viernes, 25 de diciembre de 2015

Árbol de Espíritu


Y brotará un retoño del tronco de Yeshy [progenitor del Rey David], y de sus raíces una rama dará fruto. Sobre él reposará el Espíritu del Señor, el Espíritu de Sabiduría e Inteligencia, espíritu de Consejo y Fortaleza, el espíritu de Conocimiento y Respeto del Señor (Isaías 11:1-5)

No es casualidad que este pasaje, junto con 1 Crónicas 29:11 que ya vimos en el análisis del Padre Nuestro, y otros que veremos más adelante, contenga las esferas más importantes del  Árbol de la Vida, el cual era representado con la Menorah o Candelabro de Siete Brazos,  y con el antiguo símbolo nazareno que la incluye:


Símbolo hallado en Monte Zión y atribuido a los primeros Nazarenos, seguidores de Yahshua (Jesús) y liderados por Yaakov (Santiago apóstol). 
Contiene la Menorah, la Estrella de David y la Alef con una cruz Tav en medio.  La inscripción reza: Shemen Rajaun, Aceite del Espíritu.
El mismo símbolo apareció en la zona Esenia de Jerusalén, tras permanecer  oculto durante siglos [1]



Luego tenemos la famosa versión geométrica que estudiaban los kabalistas judeocristianos españoles y musulmanes en la España medieval, y con la que reconciliaron las tres religiones. Aunque es una versión incompleta de la escalera de Jacob, que es más desconocida si cabe y será mejor dejarla para otra ocasión. 

De momento basta con ver que el Árbol de la Vida no proviene del ocultismo, que lo emplea de forma bastante chapucera; ni tampoco tiene que ver con las baratijas new age, donde todo se mezcla con todo sin criterio. 

Por fortuna, sus conexiones han salido a la Luz para estos tiempos:




Las llamas de la Menorah  y las siete esferas principales del Árbol pueden verse como los siete niveles de Espíritu que recibió Jesús/Yahshua tras su bautismo. 

Una idea extraordinaria para meditar, ya que pocos han llegado tan lejos partiendo de la condición humana caída, por no decir nadie.



Esto ayuda a comprender más el pasaje suprimido por teólogos, conservado en los primeros códices evangélicos y en Pablo:

Tú eres mi Hijo; hoy mismo [en tu bautismo] te he engendrado (Hebreos 1:5, Salmos 2:7)

Fue entonces cuando Yahshua pudo participar de la Mente-Logos del Padre, es decir, de Keter, la Corona del Árbol.

Así encarnó al Ungido/Cristo/Massiah, la Consciencia Divina que es continuamente enviada para rescatar los fragmentos del Hijo que hay en los corazones humanos.

Por tanto, Jesús/Yahshua es un ejemplo de cómo cada uno ha de manifestar la naturaleza crística; aunque Cristo representa la cabeza y nosotros su cuerpo (1 Corintios 12:27). Mientras que Cristo es el cuerpo del Supremo, y la cabeza de Cristo es Dios (1 Corintios 11:3).

Ello quiere decir que si uno de estos siete niveles faltare en nuestras vidas, tendríamos todas las de perder para llegar a ser plena y divinamente humanos, Hijos del Eterno. 

Les aseguro que quien tiene fe en mí [mi Enseñanza] hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy a donde está el Padre (Juan 14:12)

Más imposible aún sería si una vez comenzado el viaje de transformación, se mirase atrás, dejando entrar de nuevo a la oscuridad. Pues nadie que habiendo puesto su mano en el arado y mire atrás es apto para el Reino (Lucas 9:62)

En ese caso, dice el Evangelio, que el antiguo espíritu impuro que salió –envida, ira, codicia, etc– toma otros siete peores que él y se meten dentro (Lucas 11:26)

Y es que por cada virtud espiritual que degenera o que no se desarrolla, viene un vicio.

He ahí el peligro extremo de las organizaciones que niegan todo acceso al auto-conocimiento y Sabiduría divina, considerándolas misterios insondables u obras del diablo. 

Sin la evolución interna no hay posibilidad alguna de acceso al Reino del Espíritu desde la vida, y por tanto tampoco de resurrección. 

