Saludos buscadores de la Verdad.
A continuación vamos a ver la llamada dinámica cada vez más comentada y conocida como Narcisista vs Empático, donde la víctima puede no ser hiper-empática, pero sí lo suficientemente sensible para ser controlada y manipulada emocionalmente.
A mí la expresión "narcisista" me resulta demasiado vaga, ya que el mito de Narciso, el Personaje mítico que se enamora de su propio rostro y proyecta su carencia en el mundo externo, es aplicable a personas que no cumplen el patrón del que voy a hablar. Puede haber narcisistas y personas egocéntricas de muchos tipos.
Por eso prefiero referirme al Vampiro Emocional, que sí tiene un arquetipo clásico, como el de un Drácula Seductor.
La misma Saga Crepúsculo es otro ejemplo de cómo este arquetipo ha teñido relaciones sentimentales apasionadas o tormentosas que parecían salvíficas o románticas.
El papel de "amante salvador" puede ser jugado tanto por el vampiro emocional como por la víctima que desea ayudarle a cambiar.
Esto, por otro lado, no es casual, ya que lo que mueve al Vampiro Emocional no son meros traumas emocionales, sino que hay algo más oscuro en el fondo, como luego indagaremos.
El vampirismo emocional puede darse en muchos contextos, incluso grupos religiosos, relaciones de familia, empresas o grupos de amigos.
De modo que vayamos al lío, que en este caso viene cargado de fuertes emociones.
En primer lugar, cabe destacar que algunas personas son empáticas o hiper-sensibles, y eso las hace amar sin máscaras, siendo sensibles al sufrimiento o sentir de otros, queriendo ayudar a los que necesitan ayuda, y lo hacemos dando generosamente, potenciando las cualidades positivas de otros, sin tretas emocionales, dando todo de nosotros sin pedir nada a cambio, aceptando incluso el dolor que otros nos puedan causar, sin querer vengarnos.
En cambio, hay personas que se aprovechan de eso, porque nunca recibieron amor genuino en la infancia, y son adictos a ser reconocidos, necesitando alimentarse de la atención y cariño ajeno, de personas que también sufrieron ausencias en la infancia, pero las vivieron de otro modo.
El ansia de reconocimiento les lleva a veces a desarrollar empresas que están cargadas de megalomanía. Puede haber vampiros emocionales que se dediquen a la filantropía, a rescatar a gente de las calles, o a alimentar a un regimiento de pobres si eso les ayuda a ganar atención.
Y como los vampiros emocionales necesitan alimentarse de una atención apasionada, inconscientemente buscan la manera de atraer personas a su dinámica, con una combinación de intensidad emocional ausente de calma, un ajetreo de actividades donde el vampiro siempre es el centro de atención, un aparente amor, una falsa generosidad, así como juegos emocionales y desprecios que rompen nuestra verdadera imagen, haciéndonos sentir miserables una y otra vez, llegando al punto de querer huir, y sentir que no hay escapatoria.
Durante un tiempo los vampiros narcisistas pueden elogiar a la persona de su interés, sugiriendo lo mucho que aporta, cuánto la quieren y necesitan. Y las víctimas empiezan incluso a disfrutar en el fragor de su apasionada actitud, discursos, o actividades.
Así la personalidad se infla y confía, como un pollo siendo engordado con maíz.
Ahora, cuando consiguen atención y hay algo que no les agrada de nosotros, empiezan a lanzar sutiles pullas, ciertos comentarios hirientes y despreciativos, a veces muy sutiles, ya sea a lo que la otra persona es o hace, o con quién está. Atacan incluso a todo aquel que amenace su círculo de confianza y basan su discurso en el control y ataque.
Así, poco a poco hunden el auto-estima de la víctima.
El pollo empieza a ser desplumado.
Eso al principio choca, pero una parte interna dice: "no, ¿cómo va a ser posible que sea tan cruel si parece una persona íntegra que ayuda a los demás? ¿Cómo me va a querer dañar si me quiere? Será que no se da cuenta. Será que está ofendido"
Y paso a paso la víctima va tragando y tragando, hasta que un día se cansa y pone límites, e incluso se ausenta de su juego por un tiempo, se sale de su zona de confort.
El pollo osa salirse del corral.
Entonces el vampiro se vuelve más agresivo y obsesivo, lanzando constantes mensajes hirientes o sarcásticos a su presa, donde la hace sentirse culpable, rompiendo la imagen que ella tiene de sí, y amoldándose a la imagen que el narcisista tiene de su objeto. Para él, la pareja o persona de interés es la causa del problema, y encima lo va aireando a otros, como si la víctima fuera responsable de su sufrimiento.
