miércoles, 19 de septiembre de 2018

El Juicio ya llegó



Cuenta la tradición que en tiempos antiguos, cuando el pueblo de Israel aún era grande, el Koen Gadol o Sumo Sacerdote entraba en el Santa Santorum del Templo y pronunciaba el Nombre Divino una vez al año, en la Fiesta de Yom Kippur, Día de Arrepentimiento, Expiación y Juicio, la sexta de las 7 Fiestas o Tiempos mesiánicos sagrados (moedim). Y con ello quedaban perdonados los pecados anuales del pueblo. 

Además se elegía a dos cabras, a una de las cuales se le perdonaba la vida, mientras que sobre sobre la otra, el Sumo Sacerdote ponía sus manos, como depositando esos pecados colectivos. Acto seguido dejaban a esa cabra suelta por un desfiladero para que se despeñase, o bien la sacrificaban.

¿Pero cómo pronunciar un nombre y despeñar a una cabra va a perdonar pecados? ¿En qué cabeza cabe creer eso de manera literal? ¿Alguien tiene inteligencia para pensar un poco?

Bueno, veamos si somos capaces de arrojar algo de Luz, de la cual carecen la religión y quienes practican rituales y estatutos sin comprender un ápice lo que realmente se demanda al ser humano.

Hoy es precisamente Yom Kippur, Día de Arrepentimiento, Expiación y Juicio, un símbolo y sombra de un evento cósmico y terrestre que afecta a todos los humanos sin distinción, ya que el desconocimiento de la Ley no exime de su cumplimiento.

Lo cierto es que la humanidad ha heredado todas las transgresiones contra leyes naturales de este mundo, llevadas a cabo desde la Caída a tierra del primer Adam o  Humanidad espiritual, la cual sigue muy activa, influyendo desde el inconsciente colectivo de una humanidad carnal a la que utiliza como vehículo, igual que una computadora (cerebro) recibe señal Wi-fi y un software (alma) específico.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, potestades, los gobernadores de las tinieblas de este siglo, y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12)

Cabe recordar que el mismo profeta Jacob vio subir y bajar ángeles, o digamos inteligencias mensajeras, por una escalera, que hoy llamaríamos ADN. No todos los pensamientos proceden de redes cerebrales; muchos llegan desde lo profundo.

Y evidentemente, el juicio es siempre más severo para quienes conociendo y recibiendo esos mensajes o incluso estudiando Kabbalah y esoterismo, siguen transgrediendo leyes de este mundo caído. Y lo mismo se aplica a quienes creen que dichas leyes fueron anuladas por cierto falso mesías y falsas doctrinas predicadas en las diversas iglesias, como esa según la cual el Mesías fue sacrificado "carnalmente" para pagar por los pecados de la humanidad, igual que la cabra, ¿recuerdan?. Un idea que como comprenderá cualquiera que tenga conciencia, es una salvajada. Aunque a los cristianos les gusta, y les hace creer que  ya no deben pagar por sus transgresiones, lo cual es falso, ya que en este mundo, el que la hace la paga.  

No se engañen: de Dios [Fuerzas Naturales divinas] nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra (Gálatas 6)

El verdadero sacrificio es el que hace la Luz al venir al mundo, naciendo en nuestro interior. Es nuestro verdadero Ser de Luz quien debe cargar y pagar por los pecados del mundo, no otro. Nadie más lo hará.

Huelga decir que la Luz de la Verdad nada tiene que ver con un Dios justiciero, ni con ser judío o cristiano. El Ser Eterno no juzga ni profesa religión, un medio que ángeles caídos idearon para parvulitos sin conciencia, y que fracasó a gran escala, dejando sólo comportamientos serviles, cada cual más ridículo que el anterior.

Lo cierto es que ya podemos ser judíos legalistas, cristianos pietistas, budistas pacifistas o hinduistas hare krishnas y arrepentirnos todo lo que queramos, que como nuestro carácter-personalidad no esté alineado con el Nombre Divino, es decir, la Personalidad de Amor, Luz, Vida y Paz sin tiempo, el hacha de este mundo nos caerá encima. Y no porque alguien nos juzgue, pues no existe ningún Dios que haga de juez supremo; esa idea es más propia de psicópatas sin compasión. En realidad los golpes duros son "efectos" que vienen de "causas", igual que un eco viene del golpeo de una piedra sobre una roca, o un cuerpo destrozado al lanzarse contra un maremoto. Los males del mundo son la vieja basura adámica que aún nos afecta.

Así que no importa cuántas ordenanzas o estatutos rabínicos hagamos, ni cuántas oraciones de arrepentimiento y petición de perdón mandemos a toda la ristra de vírgenes y cristos paganos, ni cuántos ayunos realicemos, ni cuánto dinero enviemos a ONG´s, ni cuántas escuelas de adoctrinamiento se abran. Nada de eso tiene un efecto positivo si quien está en control de nuestras vidas sigue siendo el espíritu y genética del Adam caído, con sus intenciones torcidas.

La clave de todo es la correcta intención o kavanah, la cual viene de un espíritu recto, y no un espíritu torcido.

Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda ( Proverbios 25:28)

Éste fue precisamente el mensaje que Yehoshua quiso transmitir al hombre rico y cumplidor de mandamientos que además quería la Vida eterna, la cual no se gana con buenas obras.

Te falta todavía una cosa; vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme (Mateo 19:21)

Muchos, sin comprender la ironía y profundidad del Maestro, han hecho de esto un alegato en favor de un supuesto "voto de pobreza", que no existe en la enseñanza del Mesías. Nadie por repartir riquezas materiales, hacerse indigente o monje mendicante vas a ser más espiritual. Si uno no tiene, ¿cómo va a repartir?

el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo (Mateo 13:44)

Lo que realmente le pedía el Maestro era alimentar el Alma ungida con la Enseñanza interior y deshacerse del viejo nombre-personalidad, el alma adámica caída que con apegos quiere ganar lo supremo a base de obras piadosas y posesiones:

El que ama su vida (alma caída) la pierde; y el que aborrece su vida (alma) en este mundo, la conservará para vida eterna (Juan 12:25)

Esto significa que el viejo Adam puede ser transformado y redimido bajo el fuego del Nuevo Adam, ese Alma ungida con el Nombre Divino, la abundancia de Amor, Luz, Vida y Paz que deben ser repartidos como un tesoro entre huérfanos espirituales que no gozan de ellos. Así definió el apóstol Jacobo la práctica espiritual pura (Santiago/Jacobo 1:27).

En cuanto al Nombre-Vibración que perdona y redime, también nos fue comunicado. Mas en el fondo no es Yahve, ni Jehova, ni siquiera Jesús o Yehoshua, que son sólo etiquetas. El verdadero significado de YHVH siempre estuvo claro:

Yo soy el camino [de Amor], la verdad [de Conciencia] y la Vida …La Paz les dejo; mi Paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo (Juan 14)

Padre santo, guárdalos en tu Nombre, que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió
 (Juan 17)

No manifestar ese Amor, Luz, Vida y Paz, es como dejar el tesoro escondido, dejando que se corroa y oxide, convirtiéndose en Odio, Falso Conocimiento, Muerte y falsa Paz impuesta a la fuerza.

Así que el mundo está lleno de pobres y enfermos no por seguir al Mesías ni su Nombre-Vibración genuina, sino por seguir los paganismos, ñoñerías y ñiñerías de líderes y congregaciones religiosos, incluidos políticos y cientifistas que sólo aspiran a gobernar sobre ignorantes sirvientes en una tecno-sociedad que somete a la Naturaleza salvajemente, como en su día hizo Lucifer, la Estrella de la Mañana, el Adam caído que no supo levantarse a pesar de tanto Conocimiento y poder  para mover toneladas de piedra y construir megalitos que hoy nadie puede siquiera imitar.

Por tanto, el Día de la Expiación es una oportunidad que se nos da para alinearnos con el Nombre Divino, la Personalidad no caída que nos trae Vida. De lo contrario, seguiremos odiando y muriendo, llenos de rencor y amargura, que son en sí el Juicio que nos abrasa.

Y si esa acción de alinearse va acompañada de un Yom Kippur con ayuno de 26 horas, mejor que mejor, mas la acción sin recta intención, no cambia nada.

Shalom a todos.


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