jueves, 25 de diciembre de 2014

La Luz Del Equilibrio



En un estupendo océano de luz me muevo,
mis profundidades a las de su eterna altura uniendo
–Sri Aurobindo–

Todo está hecho de luz; todo está vivo.
–Mellen Thomas Benedict y su Experiencia Cercana a la Muerte–

Yo soy la luz del mundo. El que que me siga nunca caminará en tinieblas, y tendrá la luz de la vida –Juan 8:12–

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Una lámpara no se enciende para ponerse debajo de un cuenco, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa –Mateo 5:14–

Allah es la luz de los cielos y la tierra...Luz sobre luz. –Corán, Verso de la Luz, 35, 24

La Luz no se puede ver, sólo puede ser conocida. La Luz está inmóvil. El sentido de la vista no puede responder a la quietud. Lo que los ojos "sienten", y creen que es luz no es sino movimiento de las vibraciones que simulan la idea de la Luz.
Light Does Not Travel, por Walter Russell–

Desde el punto de vista de la Luz, no hay espacio, ni tiempo, ni masas. La Luz no existe en el mundo del espacio-tiempo y la materia –Peter Russell–


Vivimos tiempos de ruido, tensión y agitación, fuente de confusión, angustia y violencia en todas sus formas. Y esto se debe a que somos fácilmente engañados por "falsas luces". Tomamos al arco iris por la Luz, cuando en realidad, nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea son simplemente una "simulación de la luz" efímera, no la verdadera Luz, fuente de equilibrio, quietud, creatividad, bondad, belleza, verdad y dicha.

Como bien demostró Walter Russell con su arte geométrico y cosmología artística, la Luz descansa en quietud magnética, uniendo y equilibrando todas las cosas, que no son más que luz eléctrica, contracciones pasajeras de la Luz.

Por supuesto, esto ya se conocía hace largo tiempo. De hecho, mucho puede decirse del antiguo simbolismo de la luz blanca y su difracción en arco iris, y esperemos poder regresar al tema pronto.

Pero más urgente es recordar lo que realmente somos, para así poder cruzar este engañoso mundo arco iris de modo seguro. Y resulta que el único Camino efectivo es el Arte de la Quietud Relajada, el estado natural de la Luz.

También se nos muestra que hay una manera de cruzar el arco iris: encontrando el estado natural de la Luz, la Quietud.

Aquiétense, y sepan que Yo Soy Dios –Salmo 46:10–

Yoga es la cesación de las fluctuaciones de la mente –Patanjali

Sin embargo, esto no es tan sencillo, porque la mente eléctrica siempre anda moviéndose de un extremo a otro: confortable-incómodo, blanco-negro, bueno-malo... 

Y no podemos pretender vivir en la consciencia relajada mientras intentemos escapar del mundo con la mente eléctrica.

Es verdad que necesitamos momentos de quietud física y mental todos los días, pero el verdadero reto es encontrar la quietud a través del movimiento de las actividades cotidianas, aprendiendo a relajar las tensiones que forman nuestra alucinación eléctrica. La quietud de la Luz no es como la inmovilidad de una piedra, sino más bien una quietud expansiva y fluida. Y si no se percibe a través de los sentidos, ¿cómo es conocida entonces?

La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz 
–Mateo 6:22–

No necesitamos buscar muy lejos para darnos cuenta de que esta “lámpara del cuerpo” se corresponde con la famosa Glándula Pineal. Sin embargo, ésta no puede encenderse a menos que nuestro centro magnético, el nervio vago que conecta la región cardiaca y plexo solar al cerebro, genere suficiente relajación, uniendo mente y sentidos en el “sentido común”.

Con todo, es necesario comprender que la Luz no puede estabilizarse en el cuerpo sin la formación de “recipientes de luz”. Yahshua no bromeaba al decir que necesitamos "vestidos de boda" para entrar en el Reino (Mateo 22:12).

Con esto en mente, veamos si somos capaces de relajar el puño mental y físico para hallar la quietud silente en medio de un mundo de ruido y espectáculo lumínico. Eso sí que sería el inicio de un Solsticio de Invierno interno, Luz disipando tinieblas. 

lunes, 1 de diciembre de 2014

Libres ahora, nada delante




Los amantes creen que se buscan,
Mas búsqueda sólo hay una: errar,
Pues este mundo es errar por ese
Cielo transparente, ambos en uno mismo.
Aquí no hay dogma ni herejía.

El milagro de Jesús es él mismo,
No lo que dijo ni lo que hizo respecto al futuro.
Olvídate del futuro.
Yo adoraría al que fuera capaz de hacerlo.

En el camino puede que desees echar la vista atrás,
o puede que no,
Pero si puedes sentir que nada hay delante,
Nada habrá.

Ábrete de brazos
Y sujeta la tela de tus vestiduras con ambas manos.
Sanar del dolor está en el dolor mismo.
Se mezclan lo bueno y lo malo.
Si no los tienes a ambos,
No eres de los nuestros.
Cuando uno de nosotros se pierde o no está aquí,
Debe estar dentro de nosotros.
No hay en el mundo un lugar como ése.

