jacobo, Joses, Jude, Simeon, Mary y Salome. A quienes se les distingue claramente de sus hermanos espirituales o apóstoles, exceptuando a Jacobo, que era ambas cosas.

No olvidemos que Jacobo el Justo aparece escrito tal cual en la versión griega y vulgata latina de los Evangelios: Ἰάκωβος y Iacob. Sin embargo, entre las varias alteraciones que se hicieron para cribar los Evangelios, se halla la del cambio milagroso de Jacobo el Justo por Santiago el Justo, que además fue apodado “primo hermano de Jesús”, siguiendo la teoría de Jerónimo. Otros se sumaron a la postura de Epifanio y le llamaron “hermanastro”. Posturas aceptadas por las Iglesias Romana y Ortodoxa respectivamente, por miedo a afirmar que María tuvo hijos carnales.

Todo intentos bastante chistosos de rizar el rizo, fruto de desechar la Llave del Conocimiento (Lucas 11:52). 

Incluso Doctores de la Iglesia como Clemente de Alejandría y Orígenes reconocieron que los Evangelios eran alegorías que no se explicaban al vulgo, el cual era incapaz de comprenderlas. Mas con el tiempo, quienes olvidaron las raíces, quedaron huérfanos, incapaces de ver y oír los signos incontestables de la Verdad.


Así, muchos siguen sin comprender que la doctrina del nacimiento de una virgen tiene un sentido especial en el misticismo hebreo y otras culturas:


Todo aspirante al Reino de los Cielos ha de nacer del Agua y del Espíritu (Juan 3:5), es decir, de una purificación interior para poder nacer del Espíritu Santo, que es la manifestación del Amor y Mente-Luz emanada por el Padre-Madre, a través del Hijo.


Una vez nace el alma o individualidad incipiente, el bebé Cristo debe desarrollarse al menos hasta el grado de niño de la luz para así poder ser instruido:


Si no os volviereis como niños, no podréis entrar en el Reino


Ése era el sentido de Ebionita, pobre de orgullo, humilde. Sólo entonces puede uno ser guiado en el Camino y renacer en Reino del Espíritu interior –y antes de la muerte física, no después, pues de lo contrario el proceso ha de repetirse en la regeneración o palingenesia (a veces confundida con la reencarnación, la cual requiere un alto nivel, pues encarnar un alma es de por sí difícil).


Por cierto, el segundo nacimiento constituye el núcleo de la enseñanza de Sidarta el Buda, quien también nace de una virgen en su mito, como todos los demás mensajeros de las narraciones sagradas. 


Y aquí yace una de las controversias entorno a los Ebionitas. Ellos creían en la virginidad espiritual pero negaban la virginidad carnal de la madre de Yahshua, como es lógico. 


Pero esto produjo confusión entre los Doctores de la Iglesia, quienes no acababan de ponerse de acuerdo.


Orígenes y Epifanio (Hist Ecl III, 27) decían conocer a  Ebionitas que aceptaban el nacimiento de virgen, pero en general los Ebionitas eran considerados como los que negaban la virginidad carnal, aunque  aceptaban una espiritual:

[Los Ebionitas] representaban a Jesús no como nacido de una virgen, sino como el hijo de José y María de acuerdo al curso ordinario de generación humana, siendo sin embargo más justo, prudente y sabio que el resto de hombres. Además, después de su bautismo, Cristo descendió sobre él en la forma de una paloma del Supremo Gobernador, y entonces proclamó al Padre desconocido y obró milagros –Ireneo, Doctrinas de Cerinto, Libro I, Cap 26


Y respecto a los Neo-Nazarenos posteriores al siglo II se decía que aceptaban la virginidad de María. Sin embargo, Epifanio no tenía claro si consideraban a Jesús como un mero hombre o como nacido del Espíritu Santo y de María al mismo tiempo (Herejías, 29,7). 


Esto es un asunto que no tiene ningún misterio para aquellos que tienen oídos.

