domingo, 9 de abril de 2017

¿Quién quiere seguir siendo asno?





El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su Señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene Conciencia unitiva [Da´at] (Isaías 1:3)

Cuentan las Escrituras que el Israel exterior –no el espiritual– fue repudiado como esposa por flirtear con creencias idólatras del mundo, fallando en la tarea de unir la Sabiduría intuitiva (Jokma) con el Entendimiento (Binah) de los detalles. Y es básicamente lo mismo que le volvió a suceder a la cristiandad de superficie, incluidas sus modernas variantes judaicas, que siguieron interpretando las Escrituras sólo desde el punto de vista histórico-carnal, ignorando la perspectiva alegórica del Alma, la cual ha de nacer en los reinos inferiores de nuestro cuerpo (mineral, vegetal y animal) y vencer su influencia. Un Camino representado por los episodios de Yahshua (nuestro Alma de Vida) en los Evangelios.

Por ejemplo, en el simbolismo antiguo, incluido el hebreo, el buey y el asno hacen alusión a la "inercia física" y "la testarudez" respectivamente, fuerzas cósmicas negativas –energías astrales– que operan a través del cuerpo físico, y que mantienen al humano sumido en un estado de ignorancia, y por tanto de idolatría hacia a las pasiones bajas, siendo centrales el orgullo del ego por “lo suyo” además de su glotonería, derivada de la lujuria de los sentidos. 

De ahí el precepto:

No ararás con el buey y el asno juntos (Deuteronomio 22:10).

Dichas fuerzas parecen lanzadas contra quienes pueden despertar o quienes ya han despertado y las conocen, sobre todo si han manifestado su Alma espiritual–aunque sea parcialmente–, siendo ya Hijos de Dios por derecho propio, y no por la mera adopción de fe que se ofrece en Romanos 8:15, la cual es sólo un primer paso.

También se dijo que el Mesías/Cristo/Ungido–que representa el Alma espiritual ya madura– vendría montado en un burro. En otras ocasiones ya señalé que en la mitología Egipcia ese burro era fue también simbolizado por el dios maligno Seth, quien mata a Osiris, un dios caído, como Prometeo, figuras que erróneamente muchos también asocian al Mesías judeocristiano, lo cual es un error pues esos dioses siguen tan caídos como el primer Adam. Ni siquiera Horus, que venga la muerte de su padre Osiris, logra zafarse cada año de Seth. Y es porque hay elementos del puzzle mistérico que faltan.

Por lo que es tiempo de mostrar algunos misterios revelados que nos ayudarán a comprender el hilo de este Pesaj/Pascua 2017.


¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu Rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna (Zacarias 9:9).

Los Evangelistas tenían muy en mente ese pasaje cuando dibujaron la entrada en Jerusalén de Yahshua ha Mashiaj montado en burro (Juan 12:13/ Mateo 21:5). 

Y sabían que así el Maestro le daba mil vueltas al hechicero de malas lenguas, Balaam, que le zurraba a su burro (cuerpo) cuando un Ángel de Dios le hacía desviarse del camino para darle una lección. Y es que domeñar a la Naturaleza no es cuestión de fuerza bruta ni represión (Números 22:21-39).

Del mismo Zohar aprendemos que el Rey hace alusión al Sol de la Mente que ilumina la Luna emocional en el Corazón.

No debería sorprendernos pues que Jesucristo entre triunfante en Yerushalaim, que simboliza la Ciudad de la Paz (Shalom)–aunque en la realidad física no lo sea. 

La Luna Llena en el Corazón es por tanto el verdadero "engendramiento" del Mesías dentro de cada corazón sincero, el preludio de su ulterior "nacimiento" y "apogeo", al cual se hace referencia en 2ª Pedro 2:19.

Según el Zohar, el asno blanco hace alusión a la transformación de la energía negativa conocida como Lilit, esa demonia antigua asociada a la Serpiente y que en los mitos hace perder a los humanos su “semilla de vida”, bien sea por medio del sexo erróneamente enfocado o la agitación emocional.

La Serpiente no transformada es el “deseo de recibir placer sin medida”, el cual debe transformarse en “deseo de recibir para compartir”, superando así todo egoísmo. Quien se instruye, comprende y lo comparte, ya está llevando a cabo esa tarea, que es un gran acto de amor consciente.

En el pasaje evangélico tenemos pues a un Mesías que ha transmutado sus energías pasionales, siendo capaz de morar en la Paz del Corazón.

Y eso no se consigue con auto-mortificaciones, como sugieren quienes tienen una mentalidad carnal. Elevarse por encima de las energías astrales sólo requiere Conocimiento y Comprensión de lo que somos y debemos ser, dejando que la Conciencia Divina del Alma se actualice en uno mismo, sacándonos de Egipto, que es precisamente el tema de la Pascua.

Pero ya saldrán más detalles esta Semana Santa.


Por ahora basta recordar que la letra mata, pero el espíritu vivifica. Por tanto los Evangelios no son un libro histórico detallado. De ahí que haya 165 contradicciones entre los mismos, las cuales tienen su razón de ser. Los Evangelios tienen un Alma alegórica y un Espíritu vivificante del cuerpo de fábulas contenido en el Antiguo Testamento, aunque contengan referencias a eventos que sucedieron de algún modo. El mismo Pablo ya señaló este hecho al explicar una alegoría (Gálatas 4).

Los Evangelios son incluso comentarios más avanzados  que el Zohar de Rabbi Shimon bar Yojai, que sólo contiene el Alma de la Torah y está más dirigido a judíos descolgados del mensaje revelado en los Evangelio.

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