–Rumi–

Se hallaba uno yaciendo sobre una manta, en una tabla dispuesta en la cama, invadido por un malestar general, físicamente impedido y con una mente que trataba de hallar soluciones, barruntando posibilidades y futuros de manera caótica; todo vanas elucubraciones. Mas era un momento sagrado de la mañana, dedicado a la contemplación silenciosa, y una parte más serena decidió retornar a la sensación corporal y a un sentimiento puro de relax, soltando "espejismos" y "tensiones"; la quietud del corazón no se hizo esperar y destellos de algo profundo, diferente, brillaron por sí mismos; aquello que es, que soy, y que nunca dejará de Ser: corazón-mente-espacio, serenidad infinita allende las sombras y creencias ilusorias. Casi una hora después, uno se incorporó, cogió las muletas e inició el día. Los destellos de la serenidad espaciosa siguieron y siguen resonando, inspirando pensamientos y emociones más armónicas. 

Siempre tendemos a imponernos futuros y metas que se tornan obstáculos, sufrimiento, pues nunca vivimos el verdadero momento, el instante. Huir del malestar y buscar futuros mejores sólo incrementa la desdicha. Nunca hubo ni habrá "pasados" o "futuros", pues estos son tan sólo "presentes" ligados a nuestro presente, y a menudo la mente los imagina de modo impreciso. Como dijo un sabio, "si quieres que mañana sea diferente, haz que hoy sea diferente".  Sólo podemos vivir y morir aquí y ahora, en el Eterno Presente, el Reino de los Cielos que se halla dentro y fuera. Nosotros mismos elegimos cómo percibirlo.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Por qué los Corazones lloran



En momentos de dolor y desesperación, el llanto del corazón se hace más sincero y puede así alcanzar los oídos de la Esencia Divina, que se halla en necesidad de Atención a través de nosotros, pues nuestros corazones están en Su Corazón.

Maharaj, ¿por qué Diós creó este mundo lleno de problemas? ¿Por qué me creó para soportar todos esos sufrimientos?

[...] “¿Por qué creó el mundo? Para que vivieses en él. ¿Para qué te ha creado? Él está solo; Él te necesita.”

–Bhai Sahib contestando a Irina Tweedie, recogido en su diario Daughter of Fire, p.800–

Texto 2:

Cuando el amor revela su verdadera naturaleza descubrimos que no hay ni amante ni Amado. Ya no hay nadie a quien orar ni nadie que ore. Ni siquiera sabemos que nos hemos extraviado; retornamos de los estados de unión sabiendo sólo que cedimos nuestro ser y fuimos tomados. El don de nuestro yo fue aceptado de modo tan completo que no supimos nada del encuentro.

Pero cuando retornamos de esta fusión con la unidad, cuando la mente nos rodea de nuevo, podemos ver las huellas que nos condujeron a esta orilla, al lugar donde los dos mundos se encuentran. Podemos contar historias de las noches en que pedimos ayuda, las lágrimas que derramamos en nuestra llamada, de la necesidad que fue por tantos años todo lo que conocimos, una necesidad nacida de la desesperación de la separación, la desesperación más profunda conocida al alma.

Esta necesidad fue nuestra primera oración, plantada en el alma por el Uno que nos ama, que nos reclama. Esta necesidad del alma es lazo de amor, la promesa del místico para recordar a Diós. Despertamos este recuerdo con el conocimiento de nuestro olvido, la experiencia de la separación. Se nos hace experimentar que estamos separados de lo Amado, que lo hemos olvidado. Esta experiencia trae a la consciencia la necesidad de nuestro alma de retornar al Hogar, viajar de la separación a la unión. La primera oración es el suspiro del alma, el lamento de la flauta caña que ha sido arrancada de los juncos y anhela retornar. 

[...] ¿Cómo puede lo Amado estar separado? ¿Quién llama a quién? Sólo hay Uno. Entonces atisbamos la realidad detrás de las imágenes, que nuestra necesidad es la necesidad de Diós, que nuestro llanto es la respuesta de lo Amado: “Tu llamada `Allâh!’ era mi `Aquí estoy´, tu dolor anhelante mi mensajero para Ti”. El misterio del sendero es que en el círculo cerrado del amor lo Amado se llama a Sí Mismo dentro del corazón del amante. Nuestra necesidad es Su necesidad, y aún así, Él está completo en todos los aspectos. Llevamos la semilla del anhelo divino y la hacemos nuestra. Nuestra oración para acercarnos más a lo Amado es un despliegue de intimidad, un compartir algo infinitamente precioso. Lo Amado necesita nuestras lágrimas, nuestros gemidos, nuestro anhelo, nuestras oraciones. Él comparte este secreto con nosotros. 

 –Lewellyn Vaughan Lee, Prayer of the Heart in Christian and Sufi Mysticism, Chapter: The Circle of Love.

Texto 3:


Todo, sin excepción, tanto la lógica sana como los datos históricos, revela y afirma que Dios es la Bondad absoluta. El es Todo Amor y Toda Misericordia. El es el Justo Conciliador de todo cuanto existe. 