No obstante, para despejar dudas al respecto, el mismo Pablo llama a Jacobo el Justo el hermano del Señor en Gálatas 1:19, un apelativo que no aplica ni a Pedro ni a Juan, siendo estos también hermanos, pero en Espíritu. Es más, Pablo los distingue de los hermanos carnales en su famosa auto-defensa:

¿No tenemos derecho a llevar en nuestras peregrinaciones una hermana, igual que los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Pedro? –1 Corintios 9:5

Aún así es preciso señalar que los Ebionitas de Qumrán se llamaban entre sí hermanos y hermanas, fuesen carnales o no. 

Sin embargo, parece que ese sentido de la fraternidad espiritual se perdió con respecto a aquellos que llegaron a odiarles y a ocultar su precioso legado.


Dicho legado ebionita no salió a la luz hasta los años 70, treinta años después de su descubrimiento en Qumran en 1945. Sólo cuando el area pasó a manos del gobierno israelí durante la Guerra de los Seis Días (1967), las autoridades dominicas de la École Biblique perdieron control sobre el estudio de los manuscritos, abriéndose la puerta a otros investigadores de mente más abierta, quienes finalmente publicaron las primeras investigaciones sobre nuevos documentos hallados, sugiriendo revisar la historia del cristianismo, pues uno señores que se hacía llamar Evyonim, Pobres, tenían ideas idénticas a las de los seguidores de Jesús.


Y se consideraban pobres, por ser conscientes de su necesidad de ayuda divina, y dependencia de la Enseñanza.

Bienaventurados los pobres, pues de ellos es el Reino

En Gálatas 2:10 Pablo narra lo siguiente:

Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa que procuré yo cumplir con mucha solicitud.

Dicha petición provenía de los Tres Pilares de la Iglesia Nazarena –Yaakob, Simon y Yojanan–, y la realizaron justo cuando le dieron a Pablo el permiso para llevar el evangelio de la circuncisión del corazón a los idólatras gentiles, más concretamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel (humanidad espiritual).

Lo relatado en Hechos de los Apóstoles parece hacer ver que Pablo ciertamente se esforzó en cumplir dicha petición, reuniendo incluso dinero en sus viajes para ayudar a los Evyonim. Aunque no hay pruebas de que dicha colecta fuese aceptada o siquiera bienvenida. Si con los Nazarenos ya había distancia, con los Evyonim, que vivían más apartados aún, no había ni contacto.

De lo que no hay duda es que aquellos Esenios Ebionitas o Evyonim y la Iglesia/Congregación Nazarena fueron los depositarios de la Enseñanza del Maestro Yahshua, y por tanto los custodios legítimos de la misma, encargados de preservarla sin alteración pagana.

Por desgracia, aquella petición que se le hizo a Pablo no les gustó a los cristianismos romanizados, los cuales condenaron la Llave del Conocimiento y podaron sus raíces hebreas, envenenándose con la mentalidad idólatra de Roma, introduciendo el culto a ídolos materiales, alteraciones flagrantes en los Evangelios, y promoviendo información anti-semita contra aquellos cuya única intención era permanecer en las raíces.

Un caso más desafortunado que el de los Ebionitas fue el de los Neo-Nazarenos, que a pesar de tratar de volver a las raíces tras la ruptura de la Iglesia en el 135EC, cayeron un cierto judaísmo farisaico, aunque su intención fue también noble.

Por suerte, Pablo y sus primeras congregaciones judeocristianas nunca fueron romanizadas. Y aunque fueron perseguidas y masacradas por Roma, permanecieron vinculadas a las raíces hebreas de la Iglesia de Jerusalén, dándoles legitimación apostólica.

Aunque eso ya irá quedando claro en los próximos artículos sobre el Camino original.


_______________
[1] Citado por Robert Eisenman en James, the Brother of Jesus. Obra con audaces teorías bien documentadas, pero con ciertas interpretaciones que no tienen en cuenta el sentido alegórico de las Homilías Clementinas atribuidas a Ebionitas de los siglos II-IV. 

lunes, 2 de noviembre de 2015

En Busca del Cristianismo Ebionita y Nazareno –Parte I

Piscina Bautismo o Mihveh en Khirbet Qumran

I-Breve Panorámica

Las conexiones entre la comunidad de Qumrán, los Esenios y Jesús, son varias. Ya vimos una, señalada por el ex-Papa Ratzinger [1]


No es enteramente cierto que Yahshua fuese esenio de pura cepa, aunque muchos de sus seguidores lo eran, así como uno de sus instructores, Juan el Bautista. Es cierto, en cambio, que Yahshua se crió con la rama de los esenios, conocida como Nazarenos, y probablemente amplió su formación con los Esenios del Sur.

