martes, 13 de septiembre de 2011

Quietud

Allende las agitaciones cotidianas, hay una quietud de espíritu donde uno puede sentir el amor y belleza que yacen tras la impermanencia de las cosas. En ese estado, la muerte no es más que una ilusión, una transición,  ya que todo todo lo que hicimos, hacemos y haremos siempre fue, es y será preservado en un océano sagrado. 
Y como nada hay mejor que la armonía para mostrar lo que es, aquí tenemos una bonita rendición al canto Apacíguate Mi Alma, del compositor finés Jean Sibelius, sobre el himno de Catharina von Schlegel (1697-?), y basado en el Salmo 46:10: Aquiétate y descubre que Yo Soy Dios.



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