ICHTHYS
El
Evangelio de Tomás el Mellizo es sin duda uno de los textos más
importantes para entender la forma no distorsionada del primer
cristianismo.
A
diferencia de lo que se pensaba, no es un texto gnóstico heleno, ya
que este evangelio tiene un sustrato arameo y por tanto es más bien
nazareno-ebionita.
Es
más, refleja muy bien las enseñanzas de Yahshua, el Nazareno. Algunos de
sus 114 dichos –atribuidos al Maestro–, completan pasajes de los
Evangelios canónicos, lo que llevó a algunos estudiosos a
identificarlo como parte del famoso Q Documento que se planteó la
hipótesis de que la fuente de Lucas, Mateo y Marcos.
En
él se nos revelan claves importantes:
(1)
Y él dijo: "El que encuentre la interpretación de estos dichos
no experimentará la muerte."
(2)
Jesús dijo: "Deja que aquel que busca siga buscando hasta
encontrar. Cuando encuentre, se turbará. Cuando sea perturbado, se
asombrará, y reinará sobre todas las cosas.
(8)
Y él dijo: "Los seres humanos se asemejan a un pescador
inteligente
que, habiendo echado la red al mar, la sacó llena de pequeños peces
pequeños, y al encontrar entre ellos un
gran pez,
devolvió los peces pequeños
de nuevo al mar, eligiendo sin
esfuerzo al pez grande.
Quien tenga oídos para oír, que oiga
Innumerables
son las veces en que los textos sagrados consideran a los humanos
como "muertos vivientes", y coinciden en mostrar la
senda para ser "resucitados" antes de la muerte del cuerpo
físico, e incluso antes de la redención final de aquellos espíritus
que esperan en los cielos inferiores en estado semi-consciente –según
las enseñanzas hebreas.
Sin
embargo, la resurrección no viene por sí sola, con la mera
creencia, sino con la "comprensión, transformación y
"fe-confianza adquirida a través de un intenso proceso de
trabajo interno.
Pero
antes de llegar ahí, uno debe darse cuenta del propio estado
miserable, de cómo la sombra ordinaria desperdicia el día con todos
sus "miedos", "preocupaciones", "juicios
negativos", "gustos y aversiones", subidas y bajadas
que nos privan de nuestra más preciada joya, la verdadera naturaleza
profunda.
Cuando
uno ve esta condición miserable, uno siente remordimiento. Mas cuando encuentra lo profundo, se llena de gozo y respeto reverencial: Cuando encuentre, se turbará. Cuando sea perturbado, se
asombrará.
Un
reconocimiento que conduce inevitablemente a experimentar la
necesidad de "retornar" al verdadero Ser.
¿Por
qué habríamos de permanecer cautivos, a merced de la ilusión de pequeños
egos que nos roban el derecho a Ser, haciéndonos pagar el
precio?
Es
por esto que estamos destinados a convertirnos en "pescadores
inteligentes",
echando fuera de la red los "peces
pequeños",
eligiendo
sin esfuerzo al Pez Grande.
Ahora,
¿qué es el pescado grande? ¿Por qué sin esfuerzo?
Una
respuesta clara aparece en una de las cartas de Pablo:
He
sido crucificado con Cristo; sin embargo, ya no soy yo quien vive,
sino que Cristo vive en mí (Gálatas 2:20)
En
otras palabras, el trabajo espiritual no se basa en el esfuerzo de
nuestra personalidad cotidiana, sino más bien en un no-esfuerzo, en
abandonar nuestras “pretensiones”, dejando que nuestra
"naturaleza divina enterrada" tome el mando y cargue con
nuestros sufrimientos. La diligencia, la atención correcta y el
discernimiento tienen lugar dentro de la Luz libre de la Consciencia,
que espera a ser realizada.
Para una versión completa del Evangelio de Tomás:
http://gnosis.org/naghamm/gthlamb.html
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