Del mismo modo que hace a la víctima dudar de sí misma, también se las apaña para convencer a otros, usando una Campaña de Desprestigio, en la que otros caen, creyendo al narcisista.
Puede que incluso genere conflictos para involucrar a otros, y así alimentarse de la situación caótica. Lo hace de modo obsesivo, en lo que se llama Repetición Compulsiva de manipulaciones.
En este proceso puede lograr incluso que la víctima reaccione con ira o rabia, o manipulación, asemejándose al mismo narcisista. Esto se conoce como Proyección Identificativa. La víctima absorbe así el carácter de su agresor.
El vampiro también suele recurrir a la táctica del "descarte", pequeños alejamientos, bien dejando de escribir en su WhatsApp, u otro medio, bloqueando o dejando de hablar, si bien luego desbloquea y habla como si nada hubiera pasado. Es lo que se conoce como descarte intermitente, que precede al amago de descarte final, pues a menudo también recurren a supuestas rupturas finales, para generar más confusión en la víctima.
En esa dinámica los narcisistas siempre se muestran como las víctimas, los que han ayudado y dado todo sin pedir nada a cambio. Pueden elevar o endulzar el tono de voz, comenzando a lloriquear, a decir que se han sentido decepcionados y traicionados por ti, que eres un traidor/a, que les has destrozado la vida...
Siempre andan hablando de traidores y manipuladores, cuando ellos mismos son los más expertos en eso.
Así generan acusación en los demás y culpa en las víctimas, arrastrando a muchos a su remolino de emociones confusas que generan confusión y por tanto disonancia cognitiva, desorientación que lleva a la sumisión.
En ese punto la persona ya ni se entiende a sí misma y ve incluso cómo otros que antes la apreciaban, dejan de hablarla, se distancian, y eso la hiere aún más, porque se siente culpable o al menos abandonada, fuera de un círculo de apreciación, siendo blanco de acusaciones infundadas.
Aquí ya se han puesto cercas y perros guardianes en el gallinero.
Sin embargo, no todo acaba ahí. A menudo, de nuevo un día el vampiro adicto a este juego, cambia de repente, y vuelve a dar un respiro. Saca otra vez el maíz. Dice que admira a su pareja o personas de interés, por lo que han logrado, o lo maravilloso que es todo cuando trabajaban juntos, lo bueno que es todo lo que pasaron juntos.
Y casi milagrosamente, eso capta la atención positiva de nuevo.
El pollo se confía de nuevo.
En este punto del proceso, a la mínima tensión, algunas personas prefieren no salirse del bucle y permanecer, por miedo a ser criticados/as y experimentar esa intensa lluvia ácida de manipulaciones.
El no sentirse criticados también genera adicción, porque se liberan endorfinas cerebrales para calmar el dolor psicológico infligido.
Ningún pollo o gallina se sale de un corral electrificado.
Esto es particularmente intenso en relaciones sentimentales donde se hace creer a la víctima que va a haber un cambio, que todo irá mejor, que las cosas serán diferentes, que no pueden separarse. Lo cual se incrementa cuando la víctima adopta el rol de Salvadora/or.
Es la estrategia del Hoovering o Aspiración de vuelta a la Prisión mental, donde el vampiro comienza a tratarte bien y halagarte.
Vamos a llamar a esto el hechizo del vampiro emocional, que involucra lo que en psicología se llama amnesia perversa, pues hay olvido de desprecios, y disonancia cognitiva, una ausencia de comprensión de la situación [1].
Por ejemplo afecta mucho más a mujeres que sienten no pueden dejar una relación de pareja, por miedo al estado negativo en que les pone su pareja o represalias. Prefieren dejar las cosas sin crear conflictos.
Así el problema se va haciendo más grande, porque como estos patrones no se ponen al descubierto, no hay toma de conciencia, y los enganches emocionales se hacen más fuertes, ya que la víctima anhela respeto y amor de esa persona, pues siente que hay algo inconcluso. Entonces le da otra oportunidad y vuelta la burra al trigo.
Mientras tanto, el vampiro emocional se alimenta, porque en realidad no ama conscientemente a su víctima, y mucho menos desea cambiar, sino que su pasión es la relación tóxica misma; lo que le mueve es el hambre de intensidad por las experiencias fuertes, el ajetreo emocional y deseo de atención por parte de gente con valores.