A cada alma se le pedirá cuentas en virtud de su comprensión de los misterios del Reino, de acuerdo a sus posibilidades. 

Como se dijo anteriormente, esto no tiene nada que ver con ser "buenos". Las viejas exhortaciones: "sed buenos", "portaos bien", etc, nunca funcionaron porque la oscuridad tiene sus trucos.  Como dijo Pablo:


Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.(Romans 7:19)

Se puede decir entonces que la mayor victoria de la oscuridad consiste en el miedo y desconocimiento acerca de la naturaleza misma de la realidad, incluida la oscuridad.

Por eso se dijo:


Mirad, os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas (Mateo 10:16)

Así pues, ¿cómo se disipa toda oscuridad interior?:


Espíritu del Maestro (Ruaj Yhwh)

El Maestro y el Espíritu son uno; y allí donde está el Espíritu del Señor hay libertad (2 Corintios 3:17)

Nadie puede conocer al Supremo en sí mismo, sino sólo a través de sus manifestaciones o frutos de su Espíritu, que es el Árbol de la Vida, 

El primero de esos frutos es el rostro del Padre, conocido también como Mente-Logos y Keter (Corona), la Llama nº 1. 

Sin embargo, ese nivel es demasiado elevado para la humanidad caída, que apenas logra decir "papi" a su progenitor celestial. 

Por tanto, se necesita un mediador.

Y la clave fundamental es comprender que la cualidad central del Espíritu es el Amor, el cual une al Padre-Madre con el Hijo, y al Hijo con la Esposa, el alma humana (Neshemah).

Y el alma humana individual reside en el centro del árbol, en la esfera 6, como la Bella Durmiente que espera ser despertada por el beso del Príncipe, el cual es enviado por el Padre en forma de Espíritu.

Y para que eso pueda tener lugar se necesita primero armonizar la Fundación Yesod, la esfera 9, que es la energía vital-sexual que nutre y une cuerpo (10), mente (8) y emoción (7).  

La unión de cuerpo y mente mediante el sentimiento reconciliador hace la función de Mayordomo Fiel de la Casa, el que administra y ordena (Lucas 16:1)

El nivel vital es el alma inferior conocida en hebreo como Nefesh, que cuando se une al alma individual superior o Neshemá, se forma el Ruaj, el Espíritu personal o alma individual despierta que nos eleva por encima de todo obstáculo. 

Mas sólo cuando el Mayordomo pone todo en orden, equilibrando cuerpo, mente y sentimiento, puede el alma individual ser besada y despertar en su primera dimensión crística, la esfera 6, el Corazón, Tiferet (Belleza, Amor y Armonía de Opuestos).

Yo soy el Camino [de armonía], la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre sino por mí (Juan 14:16)

He ahí la importancia de despertar en Alma y hacerse uno con el Hijo Príncipe –que no es adorarlo como algo externo, sino asumir la responsabilidad de una vez por todas y dejar de lloriquear como víctimas.

El Amor al Eterno es el centro de toda la Creación y sólo busca la transcendencia de todo egoísmo, superando toda oscuridad para dar e iluminarlo todo.

Amar de verdad es dejar que su Espíritu nos llene y transforme, para así poder sentirse uno a rebosar y dar sin esperar nada a cambio. Nada hay fuera que no venga de dentro. Si no se recibe, es porque hay una obstrucción,una resistencia que hay que eliminar.

Si no os conocéis, moráis en pobreza y sois la pobreza misma (Evangelio de Tomás)

Y la manera más efectiva es conociendo el Árbol en uno mismo para descubrir cómo crece el Espíritu dentro.

Conocer el Espíritu implica no sólo reconocer la presencia divina en nuestras relaciones personales, sino también aprender a entrar en lo que se llama estado silencioso de "oración centrante", en la cual, desde una posición estable y con los ojos cerrados, se descansa en el Amor hacia el Eterno, que es en realidad su Amor sin barreras.

Lograrlo requiere una disciplina diaria que facilite la la kénosis o autovaciamiento que mencionó Pablo en Filipenses 2:5-7: tened los mismo sentimientos que tuvo Cristo Jesús, quiene a pesar de tener la forma de Dios no se consideró igual a Dios sino que se vació a sí mismo (ekenosen), tomando la forma de siervo.

