lunes, 19 de marzo de 2012

La Libertad, al inicio

Poco después de escribir el último post y subirlo, uno recibió un texto que refleja exactamente el mismo sentido de liberación que dicho post. Sorprendentemente, la fuente que lo envió no sabía nada acerca de este blog. Y como estas "coincidencias significativas" parecen inspiradas por una realidad más profunda y a menudo pueden darnos lecciones, he aquí el texto, siguiendo el hilo:

Pienso que es importante comprender que la libertad es al comienzo y no al final. Pensamos que la libertad es algo que debe alcanzarse, que la liberación es un estado mental ideal que se logra con el transcurso del tiempo, a través de varias prácticas; pero a mi modo de ver, esta visión es completamente errónea. La libertad no es para ser alcanzada; la liberación no es una cosa que se gana. Libertad, o liberación, es un estado de la mente que es esencial para el descubrimiento de cualquier verdad, cualquier realidad; por lo tanto, no puede ser un ideal; debe existir desde  comienzo. Sin libertad al comienzo no puede haber momentos de comprensión directa pues el pensamiento se vuelve limitado, condicionado. Si su mente se halla sujeta a cualquier conclusión, a cualquier experiencia, a cualquier forma de conocimiento o creencia, no es libre; y dicha mente no puede recibir lo que es Verdad. (Jiddu Krishnamurti. Traducción F.H). 


El término "libertad" es uno de los conceptos más tergiversados y mal empleados. Hay por supuesto muchos sentidos de libertad; la libertad pude ser física, biológica, psicológica, moral, social, política, e incluso metafísica si se considera que en el paso de la Nada al Big Bang intervino una Voluntad Suprema. 
Con todo, ¿no es el sentido "psicológico", o si se quiere, "espiritual", el que más nos ataña, por ser la raíz de nuestros comportamientos, y así, de nuestra comprensión de la vida? Incluso más que el sentido moral, ya que las creencias y costumbres sólo arraigan en nuestro ser cuando algo en nosotros "decide" darlas cabida. 
Ahora bien, tendemos a creer que somos libres para pensar y vivir como queremos, ser lo que queremos, especialmente en las llamadas sociedades democráticas. Pero, ¿es eso cierto? ¿somos realmente libres de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones? ¿cuánta "basura" condiciona nuestro comportamiento?
Lo cierto es que la humanidad se halla en un estado de "esclavitud interior" desde hace miles de años, desde que los procesos de destrucción se convirtieron en un hábito. Lo cual no es normal, dado que el ser humano tiene acceso a eso que se llama Inteligencia. 
Ahora, ya que dicha Inteligencia nos hace ver las cadenas que nos mantienen presos del sufrimiento, ¿por qué no hacer uso de ella? 
Ahí reside el significado de la enseñanza de Buddha, o Jesús, quien dijo aquello de La Verdad os hará libres. 





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