Pero estos intensos tiras y aflojas son tan agotadores, que la ansiedad interior destroza hasta la salud.
Rompiendo el Hechizo del Vampiro
Muchos vivimos estas situaciones en propias carnes y nos hizo tanto daño que tuvimos que cortar relaciones, así como tomar distancia y ahondar en el fondo del problema a conciencia.
Sin embargo, por falta de experiencia, algunos lo hacen del modo incorrecto, reaccionando, o no comunicando las cosas debidamente, dejando asuntos pendientes por medio de silencios indebidos cuando hay que hablar o palabras inadecuadas en momentos no adecuados, o picando pequeños cebos dejados por el vampiro emocional.
A menudo hay intentos de alejamiento, pero al final la ruptura del patrón parece imposible, porque los enganches son demasiado fuertes y las tretas de captación de atención son muy sutiles.
La estrategia preferida del Adversario Acusador es siempre hacer creer a otros que sus víctimas o su círculo, son los que tienen los defectos que él mismo manifiesta, lo cual hace a la víctima sentirse culpable o responsable por lo que pasa.
Y una estrategia muy empleada es el llamado contacto cero, que implica dejar de responder mensajes o llamadas atención, para no caer de nuevo en manipulaciones mentales, hasta que cesa o se debilita el asedio del vampiro, el cual puede diseñar estrategias de enganche muy retorcidas: desde mensajes por bizum, falsas acusaciones que llevan a la víctima a los tribunales, y sabe Dios cuántas cosas más.
El problema es que esto puede desencadenar una reacción negativa.
Por eso el contacto cero no es el mejor modo, sobre todo si la víctima tiene una vía de escape que eleve su conciencia y auto-estima. Porque entonces puede haber comunicación, pero más fría y distante, mostrando la mejor vida que lleva sin necesidad de relacionarse con él, sin artimañas. Entonces el vampiro sabe que sus estrategias ya no tienen poder.
Sed astutos como serpientes y mansos como palomas, dijo Yeshua, quien también incitó a amar a nuestros enemigos, no en sí mismos, sino porque nos ayudan a ver dónde somos débiles, y qué debemos soltar.
Desgraciadamente, en muchos casos la persona teme represalias o críticas adicionales, incluso de otras personas, y eso la hace caer de nuevo en enganches, buscando cualquier resquicio de perdón y aceptación, lo cual es parte del hechizo del vampiro narcisista.
Salir de ese juego es muy difícil de hacer por uno mismo sin apoyos externos, a no ser que se tenga una voluntad y conciencia muy fuerte.
Desgraciadamente, la paradoja es que las víctimas del vampiro emocional no pueden ser salvadas a menos que se salven a sí mismas, tomando conciencia y madurando lo suficiente para poner límites claros, priorizando su crecimiento y aspiraciones más elevadas.
Ahora pónganse a analizar cuántas veces se han visto involucradas/os en relaciones donde la intensidad de emociones convulsas es lo que prima, viéndose abocadas/os a una espiral mezclada de halagos y críticas que dejan al alma molida.
¿Alguna de sus parejas o mentores se esforzó realmente en ayudarles a ustedes a crecer en conciencia, a desarrollar sus virtudes, sin menospreciarles o más bien les hicieron caer en una imagen de sí más distorsionada?
¿Se interesaron realmente por el desarrollo de su vida adulta y madura, sin tensiones, sin discusiones, sin control, sin forzar a hacer lo que no quieres?
¿Sintieron verdadera paz y descanso con la pareja/supuesto maestro/amigo o fue un roller coaster emocional que les chupó cada célula del cuerpo, causándoles incluso problemas de salud (alergias, pérdida de peso, problemas digestivos)?
¿Han intentado controlar lo que leen ustedes, la gente con la que se relacionan, lo que ustedes comen, hacen o dejan de hacer?
¿Les han chantajeado una y mil veces, amenazando con cortar la relación, con no verles jamás? (En realidad nunca desaparecen, sólo amenazan)
¿Cuántas veces quisieron ustedes poner límites o huir pero fueron forzados a entrar de nuevo en una espiral de conversaciones llenas de tensión, reproches, necesidad de atención, victimización...?
¿Han criticado a sus amigos y familiares en su ausencia para poner límites en la relación de ustedes con ellos?
¿Han sentido alguna vez la necesidad de bloquear el WhatsApp de su pareja o amigo por sentirse abrumadas/os emocionalmente?