Y para aclarar estos matices, ha llegado la hora de mostrar el origen y contexto de todo el asunto, estando ya respaldados por los documentos del Qumrán, los historiadores antiguos e incluso Doctores de la Iglesia. Todo lo cual cambia para siempre la paupérrima visión del cristianismo que se ha tenido durante siglos. 

Abran bien sus oídos y corazón. Algo está volviendo a la vida tras dos mil años de silencio. Y con la evidencia creciente de datos históricos, las posturas dogmáticas pierden fuerza.

En primer lugar, podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que Yahshua se crió en una hermandad del Norte de Israel que llegó a ser conocida como Nazarenos (Netzarim), ligada al término hebreo Netzar (Rama). Estos Nazarenos– estaban hermanados con otras ramas, como los Evyonim o Pobres-Humildes del Qumrán y los Nazaritas o Natzarim, contemplativos, místicos observantes de la Ley e Instrucción Divina (Torah). Poco a poco iremos viendo pruebas de esto.

Hay que recordar que los Nazarenos existían ya desde antes de la era cristiana, como reconoció incluso el Doctor de la Iglesia Epifanio, quien parece vincularlos a los Esenios y los distingue de los Nazoreanos, un grupo judeocristiano del siglo IV  [2]:

Ellos [los nazarenos] no se llamaban a sí mismos nazarenos tampoco; la secta Nazarena existía desde antes de Cristo y no conocían a Cristo. Aunque, como ya indiqué, todo el mundo llamaba Nazarenos al los Cristianos [al comienzo] –Epifanio, Contra Heregías o Panarion 29: 6

...eran judíos por nacionalidad [...], reconocían la Ley de Moisés y creían que había recibido leyes –pero no esta Ley [judaísmo oficial] sino otra. Así, eran judíos que guardaban todas las observancias judías, mas no ofrecían sacrificios ni comían carne. Lo consideraban contrario a la Ley [original]. Alegaban que estos libros [oficiales] son ficciones [alegorías deberíamos matizar] y que ninguna de esas costumbres fue instituida por los padres. Esta era la diferencia entre los nazarenos y los otros [judíos]...Después de esta secta hay otra estrechamente vinculada a ellos, llamados Ossaeans [¿Esenios?]Epifanio, Contra Herejías, o Panarion 19: 5, 6

Los antiguos nazarenos, al igual que los Samaritanos, se oponían a las tradiciones judaicas, sosteniendo que los del sur [de Israel] habían falsificado la Ley de Moisés–The Passover Plot, Hugh Schonfield, p.207.


Esto explica por qué los Evangelios dan a entender que a los nezarenos se les consideraba peligrosos en entornos judíos:

Y Natanael le dijo: ¿Puede algo bueno salir de Nazaret? Felipe le dijo: Ven, y ve–Juan 1:46

Tratando de preservar la pureza de las enseñanzas proféticas, esa primera hermandad de Nazarenos, obviamente, disponía de lugares exclusivos y apartados de residencia, como probablemente fue la legendaria Nazaret –que seguramente no es la que hoy se conoce como tal [3]:

y vino y habitó en la urbe [polis, lugar comunitario] que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno –(Mateo 2:23)

Y brotará un retoño del tronco de Yeshe, y un vástago/rama (netzar) de sus raíces dará fruto–Isaías 11: 1

De ahí el lenguaje empleado por Jesús: Yo soy la vid y vosotros las ramas (netzarim)–Juan 15:5

Con todo, el término Nazareno no fue popularizado hasta el periplo apostólico:

...hemos hallado a este hombre [Pablo], una peste que excita a sedición a todos los judíos del orbe y es el jefe de la secta de los Nazarenos [gentiles y fariseos conversos] –Hechos 24:5

Las Cartas de Pablo indican que tras 17 años en Siria, formándose especialmente en Damasco, Saul Katan (Pablo) recibió del líder Yakob (Santiago) y sus dos ayudantes Simon Kefas (Pedro) y Yojanan (Juan) –los Tres Pilares de la Congregación Nazarena– un permiso de segunda generación para llevar su Evangelio a los gentiles (Gal 2:9), el cual tenía validez apostólica como parte de la Alianza Renovada o Brit Jadasha (Jeremías 31:31-33).