Evidentemente, un corazón lleno de orgullo, maldad y egoísmo está obstruido y no puede sentir lo que hay de divino dentro, pues las cosas de Dios sólo las conoce el Espíritu de Dios (1 Corintios 2:11).

La oración silenciosa era la forma antigua de entrar completamente en contacto con el Eterno en el corazón, pero no llega fácilmente sin limpiar la casa primero con algo de meditación.

Dicha oración descrita en detalle en ese maravilloso manual místico medieval llamado La Nube del No Saber, en el cual se inspiró seguramente San Juan de la Cruz.

Y redescubierta por el monje William Meninger, quien la empleó como fundamento de lo que  él y sus  colegas, los monjes trapenses Basil Pennington y Thomas Keating, llamaron Oración Centrante, Centering Prayer.

Sobre ello hablaré próximamente en un artículo, pues es una joya que ningún auténtico buscador debe dejar de saborear por sí mismo.

Espíritu de Sabiduría (Jokmah)

Mejor adquirir Sabiduría que adquirir oro (Proverbios 16:16)

Corresponde a la segunda esfera/sefirah del Árbol de la Vida. Y por supuesto, no consiste en ideas humanas.

Perderé la Sabiduría [humana] de los sabios y anularé la inteligencia [mundana] de los prudentes (1 Corintios 1:19, Isaías 29:14)

La Sabiduría divina son los chispazos de inspiración e intuición que nos revelan una idea original o solución  que debe ser desarrollada cual semilla. Y viene del espíritu que corresponde a cada individuo, su Yo Superior.

La energía serpiente engañó con sabiduría, por lo tanto, uno necesita ser más sabia que ella. Sed astutos como serpientes y mansos como palomas, insistía el Maestro.

Dichos chispazos de intuición sólo pueden llegar cuando hay completa humildad y escucha. 

Jokmah es de hecho koach mah, el poder de la nada, donde sólo las semillas divinas brillan.

Y dijo al hombre: He aquí que el respeto del Señor es la Sabiduría, y el apartarse del mal, la Inteligencia. (Job 28:28)

Si no hay silencio y claridad interior, uno no puede recibir la Sabiduría para armonizar la propia vida, y entonces cae presa de la oscuridad.

Según la Tradición, Jokmah es el límite incluso en las esferas superiores. No por casualidad se halla a la derecha del Padre, donde mora el Hijo ascendido.

Espíritu de Inteligencia/Comprensión (Binah)

Tercera esfera del Árbol de la Vida.

Tener Inteligencia vale más que tener plata (Proverbios 16:16)

Conocer lo santo, eso es Inteligencia (Proverbios 9:10)

Una cosa es recibir una intuición y otra ser capaces de desarrollar su contenido en nuestras vidas para hacernos más completos, es decir, más santos.

¿Cuántas veces no ocurre que una intuición importante cruza la mente por un instante pero debido a una distracción somos incapaces de volver a recordarla o siquiera comprenderla y aplicarla para resolver una situación problemática?

¿Realmente comprendemos la interacción entre de cuerpo, alma y espíritu con la vida que vivimos?

¿Desarrollamos toda la “idea semilla” de nuestra esencia o nos quedamos a medias como embriones?

Sin comprender lo que debemos desarrollar, ¿cómo vamos a manifestar que somos plenamente Hijos?

Espíritu de Consejo (Etza)

Se mueve en la cuarta esfera del Árbol de la Vida, la cual tiene que ver con la compasión y la misericordia (Jesed).

Si uno realmente está conectado al Eterno a través del propio espíritu-semilla o Yo Superior, ello se refleja en palabras, obras y manera de guiar a otros mediantes las mismas.

Todo lo que hacemos y decimos influye a nuestro alrededor, tanto para mal como para bien.

Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio (Mateo 12:36)

Espíritu de Fortaleza (Geburah)

El Señor es mi fortaleza (Salmo 118:14)

La quinta esfera del Árbol se relaciona con la Justicia y el Juicio (Din). Y al reflexionar nos damos cuenta de que la auténtica fortaleza viene de la capacidad de discernir lo falso de lo verdadero, de poder aplicar la Justicia del Eterno, no la nuestra. Al fin y al cabo, es el poder de su Espíritu lo que vence la inercia de la falsa personalidad en nosotros.

