miércoles, 1 de agosto de 2018

¿Quién dicen que Soy Yo?


Antes que nada, anunciar que coincidiendo con el décimo aniversario de este blog, por fin se halla en marcha el proyecto cuya idea-semilla fue atisbada hace esos diez años, ahora con el nombre Enarmonía de Vida. Ver link abajo [1].


La misión encomendada es ayudar a otros a vivir su vida y misión vital en profundidad, descubriendo el Árbol de su Ser, la relación entre el ego-personalidad del alma caída con el divino Alma ungida, célula en el Cuerpo del Mesías.

Y hablando de la relación del Ego y el Árbol del Ser, ya estamos finalizando el mes lunar de Av, regido por el arquetipo de Leo, que desde antiguo representa el Ego o Yo Soy, tanto en su forma divina como no rectificada, satánica.



 Gilgamesh y el Ego-León


Vamos a llamar Ego a la mente oscurecida que es incapaz de transcenderse para reconocer quién es el divino Yo Soy.

Esto lo vemos mucho en las personalidades de ascendente lunar Leo, sobre todo los Acuario solares, que saben muchas cosas y les gusta enseñar en público, pero pueden acabar hiriendo a otros, creyéndose dueños y señores del Conocimiento.

El Yo Soy oscurecido y cegado por las fuerzas del mundo nos da a un rey Nimrod/Gilgamesh, cuyo Ego divino fue puesto al servicio de sí mismo para esclavizar a otros y contaminar la Creación con ciencia que manipula la Naturaleza, una religión que impone dogmas y una política que vende ideales fatuos.

Y como sabemos, el antídoto contra la ceguera espiritual es ser ungidos con la Luz divina.

Concretamente, el pasaje de Marcos que corresponde al arquetipo de Leo viene precedido por el episodio del ciego que al ser ungido con la saliva del Mesías Yehoshua, comenzó a ver la dimensión espiritual:

Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan (Marcos 8:24) 

Y poco después es cuando el Mesías lanza su famosa pregunta leónica: 

¿Quién dicen los hombres que soy yo? 

Y entre las diversas opiniones, Kefas/Pedro–arquetipo del ego–reconoce: Tú eres el Ungido, el Mashiaj.

Mas no nos confundamos, pues el Mashiaj pre-existió al hombre nazareno en quien se encarnó de modo completo para marcar el Camino.

En ese sentido se habla de Yehoshua Hamashiaj o Iesous Kristos en griego, mal transliterado como Jesús, que obscurece la clave para hallar su significado en la antigua versión Griega-Septuaginta de las Escrituras, donde Iesous corresponde al hebreo Yehoshua, Yhvh o Ser Eterno es Salvación (yasha).

Y el Kristo/Mashiaj no es un cristo romano, luterano, evangélico o pentecostal, ni un gran ungido como fueron Zoroastro, Moisés, Buda, Pitágoras, Sócrates, Lao Tse...El Ungido es la encarnación de la Mente divina o Hijo de Dios, el Maestro interior de todos  los ungidos.

Para que entiendan, en el contexto de Sabiduría hebrea, el Mesías o Mashiaj no es la segunda persona de una trinidad divina, sino el Marido Espiritual o Cabeza divina de la Humanidad, el llamado Último Adam que da Vida (1 Corintios 15:45), la Mente, Corazón y Corporeidad del Invisible Dios Verdadero, su primera efusión, por así decirlo, ya que no hay tres personas divinas, sino Una Sola, que es el Diseñador Universal, cuyo Espíritu, Alma y Cuerpo son el sello que perfecciona el espíritu, alma y cuerpo de Adam de Creación, la verdadera Humanidad.

 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Romanos 8:29)

Así pues, el Mesías es la manifestación del Gran Yo Soy, el Mediador Universal sin el cual no hay liberación definitiva posible de las trampas del Ego, que es su inversión oscura, el Satán/Adversario.

Y lo que el pasaje nos presenta es una auténtica conversación entre la "piedra de escándalo" o ego-personalidad y la llamada Tzur o Roca de Salvación Divina, que es el Mesías, el Ungido, el Cuerpo-Mente Divino. 