Pero no fue hasta el 55 A.D aproximadamente que sus seguidores comenzaron a ser llamados cristianos, en Turquía dada la similitud con el culto al dios greco-egipcio Cristo Serapis, que cada año moría y resucitaba, lavando los pecados con su sangre:

A los discípulos [de Pablo] se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía –Hechos 11:25-26

Sin entrar en detalles, hay que decir que con el tiempo, el término Cristianos Nazarenos se perdió en el olvido, sobre todo tras la invasión romana de Jerusalén en el 135 d.C, la cual cortó el débil lazo de unión que ya existía entre los Ebionitas, la Congregación de Hebreos Nazarenos y los cristianos paulinos que se hallaban escondidos en las catacumbas de Roma y otros lugares. 

El Padre de la Iglesia Eusebio de Cesarea, en pleno siglo IV, relató lo siguiente:

He sabido por documentos escritos que hasta el asedio de los judíos por Adriano [135 d.C] hubo en Jerusalén una sucesión de quince obispos, todos los cuales, según se afirma, eran judíos. En realidad, toda la Iglesia de Jerusalén consistía entonces de judíos practicantes que continuaron desde los días de los apóstoles hasta el asedio que tuvo lugar en ese tiempo –Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, Libro IV, C.5

Después de esa fecha, el yugo romano atemorizó a muchas generaciones huérfanas de cristianos que fueron incapaces de comprender el evangelio de Pablo. Y aquellos desdichados, por miedo a la espada, renegaron de las raíces hebreas para escapar de la opresión romana, instaurando una nueva Iglesia con costumbres e ideas paganas, que cristalizaron especialmente en el siglo IV, cuando la Iglesia se alió con el Imperio Romano de Constantino.

Inevitablemente, todo esto diluyó por completo la versión nazarena legítima que Pablo había adaptado para los gentiles y que podemos llamar Katolicismo Nazareno, el cual pervivió en el Gnosticismo Paulino, alcanzando con su eco a los Padres gnósticos del Desierto (Iglesia Katólica Oriental), los Donatistas, la Cristiandad Celta y otros grupos se negaron a convertirse a la religión romana, lo cual costó la vida a muchos. Una historia fascinante que reservo para otra ocasión, pues tiene su enjundia.

Ahora, de la línea judeocristiana surgieron por un lado los Nazoreanos, que trataron de preservar el cristianismo judío:



Estos sectarios no se llaman a sí mismos cristianos, sino Nazarenos–Epifanio de Salamis, Panarion 29.

Los Nazoarenos aceptan al Mesías de tal modo que no cesan de observar la Ley (Torah)–Jerónimo, Sobre Isaías, 8:14.



No tienen ideas diferentes, sino que confiesan todo exactamente como lo proclama la Ley y a la manera judía, ya que están aún apegados a la Ley — la circuncisión, el Sábado, y el resto —no están de acuerdo con los cristianos–Epifanio, Panarion 29

Los Padres de la Iglesia aseguran que estos Nazoreanos sólo empleaban el Evangelio de Mateo en hebreo. Y a Jerónimo, los Nazoreanos le dieron incluso acceso a su biblioteca para que lo tradujera al Latín. La copia fue citada por los Doctores eclesiales en múltiples ocasiones, pero con el tiempo alguien la eliminó por considerarla una herejía.


Por otro lado resurgieron entre los siglos III y IV al menos dos grupos de Ebionitas, según nos cuenta Orígenes, otro Doctor de la Iglesia. Y uno de esos grupos albergaba posiblemente a los verdaderos descendientes de la Congregación Nazarena de Jerusalén. 