Espíritu de Conocimiento/Consciencia (Da´at)

Si alguno cree saber algo, aún no sabe cómo conviene saber; pero el que ama a Dios, ése es conocido por El (1 Corintios 8:2)

El Logos dijo: «Si conocen la Verdad, les hará libres.» La ignorancia es la esclavitud. El Conocimiento es la Libertad» (Evangelio de Felipe)

De alguna forma, el Conocimiento se da en toda criatura. Las plantas  y árboles saben que tienen que crecer hacia el sol; pájaros y peces conocen sus rutas migratorias, etc. 

¿Pero y el humano? ¿Por qué se halla tan perdido?

En la humanidad el Conocimiento es el auto-conocimiento que facilita la experiencia consciente y creativa de la realidad, sabiendo que todo forma parte de una armonía, que todo tiene una lógica, y que uno mismo es parte del resplandor del Único.

En el Árbol de la Vida, el Conocimiento o Da´at es la Llave que permite experimentar y equilibrar las seis esferas representadas en parte central, debajo de Da´at mismo. 

Dichas seis esferas, conocidas como Rostro Pequeño (Zeir Anpin) o Rostro del Hijo, son representadas por la Estrella de David, y constituyen el Alma del Adam engendrado o Hijo Primordial. 

Dicho Alma se fragmentó en el anterior universo, con la caída de Lucifer (Isaías 14), la cual aconteció justo después de Génesis 1:1, razón por la que se continúa diciendo: y la tierra se tornó desordenada y vacía.

La creación del Adán edénico tuvo como propósito reparar ese desorden, restaurando el Alma, pero esta vez con comprensión. Para ello el Adam creado debía elevar la naturaleza inferior, pero cayó. Y desde entonces sus descendientes no levantan cabeza. Y en ésas estamos, más tarados que nunca. Hizo falta la siembra de un Nuevo Adam.

La sefirah Da´at no suele aparecer dibujada en el Árbol, y tampoco en la Menorah, pues en realidad es la unión de Sabiduría e Inteligencia. Aunque dada su importancia debe indicarse y recalcarse, como en ése último Árbol que vimos en el Espíritu de Inteligencia.

Sin esa unión de opuestos, el Árbol pierde la columna del medio y sólo se experimenta la Dualidad, es decir, se olvida el Árbol de la Vida y se come del fruto del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, como la humanidad caída.

Por esa razón, se le dice a Moisés, en referencia a Betzalel, arquitecto del Tabernáculo:

Le he llenado del Espíritu de Dios, con Sabiduría, con Inteligencia y con Conocimiento en toda clase de ingenio (Éxodo 31:3)


Temor/Respeto del Señor (Yirah Adonai)

Este espíritu parece el compendio de varias esferas o sefirah, pues implica amor, inteligencia, comprensión, justicia...

El principio de la Sabiduría es el Respeto del Señor (Proverbios 1:7) y el Respeto del Señor es apartarse del mal; la soberbia, la arrogancia, el mal camino, la boca perversa, las detesto (Proverbios 8:13)

El miedo es un obstáculo, y por tanto no se habla de temor a Dios.

En el amor no hay temor, pues el amor perfecto desecha el temor; porque el temor supone castigo, y el que teme no es perfecto en el amor (1 Juan 4:18)

Significa entonces Respeto Reverencial. Quien conoce al Eterno en su corazón, no da un paso en falso, pues sabe que ir en contra de su Amor o resistirlo, generará sufrimiento, la famosa "ira de Dios", tan mal entendida.

Lo que uno hace, le viene de vuelta. El Temor del Señor es como quien evita ir contra un tsunami o tirarse por un precipicio. 

Dicho respeto recuerda a lo que Immanuel Kant llamó sentimiento de respeto a la ley moral. 

Para más información sobre el Respeto Reverencial:

http://cantoderealidad.blogspot.com.es/2014/06/asombro-divino.html

Y con esto es suficiente por este año. Esperemos que este viaje pueda continuar en 2016, con creciente Luz.

Como decía mi abuela, que el Espíritu nos ilumine.

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1.Más información en:
http://www.biblesearchers.com/hebrewchurch/synagogue/seal.shtml#Oteeoos

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