Pero si esto es así, por qué encontró la necesidad de alejar de El, debido al orgullo propio de todo individuo todavía joven y no totalmente formado, a uno de Sus hijos más cercanos, que El mismo había espiritualizado, y de gratificarlo al mismo tiempo con una fuerza igual pero opuesta a la Suya... Me refiero a Satanás. 

Esta idea, como un sol, aclaró la situación de mi mundo interior. Me hizo comprender que para una construcción armoniosa, también el gran mundo ha tenido la imperiosa necesidad de un factor incesante de recuerdo. Por esta razón. Nuestro Creador mismo se vio obligado, en nombre de todo lo que El había creado, a poner en esta situación terrible, objetivamente hablando, a uno de Sus bienamados hijos. 

Por consiguiente, ahora también yo debo hacer de uno de los factores favoritos de los que dispongo, una fuente análoga de recuerdo constante para mi pequeño mundo interior.

Por consiguiente, ahora también yo debo hacer de uno de los factores favoritos de los que dispongo, una fuente análoga de recuerdo constante para mi pequeño mundo interior. 

Surge ahora la pregunta: ¿Hay algo, en mi presencia general, que pueda, si la aisló de mí, recordarme a mí mismo sin cesar, cualquiera que sea mi estado?

–G.I.Gurdjieff, en el Prólogo a La Vida es Real sólo cuando Yo Soy– 

miércoles, 1 de octubre de 2014

El mundo es un espejo


El mundo es la mente 
–Siddharta Gautama El Buda–

El Reino de Dios está dentro de ti, y fuera de ti.
–Evangelio de Tomás–

El nivel de su ser atrae a las experiencias que vives
–Antiguo proverbio sufí–

La comprensión de que cada acto, cada palabra, cada pensamiento nuestro no sólo influye en nuestro entorno, sino que por alguna razón misteriosa forma parte integrante e importante del Universo, encaja en él como si por necesidad, por decirlo así, el mismo momento en que hacemos, o decimos, o pensamos, es una experiencia abrumadora e incluso dramática. La enorme responsabilidad que surge es aterradora. 

Si todos nosotros supiésemos que nuestros actos o pensamientos más pequeño tienen efectos de largo alcance, como para poner en movimiento fuerzas que tal vez podrían hacer añicos una galaxia ... Si nos diéramos cuenta profunda y absolutamente, si esta toma de conciencia se incrustase permanentemente en nuestros corazones, en nuestras mentes, cuán cuidadosos seríamos al actuar, hablar y pensar; cuán preciosa se haría la vida en su unidad integral. 
–Irina Tweedie, en su Diario, Daughter of Fire- 


Darse cuenta de que nuestras experiencias de vida particulares reflejan nuestro ser, debe hacernos más conscientes de la importancia de la “limpieza y pulido del espejo interior”, como dirían los místicos. Y éste es un buen aspecto a pedir en la oración; en otras palabras, en lugar de pedir un capricho, ¿no sería mejor pedir ayuda para limpiar nuestra mente y corazón, para que podamos recibir la abundancia que siempre está llegando desde las esferas divinas, y así darlo a los demás. Nosotros sólo recibimos lo que somos capaces recibir, y sólo damos lo que podemos dar. No importa cuántas oraciones y buenas actitudes podamos tener por unos momentos, si nuestras acciones y actitudes no son consistentes durante todo el día, ni siquiera lo Divino puede ayudarnos, y el mundo exterior siempre apestará, siendo un perfecto reflejo de nuestro caos interior.

martes, 2 de septiembre de 2014

Sabiduría Silente



Hay “silencios ordinarios" y Silencio. Podemos permanecer en silencio y sin embargo, parlanchines en el interior. Eso no es Silencio. Podemos estar en una tranquila habitación vacía, y sin embargo llenos de ruido mental. Eso no es Silencio. Podemos decidir no hablar en una situación determinada, y sin embargo estar gritando insultos. Y uno puede estar escuchando, leyendo, tocando un instrumento o cantando, y aún así sentir la Quietud Silente en la que todo es posible. ¿Cómo vamos a escuchar los susurros divinos si permanecemos siendo ruidosos salvajes?





El silencio es el lenguaje de Diós, el resto es mala traducción –Rumi

Orar no significa escucharse a uno mismo hablando. La oración conlleva hacerse silencioso, y permanecer en silencio, hasta escuchar a Diós.
 –Søren Kierkegaard

Alma mía, espera en silencio solamente en Dios, pues de Él viene mi esperanza 
Salmo 62:5

Y ella dijo: Bebe, señor mío. Y enseguida bajó el cántaro a su mano, y le dio de beber. Cuando había terminado de darle de beber, dijo: Sacaré también para tus camellos hasta que hayan terminado de beber. Y rápidamente vació el cántaro en el abrevadero, y corrió otra vez a la fuente para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. Entretanto el hombre la observaba en silencio, para saber si el Señor había dado éxito o no a su viaje 
Génesis 24:18-21