En los relatos de Hechos, los Apóstoles aparecen compartiendo bienes, simpatizando con los Evyonim o Pobres, como siempre había hecho Jesús y los Nazarenos.

Sin embargo, a esos Ebionitas posteriores también se les consideró herejes en el siglo IV. Y Eusebio de Cesarea, arzobispo de Roma, mano derecha de Constantino, llegó a burlarse, como ya había hecho Orígenes, diciendo que eran pobres por su pobre comprensión del Mesías.


Con todo, se conservan valiosos escritos Ebionitas (siglos II-IV), como las Homilías Clementinas, atribuidas a Clemente, discípulo de Pedro, y las cuales demuestran una verdadera comprensión de las Escrituras, malinterpretada por quienes creen que eran enemigos de Pablo, cuando no era así. 


De hecho, el verdadero Katolicismo Paulino Nazareno incluía la famosa Llave del Conocimiento que mencionó Jesús (Lucas 11:52), la Jokma Nishtar o Sabiduría Escondida (1 Corintios 2:7-8), transmitida por los primeros Esenios Ebionitas y Nazarenos, protectores de la Primera Torah revelada, de la que ya hablé en Meditando el Padre Nuestro Original.

II-Conectando las Raíces

Tras esta breve excursión, se hace necesario regresar al siglo I para beber desde las raíces, y así restablecer el nexo, y aprender cuál era la enseñanza ebionita y nazarena original, con la reforma llevada a cabo por Yahshua
, una reforma que en modo alguno aborrece el misticismo hebreo, sino que más bien lo reafirma y adapta para los gentiles de los tiempos modernos.

Y según veremos, ya no cabe duda de que los Nazarenos –entre los que se hallaban los abuelos, padres carnales, hermanos, primos y tíos de Jesús, Yahshua–, compartían muchos elementos de vida con las famosas comunidades de Qumrán y Eyn Gedi, zonas contiguas ubicadas en el Sur de Israel, junto al Mar Muerto. Algunos miembros de la comunidad del Mar Muerto encajan con la descripción de lo que antiguos historiadores llamaban esenios, que eran la elite de la elite, los líderes del judaísmo no adulterado. 

Es difícil que los Nazarenos, Qumranitas y Esenios no fuesen ramas del mismo árbol, pues según las crónicas históricas y los documentos del Qumrán, todos ellos compartían estilo de vida, pensamiento y ritos tales como el calendario solar, el bautismo, el simbolismo del pan y el vino durante la cena sagrada (seder), la creencia en una Guerra Santa interior, un Fin de los Tiempos, la preparación para el Camino y la lectura alegórica de las Sagradas Escrituras, entre otras muchos elementos presentes en el Nuevo Testamento, hasta la expulsión de demonios, que era un elemento inexistente en el Antiguo Testamento.


Según los rollos descubiertos en las cuevas del Qumran [4], los miembros de esa comunidad incluían hombres, mujeres y niños, y se autodenominaban: Evyonim o Pobres, Evyonei Jesed o Pobres de la Misericordia, Beni Ha Aur o Hijos de la Luz, Yajad o Comunidad, y los que preparan el Camino (Derek). 

Curiosamente, los Apostoles Nezarenos fueron llamados el Camino (Hechos 24:14). ¿Qué Camino? El de transformación, Justicia interior y Amor al Eterno.

Todo esto ya debería ir despertando la curiosidad e intuición de los fieles buscadores de la verdad. Aunque bien podemos ir anticipando algunas curiosas coincidencias:

Bienaventurados los pobres de espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos–Mateo 5:3

En los textos del Qumrán, el líder de los Evyonim  o Pobres aparece siempre mencionado como Maestro de Justicia, Moreh Tzadik, entorno al cual había siempre doce líderes principales, ayudándole a preparar el Camino en el Desierto. Los Maestros de Justicia se sucedían de generación en generación ejerciendo esa labor.