Los mekubalim hebreos dicen que esa Roca es la Shekinah o presencia inmanente del Supremo, y todas las almas mentales superiores o neshemot son cortes de la misma, como facetas de un Gran Diamante. 

Sin embargo, hay que tener en cuenta que desde la caída de Adam, la primera humanidad divina, hubo neshamot que se desgajaron del Gran Diamante y ahora permanecen caídas, como chispas diseminadas por el Universo.

Es una idea que ya se hallaba en el Zoroastrianismo, así como en la leyenda Celta de Percival, donde se sugiere que el Grial era en realidad una piedra preciosa caída de la Corona de Lucifer.
 
Y esas almas caídas permanecen en el inconsciente de algunas personas en forma de reyes dormidos, cuyo ego es tan grande que a veces se manifiesta como un impulso luciférico, yendo en contra del Diseñador Universal. 

Cuando algunos de esos reyes se arrepienten y realizan teshuba, retorno a su origen divino, pasan a ser recipientes de Gracia, piedras preciosas que pueden reintegrarse el Gran Diamante o Mesías.

Entonces pasan a formar parte de la verdadera piedra sobre la que se edifica la Congregación de los llamados, Ekklesía–no iglesias de piedra o carne.

Uno de esos neshamot o almas de reyes caídos aparece en los relatos evangélicos como Pedro/Kefas, cuyo Ego era aún tan rebelde que se opuso al Maestro, cuado éste dijo que debía padecer. 

Por ello el Maestro le  reprendió diciendo: ¡apártate de mí Satanás, porque no pones tu mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres! (Mateo 8:33)

Esta actitud satánica rebelde se intensifica en los Leo lunares o los Acuario solares que ya tienen una neshama o alma mental. Al ser reyes que fueron despojados en tiempos remotos, creen hoy que merecen más, y quieren imponer sus ideales sociales acerca de lo que debe ser perfecto. 

De ahí el comentario de Pedro después de que el Maestro dijera que habría de padecer en Jerusalén. Pedro quería imponerle un destino sin sufrimiento, algo que consideraba mejor, más perfecto.

Y es que la Enseñanza del Mesías no es acerca de evitar la imperfección en aras de la perfección, sino de hallar la perfección inmersos en la imperfección. 

Jerusalén es nuestro alma caída, la cual debe padecer tormentos en el lago de fuego, para que el Ego sea domado y sometido al Yo Soy.

De ahí lo que añade:

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo [alma inferior], tome su cruz, y sígame (Marcos 8:34)


Separarse con la espada de la Conciencia de la postura del ego es manifestar ese: ¡apártate de mí Satanás!, dejando que el Yo Soy brille: 

Con el Ungido he sido crucificado, y ya no soy yo quien vive, sino el Ungido a través de mí (Gálatas 2:20).


La Luz de la Conciencia divina en nosotros es herida cada vez que actuamos como incrédulos o salvajes luciféricos. Mas por los tormentos que nos caen encima, podemos rectificar y dejar que el divino Yo Soy corrija: fue herido por nuestras transgresiones, mas por sus heridas somos sanados (Isaías 53:5).

Como enseñan los Kabalistas judíos, si somos capaces de transcender y corregir las sugerencias oscuras del Ego, descubrimos la Luz de YHWH o Ser Eterno dentro de nosotros mismos. 

Ahora, si nos dejamos llevar por sus sombras llenas de ímpetu, Yhwh refleja al Satán, como en el caso de Job: y salió Satán de la presencia de Yhwh...y le llenó el cuerpo de pústulas (Job 2). 

He ahí la paradoja, por la cual no tiene sentido decir que el un tal Jehová o Yahweh es el Maligno, como hacen gnósticos y otros intérpretes religiosos. 

Dentro de cada uno de nosotros hay un león, capaz de ser Yo Soy o a su némesis Egoica:

Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos (Apocalipsis 5:5)

Así pues,

Sed sobrios y velad, porque adversario el diablo [sombras y mente egoica] anda como león rugiente buscando a quien devorar ( 1 Pedro 5:8)


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 [1] Armonía y Kabalah aplicada para neutralizar la Sombra y manifestar al Alma divina:
https://enarmony.wixsite.com/enarmoniadevida

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