Entonces un espíritu pasó cerca de mi rostro, y el pelo de mi piel se erizó. Algo se detuvo, pero no pude reconocer su aspecto; una figura estaba delante de mis ojos, hubo silencio, después oí una voz: `¿Es el mortal justo delante de Dios? ¿Es el hombre puro delante de su Hacedor? –Job 4:15-17

Estemos en silencio para poder escuchar los susurros de los dioses –Ralph Waldo Emerson

El silencio es el verdadero amigo que nunca traiciona 
–Confucio

Un hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras –viejo proverbio

El silencio no siempre trae Sabiduría –Samuel Taylor Coleridge 

El silencio no es la ausencia de algo, sino la presencia de todo –John Grossman

Cuando permanezco en silencio, hay truenos en mi interior –Rumi





viernes, 1 de agosto de 2014

Reconociendo Su Historia

Khidir

Dejar que el Ser Divino viva la vida a través de nosotros es la esencia de todo camino espiritual genuino, una verdad que ha sido expresada en innumerables mitos e historias desde tiempos inmemoriales, no sólo por Pablo (no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí). Después de todo, la humanidad moderna está destinada a convertirse en los ojos del Uno; en otras palabras: Ser en el Mundo. En esto se basa una tradición ancestral heredada por místicos sufíes, quienes sostienen que este glorioso evento tiene lugar "donde los dos mares se encuentran", el punto en el que Moisés pudo encontrar al Sabio Khidir, ese enigmático hombre verde presente en tantos cuentos, incluso la tradición celta [1]. Una figura que representa el "contacto" con la Sabiduría que viene de la vida misma, no de los libros o los maestros de carne y hueso; los guías externos sólo pueden apuntar al verdadero Maestro de Todo. La Divinidad puede brillar y enseñar en cada aspecto de nuestras vidas, si estamos lo suficientemente despiertos como para reconocer Su Historia de Amor.
Para ahondar más sobre este punto, merece la pena escuchar la charla y el capítulo Donde los Dos mares Se Encuentran [2], a la que pertenece el siguiente fragmento:
¿Por qué no podemos entregarnos a este amor, a esta fuerza? ¿Por qué luchamos, tratamos de defendernos, nadamos contra corriente? Esto es también parte de nuestro drama humano, las dudas y la angustia, la ira que viene de dentro, de lo profundo. No es fácil rendirse, entregarse. No estamos hechos de ese modo. Requiere tiempo inclinarse ante Dios. Y tenemos que inclinarnos una y otra vez, siempre cuando somos más vulnerables. Y sin embargo, del ser apaleado por el amor nace algo, un silencio, una cualidad de ser, una suavidad que forma parte de la dulzura del amor. Hay muchas maneras en que lo Divino cobra vida dentro de nosotros. Esta alquimia interior es la promesa del corazón: que si permanecemos en el lugar donde los dos mares confluyen, seremos transformados, que el amor nos revelará sus secretos, secretos que son a la vez humanos y divinos.
Los secretos divinos son en muchos sentidos más obvios: experimentar la unidad que forma parte de toda la vida así como de nuestra relación con nuestro Amado [lo Divino], la infinitud del amor, su éxtasis embriagador, la paz interior que puede aportar, la compasión. Hay muchas cualidades de nuestra naturaleza divina. Pero ¿qué es de los secretos humanos que son revelados? ¿Qué se nos muestra acerca de nuestro mar? Sí, existe la cotidianeidad de la vida que se nos devuelve, la simplicidad de "cortar leña y llevar agua". Tradicionalmente Khidr aparece en su forma más común y corriente, a menudo pasado por alto hasta el momento que ha desaparecido: el pescador que conocimos en el puente, el niño que nos sonríe. Y en esos momentos común y corrientes desaparece toda imagen de nosotros mismos con dificultades o problemas, y experimentamos la vida con un frescor que forma parte del momento; quizá atrapemos la risa existente en lo más profundo de las cosas. Estamos más plenamente vivos.
Me gustaría decir que esto es todo, este retorno a la simplicidad de nuestro ser. Tiene la cualidad del retorno al Edén, recuperando la inocencia de una infancia que quizá no hayamos tenido nunca. No hay juicio, sólo conciencia pura y a menudo alegría. Observando el vuelo de los pájaros, viendo caer una hoja en el viento, experimentamos la vida como plenamente presente. Se me han dado momentos semejantes, que, como un fuego en invierno, dan calor y luz. Pero, ¿qué pasa con la persona que ha hecho el viaje? ¿Se perdieron simplemente todas sus historias a la luz de este sol? ¿Queda algo del viajero? He llegado a la conclusión de que, incluso cuando toda imagen de uno mismo ha sido disuelta como el rocío, queda una historia que tiene un sentido y un propósito. El camino del amor produce muchas cicatrices, a menudo cicatrices en el corazón, y no todas desaparecen, aunque su drama haya disminuido. Nos cuentan algo acerca de lo que significa ser humano, estar en el lugar donde los dos mares confluyen, ver revivir al pez muerto. Y sin embargo, ya que en los momentos de experiencia real no existe el tiempo, simplemente existe el instante, esas historias no forman parte de ningún pasado; son simplemente parte de lo que es. Son parte esencial de nuestra experiencia mística humana, de nuestro conocimiento más profundo de nosotros mismos.
Durante mucho tiempo traté de dejarme a mí mismo atrás, de abandonarlo como los restos de un coche viejo. Pero siempre quedaba algo llamándome de vuelta. Una y otra vez intenté evitarlo, intenté purificarlo con amor, disolverlo con luz. Pero quedaba siempre, como si su historia necesitase ser contada y su significado descubierto. Y es ahí donde yo estoy en este momento, con asombro y tristeza, sabiendo que hay una parte de mi historia que todavía está esperando. Ya no es una historia de lucha y transformación, el dolor de la separación, el éxtasis de la unión. Y sin embargo, porta el recuerdo de esos estados. Porta además un recuerdo de que estamos siempre separados de nuestro Amado, somos siempre un siervo a Sus pies, incluso teniendo presente el conocimiento de que la separación es una ilusión y que todo es uno.
Entonces, ¿quién es la persona que está presente en este lugar, cuya luz es parte de la luz de Dios incluso aunque necesite vivirla en mi pequeña vida? ¿Qué sucede realmente cuando confluyen estos dos mares? ¿Se mezclan y entremezclan como uno, o conserva cada mar sus cualidades propias, uno hablando del infinito océano, el otro de la experiencia humana común y corriente? ¿Cómo confluyen dentro de mí, y qué historia cuentan?
Cuando Moisés encontró a Khidr en aquel lugar, le preguntó: "¿Puedo seguirte, para que me enseñes algo del conocimiento y la guía que te han sido otorgadas?". Pero Khidr dijo que Moisés no sería capaz de soportar el estar con él, ya que "¿Cómo puedes aguantar lo que no comprendes?" (Sura 18:68). Moisés trató de seguir a Khidr tres veces, hasta que finalmente tuvo que dejarlo, incapaz de soportar sus acciones. En este viaje parece que lo humano y lo divino van por caminos separados, y sin embargo, el sendero místico es soportar lo que no podemos entender, seguir sus pasos sin saber el porqué. No se puede explicar la experiencia directa al yo racional; tenemos que dejar atrás a nuestro Moisés a la orilla del mar. Y, no obstante, hay también un yo humano que hace el viaje con Khidr, que no cuestiona o busca entender. Es el yo que permanece.
Y por medio de este yo, algo es revelado que está oculto a la dimensión más vasta de nuestro ser. No es sólo la lucha y confusión, el anhelo y amor, el entregarse e intentar rendirse. No es ni siquiera la simple conciencia del momento que ve el mundo con ojos abiertos. Nuestro yo humano puede llegar a saber algo sobre el encuentro de lo humano y lo divino, un encuentro que tiene lugar en todo momento con cada respiración y, sin embargo, es ocultado muy rápidamente por los patrones de la existencia, por el juego de colores y formas que llamamos vida. Lo Divino viene a la vida en cada momento y, en cada momento, es ocultado este misterio, en el mismo instante en que es revelado. Es más rápido que un latido del corazón y es muy fácil pasarlo por alto. Solamente lo puedes ver si estás en el lugar donde los dos mares confluyen, donde lo humano y lo divino se juntan. Si miras sólo hacia lo Divino, la luz es demasiado brillante para verlo. Y si estás atrapado en los dramas del ser humano, serás demasiado lento para darte cuenta de ello.
Pero en todo momento este secreto está presente. Es un momento de intención divina, una chispa de propósito divino, que es al mismo tiempo nuestra intención y propósito. Se dice que cada uno de nosotros tenemos un propósito único, divino, una nota del alma que sólo nosotros podemos tocar. Y esta nota única sólo se puede tocar en este mundo, en el tiempo y el espacio, en el limitado mundo de formas. En los mundos interiores que se extienden más allá del horizonte existe otra música, hermosos sonidos celestiales. Pero aquí, en este mundo, cada uno de nosotros tenemos una vocación y un propósito, y parece ser que gran parte del camino de la vida es tratar de vivir este propósito, de tocar esta nota. Es la mayor aportación que podemos hacer.
En cada uno de nosotros existe un deseo vehemente de vivir este propósito, de "encontrar el sentido y hacer del sentido nuestra meta". Esto es lo que nos llama a lo largo de nuestro viaje por la vida, y para alguna gente, si son afortunados, se desarrolla por medio de los acontecimientos de su vida, una vida que entonces se vuelve profundamente significativa y satisfactoria. Están viviendo el propósito de su vida. Por supuesto que también es fácil descarrilarse, atrapados en las ilusiones del mundo, sus placeres y sufrimiento. Entonces perdemos el contacto con nuestro propósito singular y la vida se vuelve paulatinamente cada vez con menos sentido, por mucho que intentemos llenarla de distracciones. Para alguna gente la vida espiritual ofrece un modo de intentar recuperar este sentido, de reconectarse con este propósito, y, sin embargo, tiene también sus distracciones propias, ilusiones de luz o "desarrollo espiritual". Hay muchas maneras de perderse en este mundo.
Pero bajo el juego de los acontecimientos, la búsqueda de significado y propósito, el perder y encontrar, está el simple encuentro de lo Divino y lo humano: el propósito divino que toma forma humana. Esto es lo que sucede donde confluyen los dos mares, este es el significado de Khidr apareciendo como una persona normal y corriente. Porque uno de los mayores misterios es que hay un propósito divino que sólo se puede revelar en este mundo de formas, y como seres humanos portamos ese propósito en nuestros corazones y en la luz de nuestra conciencia. Portamos la luz de lo divino que viene al mundo, la ola del mar divino que confluye con la ola del mar humano. Somos el propósito divino que se pone de manifiesto. Es la historia de amor oculta del mundo, lo que los sufíes llaman el secreto de la palabra "Kun!" ("¡Ser!").
Toda la lucha y búsqueda de significado lleva a uno a este lugar, a este encuentro que tiene lugar una y otra vez en cada instante. Las corrientes de lo Divino vienen a reunirse con nosotros, y nosotros vamos a reunirnos con lo Divino. Y en este encuentro nos fundimos y somos uno, y sin embargo, también permanecemos separados, porque, como Ibn 'Arabî nos recuerda, "el siervo es siempre el siervo y el Señor es siempre el Señor". Esta es la promesa y el sufrimiento del místico: anhelamos el retorno al océano infinito del amor, fundirnos de nuevo en la fuente. Y sin embargo, tenemos que permanecer aquí en este mundo físico de multiplicidad para tocar la nota singular de nuestro ser. Tenemos que honrar lo que significa ser un ser humano aunque hayamos degustado lo que significa disolverse en el amor.
_______________________
[1] La historia Sir Gawain y el Caballero Verde, no tiene desperdicio.
[2] Extracto del capítulo final de Fragments of a Love Story: Reflections on the Life of a Mystic. Traducido en:
Y para aquellos que entiendan inglés, es recomendable escuchar al propio autor, Lewellyn Vaughan Lee, quien lo comenta:

martes, 1 de julio de 2014

Pesca espiritual


ICHTHYS 

El Evangelio de Tomás el Mellizo es sin duda uno de los textos más importantes para entender la forma no distorsionada del primer cristianismo.

A diferencia de lo que se pensaba, no es un texto gnóstico heleno, ya que este evangelio tiene un sustrato arameo y por tanto es más bien nazareno-ebionita.

Es más, refleja muy bien las enseñanzas de Yahshua, el Nazareno. Algunos de sus 114 dichos –atribuidos al Maestro–, completan pasajes de los Evangelios canónicos, lo que llevó a algunos estudiosos a identificarlo como parte del famoso Q Documento que se planteó la hipótesis de que la fuente de Lucas, Mateo y Marcos.

En él se nos revelan claves importantes:

(1) Y él dijo: "El que encuentre la interpretación de estos dichos no experimentará la muerte." 
(2) Jesús dijo: "Deja que aquel que busca siga buscando hasta encontrar. Cuando encuentre, se turbará. Cuando sea perturbado, se asombrará, y reinará sobre todas las cosas
(8) Y él dijo: "Los seres humanos se asemejan a un pescador inteligente que, habiendo echado la red al mar, la sacó llena de pequeños peces pequeños, y al encontrar entre ellos un gran pez, devolvió los peces pequeños de nuevo al mar, eligiendo sin esfuerzo al pez grande. Quien tenga oídos para oír, que oiga 

Innumerables son las veces en que los textos sagrados consideran a los humanos como "muertos vivientes", y  coinciden en mostrar la senda para ser "resucitados" antes de la muerte del cuerpo físico, e incluso antes de la redención final de aquellos espíritus que esperan en los cielos inferiores en estado semi-consciente –según las enseñanzas hebreas. 

Sin embargo, la resurrección no viene por sí sola, con la mera creencia, sino con la "comprensión, transformación y "fe-confianza adquirida a través de un intenso proceso de trabajo interno. 

Pero antes de llegar ahí, uno debe darse cuenta del propio estado miserable, de cómo la sombra ordinaria desperdicia el día con todos sus "miedos", "preocupaciones", "juicios negativos", "gustos y aversiones", subidas y bajadas que nos privan de nuestra más preciada joya, la verdadera naturaleza profunda. 

Cuando uno ve esta condición miserable, uno siente remordimiento. Mas cuando encuentra lo profundo, se llena de gozo y respeto reverencial: Cuando encuentre, se turbará. Cuando sea perturbado, se asombrará.

Un reconocimiento que conduce inevitablemente a experimentar la necesidad de "retornar" al verdadero Ser. 

¿Por qué habríamos de permanecer cautivos, a merced de la ilusión de pequeños egos que nos roban el derecho a Ser, haciéndonos pagar el precio? 

Es por esto que estamos destinados a convertirnos en "pescadores inteligentes", echando fuera de la red los "peces pequeños", eligiendo sin esfuerzo al Pez Grande

Ahora, ¿qué es el pescado grande? ¿Por qué sin esfuerzo? 

Una respuesta clara aparece en una de las cartas de Pablo: 

He sido crucificado con Cristo; sin embargo, ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí (Gálatas 2:20) 

En otras palabras, el trabajo espiritual no se basa en el esfuerzo de nuestra personalidad cotidiana, sino más bien en un no-esfuerzo, en abandonar nuestras “pretensiones”, dejando que nuestra "naturaleza divina enterrada" tome el mando y cargue con nuestros sufrimientos. La diligencia, la atención correcta y el discernimiento tienen lugar dentro de la Luz libre de la Consciencia, que espera a ser realizada.

_______________ 
Para una versión completa del Evangelio de Tomás: 
http://gnosis.org/naghamm/gthlamb.html

domingo, 8 de junio de 2014

Respeto Reverencial



El principio de la Sabiduría es el Temor del Señor y el Conocimiento del Santo es Inteligencia (Prov 9:10)  

El Temor del Señor es aborrecer el mal; el orgullo, la arrogancia, el mal camino, yo aborrezco (Prov 8:13)
[1]
 Ver también Éxodo 20:20, Proverbios 1:7 y Salmo 111: 10 

Rabbí Shimon Bar Yochai,  a quien se le confió la revelación del alma de la Torah, dictó lo siguiente, en referencia al "temor del Señor", que es más bien Respeto reverencial hacia la Luz, remordimiento consciente, y temor a salirse del Camino de Justicia, no por miedo al castigo, sino por amor al Eterno:
Entonces comenzó el Rabino Simeón el discurso sobre la doctrina secreta. "En el principio creó Dios" (Gen. I. 1). Estas palabras se incluyen en el primer mandamiento que se conoce como "el temor del Señor", el primer paso en la adquisición de la verdadera sabiduría y el conocimiento. También se conoce como el principio, ya que es la verdadera puerta por la que entramos en los misterios más altos de la vida divina y es la base sobre la que el mundo existe. Hay tres tipos de miedo, dos de los cuales son inútiles en la búsqueda de la verdad, y que no tienen referencia excepto en relación a placeres y deleites corporales, y la preservación de la riqueza, y por tanto, carecen enteramente de mérito. El verdadero temor del Señor es el afecto que surge de un sentimiento de reverencia hacia el Bendito Uno, en tanto que todo poderoso, raíz sin raíz de toda la vida y la existencia, y en cuyos ojos el universo sin límites, con todos sus habitantes, son como nada. Éste es el temor que, al ser ejercitado, acerca el momento en que la voluntad divina prevalecerá universalmente en todo el mundo [2].

Recordando el artículo, Oración, Temor del Señor  y Remordimiento (publicado en la Pascua de 2013), el "temor de Dios" no es ni "temor a Dios" ni "miedo de ofender a Dios", sino el respeto reverencial inspirado por algo tan perfecto y sublime que nos hace sentir la propia imperfección; pero también es temor de no amar adecuadamente, el cual proviene del mismo Espíritu Santo o Consciencia divina, que constituye el verdadero Ser de cada uno.

Ello entraña una sensación de vulnerabilidad ante la presencia de la Luz divina, la cual choca con la transgresión de la mente y el corazón, llevando al remordimiento consciente purificador.

Sólo este amor reverencial y remordimiento ante lo sublime puede ayudar al aspirante a caminar por el estrecho sendero de la Justicia.

Lo sublime es lo "absolutamente grande", el "último reducto del yo", como Emmanuel Kant señala en su Crítica del Juicio [3], en la que también se refiere a la combinación de "miedo" y "asombro" vividas cuando uno se sumerge en la grandiosidad de la Naturaleza. 

Curiosamente, a pesar de ser un intelectual, en ese tratado de Estética, incluso llegó a admitir que un sentimiento tan sutil revela un "yo nouménico o suprasensible" que tiene su propia actividad: "pensar en el infinito como un todo, presupone la capacidad de la razón teórica [contemplativa] en sí, es decir, una" facultad " que es un Ser suprasensible."

Un Ser que en términos judeocristianos se llama Espíritu Santo, la manifestación divina, includio el ser de cada individuo.

Los pitagóricos acuñaron el término "theoría", que originalmente se refería no al "pensamiento conceptual", sino a la contemplación divina mediante la cual el Uno genera el Universo. Es la divina inteligencia creativa conocida como Jokmah por los kabalistas y Noûs por platónicos, neoplatónicos, y Logos por los Cristianos.

Todo aquel que logra ir más allá de la "mente egoísta", más allá del sentido del "Yo y mío" (fuente de temor egoísta), participa  conscientemente en la Gloria de la creación, cerrando el círculo. 

Así el Absoluto Ilimitado se contempla y realiza a sí mismo a través de Adán, nada menos.

Haciéndonos eco del rétor Longino y su tratado Sobre lo Sublime, del siglo I d.C:
"Porque nuestra alma se eleva fuera de la naturaleza a través de la verdad sublime; se codea con espíritus elevados, y se llena de alegría orgullosa, como si ella misma hubiese creado lo que oye."

¿Podría ser ésta la razón por la cual el rabino Shimon bar Yochai vino a decir en la introducción del Zohar que el “Respeto del Señor” es el fundamento sobre el que existe el mundo?