Tanto Esenios, Nazarenos y Ebionitas aparecen siempre descritos como celosos protectores de la pureza de la enseñanza profética sobre el Camino, al margen de las sectas pervertidas del judaísmo, como fue la secta de los fariseos, doctores de la Instrucción-Ley o Torah, quienes contaminaron dicha Torah añadiendo tradiciones humanas. 


Otro caso claro de corrupción fueron los saduceos, sacerdotes que alegaban descender de Zadok, primer Sumo Sacerdote del Templo, lo cual estaba muy lejos de ser cierto. De hecho, los verdaderos herederos de Zadok, eran posiblemente los Evyonim del Qumrán, pues en algunos textos se autodenominan Beni Zadok, hijos de Zadok.


El término se halla relacionado con el apelativo de Moreh Tzadik, Maestro de Justicia, o Tzadik, Justo.


Y uno de ellos fue probablemente Juan el Bautista, según se deduce de los Evangelios, ya que, al igual que los Evyonim, preparaba el Camino y la venida del siguiente Maestro, que en este caso no era uno cualquiera, sino un Mesías reformador esperadao.

Se llamaba Yahshua, y evidentemente le tomó el relevo, pero ejerciendo una función más abierta y revolucionaria, lo cual explica ese cierto aire de rechazo en su familia nazarena [Marcos 6:3]. Aunque desde luego nadie cuestionó su autoridad, pues al final demostró ser el Mesías 
anunciado en Deuteronomio 18:15.

En su Epístola Canónica, el mismo Santiago, es decir, Yakob ha Tzadik, se refiere a su hermano Yahshua en estos términos:

Habéis condenado al Justo, le habéis dado muerte sin que él os resistiera–Santiago 5:6

Palabras muy similares a las que aparecen en el Documento de Damasco (I:18-21, 4Q267):

 Ellos buscaron interpretaciones fáciles, escogieron ilusiones, buscaron brechas; eligieron el cuello hermoso, justificaron al malvado y condenaron al Justo; transgredieron la Alianza, quebrantaron el precepto. Se unieron contra la vida del JustoEarly Christian Life and Thought in Social Context, Mark Harding, p.301

No hay unanimidad entre los estudiosos acerca de a qué Maestro se refería y en qué época. Pero la temática siempre se repite de un tiempo a otro, pues los enemigos de la verdadera Torah siempre eran enemigos del Tzadik, del Justo. 

Ahora, da la casualidad de que hay una inmensa lista de evidencias que apuntan a Yakob ha Tzadik, el Nazarita, como el sucesor legítimo de Yahshua, que además era hermano carnal, un dato que trató de borrar la Iglesia romana a toda costa, como veremos.

© Copyright 2015

_____________________
[1]


[2]


[3] Nazaret no aparece reconocida como ciudad en el siglo I. Ni siquiera Flavio Josefo, el gran historiador de la época, la menciona, a pesar de haber hecho una lista detallada de las 45 ciudades de Galilea, incluida Jafa, que está cerca de donde se halla lo que hoy se conoce como Nazaret. 

La Nazaret actual fue popularizada por la emperatriz Helena, madre del cristianismo, y del emperador Constantino, sumo reformador del mismo, tanto por acción como por omisión. Helena mandó erigir un sepulcro en la gruta donde supuestamente María recibió la Anunciación del Ángel Gabriel. Helena fue posiblemente quien le convenció para que declarara al cristianismo romanizado religión oficial del Imperio de Roma. Por desgracia, su hijo y la Iglesia oficial persiguió a los cristianos ebionitas, donatistas y otros que no pensaban como Roma, quienes al final acabaron marginados o pasados a cuchillo. 

[4] Para el estudio de los Rollos del Mar Muerto y los Esenios hay obras interesantes como:

The Essene Odyssey. Hugh Schonfield.

Early Christian Life and Thought in Social Context, Mark Harding

Qumran and the Essenes: A re-evaluation of the evidence. Lena Cansdale

The Dead Sea Scrolls and the First Christians, Robert Eisenman.

Otras fuentes:

Sobre los Nazarenos y su relación con Jesús, es recomendable leer el addendum contenido en The Passover Plot, de Hugh Schonfield, uno de los mayores expertos reconocidos en la materia. 

Webs de interés: