domingo, 19 de agosto de 2018

Iluminando las Sombras de YHVH

YHVH
Tetragrammaton

Enseña una Sabiduría primordial que el Divino Ser Sin Límites o Ayn Sof se ocultó y contrajo parte de su Luz sin sombra para abrir un espacio de Vida y darse a conocer, ya que es un Ser que...

 habita en Luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver (1 Timoteo 6:16).

Como dice el apóstol Yojanan/Juan, nadie ha visto a Dios; el Dios Unigénito que mora en el Seno del Padre, ése le ha dado a conocer (Juan 1:14).
 
El Unigénito es el Verbo-Personalidad o la emanación de Amor, Luz, Vida y Paz que dimana del Infinito. Es siempre descrito como un Hombre Primordial que comenzó a organizar la Creación para encarnarse en ella como Adam u Hombre colectivo ungido de ese Amor, Luz, Vida y Paz. 

La Cabeza-Cerebro del Hombre Primordial recibe el Océano de Luz Plena, desarrollando la Mente Divina, el Sol Central de todos los universos.

Su Corazón de Amor y Vida late en medio de todas las Galaxias.

Y sus extremidades solares y planetarias alcanzan los confines del Universo, estableciendo la Paz-Armonía.

Su Nombre son así cuatro atributos: Amor, Luz, Vida y Paz, representados por YHVH.

Yo Soy el Camino [Verbo de Amor], la Verdad [Conciencia de Luz] y la Vida...La Paz os dejo, mi Paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da (Juan 14).

Sin embargo, fruto de la ocultación del Ser primordial, una parte de la Vida se desconectó de la Luz y calló a la oscuridad, construyendo su propio mundo de caos, como se revela en Proverbios 9.

Así, el Nombre YHVH, Amor, Luz, Vida y Paz, se convirtió en su Sombra: Odio, Conocimiento de Bien y Mal, Existencia separada y Paz impuesta a la fuerza. 

He ahí el origen de ese Jehová violento y celoso de las religiones, la sombra del Eterno Nombre YHVH, manifestado por el Hombre Divino o Anciano de los Días.

Mas no todo quedó ahí, y el Diseñador Primordial envió su Su genética de Luz, Su Nombre-Hombre Universal de Amor,  Luz, Vida y Paz, para desarrollar un plan de rescate, durante diversas etapas en las que fue encarnándose paulatinamente como Hijo de Dios, apareciéndose bajo diversos nombres.

Es por ello que sus semillas deben gestarse y nacer en medio de la Oscuridad, siendo su desarrollo es el propósito divino anunciado desde el comienzo mismo:

En el comienzo era el Verbo [YHVH, Amor puro]...en Él estaba la Vida, y la Vida era la Luz de los Hombres. La Luz en las tinieblas resplandece y contra la Luz las tinieblas no prevalecen (Juan 1)

Y si no existiera la Luz que se oculta para ser hallada, tampoco existiría la oscuridad y sombra, pero tampoco la posibilidad de Vida y Conciencia plenas. La Luz misma no puede reconocerse más que en medio de la oscuridad.

Así pues, conocer la Luz del Ser en uno mismo implica experimentar la oscuridad de uno mismo. ¿Y qué mejor manera que venir a este asilo lunático llamado tierra? Es el perfecto lugar para conocer la amargura, el desaliento, la agresividad y demás emociones turbulentas, que en principio se viven en piloto automático e inconscientemente, con un ego-personalidad adquirido genético-socialmente.

Dicha personalidad está compuesta de fragmentos de alma vital/emocional o incluso mental, y que están cargadas de sufrimiento divino, arrastrando deudas de muchas épocas y niveles de evolución.

Todos esos fragmentos imperfectos están siendo integrados y transformados en un Nuevo Adam u Arquetípico y "colectivo" Hombre de Luz que refleja el Nombre Divino, el Cuerpo y Alma del Espíritu o Padre Universal, por lo que ya no caerá en los errores de inocencia del primer Adam o humanidad reptiliana caída.


Y en la presente dispensación dicho Hombre de Luz recibe el Nombre de Yehoshua/Iesous.

 Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, el hombre [anthropos, esencia colectiva] Salvador Ungido de Comprensión (1 Timoteo 2:5).