___________________________
Imagen:
Fotograma de Die vom Weiße Hölle Piz Palü, por Arnold Fanck, 1929 Cortesía Matthias Fanck. 
[1]  El Zohar (Números 220b), ve a Jokmah como koach (potencial) y mah (puro Ser desinteresado). Jokmah es un estado de plenitud creativa, puro Ser potencial (ver Salmos 34:9, Job 28:12; Salmos 104:24; Eclesiastés 7:12).

[2] Zohar, El Libro del Esplendor, Introducción. Traducido a partir de la versión publicada en:
http://www.sacred-texts.com/jud/zdm/zdm002.htm
[3] Emmanuel Kant, Crítica del Juicio, #106-108.
[4] La conexión entre el Cristianismo y la Kabalah se conoce desde hace siglos. Sin ir más lejos, el rabino Moisés David Valle (siglo XVIII) ya sostenía que el Cristianismo era la nueva forma de la Kabalah, elaborada expresamente para los gentiles (las ovejas perdidas de Israel en particular), y ocultada a los ojos dogmáticas de Fariseos y los Saduceos, que se negaron a aceptar que Yahshua era uno de los Mesías profetizados. Este rechazo ciego habría sido la causa por la que fracasó el segundo intento de restaurar la verdadera Humanidad adámica, lo que requiere una segunda venida que estaría aconteciendo ya en el interior de cada ser humano justo.

Un claro ejemplo de la continuidad entre el Judaísmo y el Cristianismo es la sabiduría contenida en el Tetragrammaton, YHVH (Yod, Hei, Vav, Hei), el impronunciable Nombre del Eterno que alude a una división cuádruple del Mundo a la que se alude Isaías 43:6
El fundamento de la Kabbalah es el Árbol de las Vidas (Etza Jayim), Sabiduría de la que gozaron los primeros Humanos de Luz antes de caer al mundo físico, y la cual debe ser rescatada para la regeneración espiritual del Humano Originario. 
Sus diez esferas (Sefirot) representan estados y atributos del Eterno, no al Eterno en sí mismo, que es incomprensible. La tradición expresada en obras cabalísticas tempranas como el Bahir transmiten que el Uno Sin Límite (Ayn Sof) se contrajo (tzimtzum) para crear un Vacío en el que Todo pudiera Ser. En términos pitagóricos: el Uno se refleja en el Cero para que lo Múltiple sea. La humildad divina en su máxima expresión.

La YOD en YHVH corresponde a Jokmah (Sabiduría), conocida como Padre (Abba) en su función de Palabra Creadora o Logos, origen de Ideas Semilla, cuyas líneas de fuerza irradiadas rebotan y se entrecruzan en el Vacío Luminoso, generando así la Matriz geométrica llamada Binah (Comprensión), primera configuración de Ima, Madre de todas las formas que hace posible las bases para la Comprensión de la Vida. Aquí es donde la tradición ubica a Yhvh Elohim, cuerpo del Eterno.

La HEI de YHVH se encuentra en el Mundo Mental de la Creación (Briah), y corresponde al despliegue de Binah, que puede verse como la Virgen María concibiendo por obra del Espíritu Santo (Ruach ha Kodesh), es decir, la Espiral de Luz Inteligente. A través de ella los Arcángeles recrean en su Mente tanto las ideas semilla del Logos-Hochmah como las formas de vida inspiradas por Binah.

En este mundo mental de la creación se establece el equilibrio entre el proceso constructivo de la cuarta sefirah, Jesed (Bondad), fuente de abundancia, y las leyes restrictivas de la quinta, Geburah (Severidad), sin la cual todo crecería hasta convertirse en un cáncer cósmico. El camino medio es siempre la mejor solución.

La VAV en YHVH corresponde a la sexta esfera, Tifereth (Belleza), conocida como el Pequeño Rostro (Zeir Anpin), el Hijo, el Niño Cristo, futuro Esposo y Rey que media entre el Mundo Mental y el Mundo Emocional de la Formación (Yetzirá), que es donde las semillas originales del Logos-Hochmah cristalizan en formas concretas y se preparan para encarnar en el mundo físico de acuerdo con los esquemas establecidos en reinos superiores. Aquí es donde el primer Adán fue formado (yetzirah), en el Jardín del Edén inferior, que no era físico y se hallaba en Yesod (Fundación), la novena sefirah, la cual se hizo más densa con la Caída dando lugar a la experiencia física de la tierra.
Finalmente, la última HEI en YHVH corresponde a la Novia (Nukva), que se encuentran en el Mundo de Acción (Assyah), que incluye al mundo físico, siendo donde las almas humanas son entrenadas siguiendo las metas más altas con el fin de preparar el Reino (Malkuth), facilitando el nacimiento interior del Niño Crístico que logra convertirse en Rey en cada corazón puro, como Yahshua mismo ejemplificó. La tierra física es donde la Luz Divina se manifiesta en el ser humano como Hija Novia, la llamada Shekinah, que es el Espíritu Santo individual, único e irrepetible.
Sobre la conexión entre Cristianismo y Kabbalah hay dos interesantes conferencias:
http://www.youtube.com/watch?v=IFxYPznJuKc