¿Y por qué ese nombre?, se preguntarán muchos. Porque existió un hombre Nazareno que manifestó plenamente la Corporeidad de los Poderes divinos en nuestro mundo, y recibió ese nombre y título simbólicos como resultado:

He aquí el HOMBRE (Juan 19:5)

Padre santo, guárdalos en tu Nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como nosotros...Y les he dado a conocer tu Nombre [Carácter], y lo daré a conocer aún, para que el AMOR con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos (Juan 17:11)

Yo Soy el Camino [de Amor], la Verdad [Conciencia de Luz] y la Vida...La Paz os dejo, mi Paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da (Juan 14)

 Así fue capaz de fundir su alma humana personal o nefesh con el Espíritu Padre Universal, adquiriendo capacidades almático-reproductivas, siendo capaz de replicar Su Vida en aquellos que reciben Su Consciencia.


He ahí el plan que pocos judíos o cristianos comprendieron.

En hebreo el Nombre se simboliza con cuatro letras: Yod, Hei, Vav, Hei, que puestas en vertical se asemejan a un hombre. De hecho, su valor numérico desplegado es igual al de Adam, quien debe representar el Amor, Luz, Vida y Paz del Ser Infinito.

Y cuando a YHVH le añadimos la letra Shin o Divino Espíritu reconciliador, obtenemos YeHoShua, que significa Salvación (yasha) de YHVH.

En Juan 19:19-22 los Evangelios incluso enseñan que el mismo nombre y título completo del Mesías, Yehoshua Nazareno Rey de los Judíos, fue escrito en hebreo, griego y latín, de donde salen tres acrónimos:

YHVH: Yehoshua Hanotzri VeMelek HaYehudim

INBI: Iesous Ho Nazoraios Ho Basilías Iodaion

INRI: I
esus Nazarenus Rex Iudaeorum

Por desgracia a la cristiandad se le cortó el acceso a las enseñanzas cabalísticas y sólo conocieron el famoso INRI, sin comprenderlo. Y al ser el nombre traducido como Jesús, se perdió aún más su significado, que Pablo conocía muy bien:

si confesares con tu boca que Iesous es el Señor (encarnación del Amor, Vida, Luz y Paz), y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo (Romanos 10:9)

De ahí la importancia de manifestar la Luz elevada de Yehoshua/Iesous, nuestro Adam no caído, la Personalidad Corpórea de los Poderes (Elohim) que dimanan del invisible Ser Divino.


Él integra las sombras del Adam caído, quien tortura por medio de su transgresión en cada uno el cuerpo crístico astral, el cual debe crecer dentro de quienes reciben la semilla crística, alimentándolo con la carne (Palabra) y sangre astral del Ungido. 

Y si en vida Iesous/Yehoshua encarnó la cabeza del Adam Primordial o Hijo de Dios, sólo nos resta a nosotros encarnar Su cuerpo astral para poder llegar a ser Hijos de Dios:

Hijitos míos, que vuelvo otra vez a estar de parto de vosotros, hasta que Cristo sea formado en vosotros (Gálatas 4:19)



Ahora me gozo en mis padecimientos por vosotros, y completo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la Congregación de los llamados (Colosenses 1:24)
 

Esto implica per-donar e integrar la incoherencia de los demás, integrando así la nuestra propia, un estado de transgresión heredada que invierte el Nombre Divino, convirtiendo su Amor en odio y celos; la Luz en falso conocimiento; Vida en falsa vitalidad y la Paz en falsa paz impuesta a la fuerza. 

Puede con todo decirse que somos perfectos en nuestra imperfección, pues nuestra personalidad caída es sombra de lo perfecto para que el Alma divina logre su máxima expresión del Nombre Divino.

En el pasaje de Juan 9, cuando los discípulos le preguntaron al Maestro si un hombre había nacido ciego porque pecaron sus padre o él –en otra vida presumiblemente–, el Maestro contestó que ninguna de las dos cosas, sino que su ceguera era para que se manifestara el poder de Dios que devuelve la vista.
 
Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder del Ungido/Kristo more en mí (2 Corintios 12).

Por tanto, el problema no es la sombra oscura del ego-personalidad sino la ausencia de conexión con la Mente de Ungido, que nos puede ayudar a comprender, perdonar, recibir y transformar nuestro nombre personal en manifestación recta de YHVH.

Pero el Alma crística es compasiva sin ser demasiado indulgente, por lo que no siempre nos gusta lo que nos sugiere.

Entre lo que no nos gusta se encuentra la estructura de nuestra sombra, la cual nos acompaña y nos asusta, como a Peter Pan. Pero es hora de cazarla y salir de la tierra infantil de Nunca Jamás.


Y cuando entramos en disputa espiritual interna, experimentamos la Luz en forma de tormento en el lago de fuego, pues el viejo Adam, la Serpiente debe transformarse en Seraph de Amor y dejar de ser ese querubín caído.  
 

La existencia atorada que vivimos refleja la sombra que no percibimos.

Y el nivel de nuestro Ser atrae la experiencia que ahora es.


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