El principio de la Sabiduría es el Temor del Señor y el Conocimiento del Santo es Inteligencia (Prov 9:10)
El Temor del Señor es aborrecer el mal; el orgullo, la arrogancia, el mal camino, yo aborrezco (Prov 8:13)
[1]
Ver también Éxodo 20:20, Proverbios 1:7 y Salmo 111: 10
El Temor del Señor es aborrecer el mal; el orgullo, la arrogancia, el mal camino, yo aborrezco (Prov 8:13)
[1]
Ver también Éxodo 20:20, Proverbios 1:7 y Salmo 111: 10
Rabbí
Shimon Bar Yochai, a quien se le confió la
revelación del alma de la Torah,
dictó lo siguiente, en referencia al "temor del Señor", que es más bien Respeto reverencial hacia la Luz, remordimiento consciente, y temor a salirse del Camino de Justicia, no por miedo al castigo, sino por amor al Eterno:
Entonces
comenzó el Rabino Simeón el discurso sobre la doctrina secreta. "En
el principio creó Dios" (Gen. I. 1). Estas palabras se incluyen
en el primer mandamiento que se conoce como "el temor del
Señor", el primer paso en la adquisición de la verdadera
sabiduría y el conocimiento. También se conoce como el principio,
ya que es la verdadera puerta por la que entramos en los misterios
más altos de la vida divina y es
la base sobre la que el mundo existe.
Hay
tres tipos de miedo, dos de los cuales son inútiles en la búsqueda
de la verdad, y que no tienen referencia excepto en relación a
placeres y deleites corporales, y la preservación de la riqueza, y
por tanto, carecen enteramente de mérito.
El
verdadero temor del Señor es el afecto que surge de un
sentimiento de reverencia hacia el Bendito Uno, en tanto que todo
poderoso, raíz sin raíz de toda la vida y la existencia, y en cuyos
ojos el universo sin límites, con todos sus habitantes, son como
nada.
Éste es el temor que, al ser ejercitado, acerca el momento en que la
voluntad divina prevalecerá universalmente en todo el mundo [2].
Recordando el artículo, Oración, Temor del Señor y Remordimiento (publicado en la Pascua de 2013), el "temor de Dios" no es ni "temor a Dios" ni "miedo de ofender a Dios", sino el respeto reverencial inspirado por algo tan perfecto y sublime que nos hace sentir la propia imperfección; pero también es temor de no amar adecuadamente, el cual proviene del mismo Espíritu Santo o Consciencia divina, que constituye el verdadero Ser de cada uno.
Ello entraña una sensación de vulnerabilidad ante la presencia de la Luz divina, la cual choca con la transgresión de la mente y el corazón, llevando al remordimiento consciente purificador.
Sólo este amor reverencial y remordimiento ante lo sublime puede ayudar al aspirante a caminar por el estrecho sendero de la Justicia.
Lo sublime es lo "absolutamente grande", el "último reducto del yo", como Emmanuel Kant señala en su Crítica del Juicio [3], en la que también se refiere a la combinación de "miedo" y "asombro" vividas cuando uno se sumerge en la grandiosidad de la Naturaleza.
Curiosamente, a pesar de ser un intelectual, en ese tratado de Estética, incluso llegó a admitir que un sentimiento tan sutil revela un "yo nouménico o suprasensible" que tiene su propia actividad: "pensar en el infinito como un todo, presupone la capacidad de la razón teórica [contemplativa] en sí, es decir, una" facultad " que es un Ser suprasensible."
Un Ser que en términos judeocristianos se llama Espíritu Santo, la manifestación divina, includio el ser de cada individuo.
Los pitagóricos acuñaron el término "theoría", que originalmente se refería no al "pensamiento conceptual", sino a la contemplación divina mediante la cual el Uno genera el Universo. Es la divina inteligencia creativa conocida como Jokmah por los kabalistas y Noûs por platónicos, neoplatónicos, y Logos por los Cristianos.
Todo aquel que logra ir más allá de la "mente
egoísta", más allá del sentido del "Yo y mío"
(fuente de temor egoísta), participa conscientemente en la Gloria de la
creación, cerrando el círculo.
Así el Absoluto Ilimitado se contempla y realiza a sí mismo a través de Adán, nada menos.
Así el Absoluto Ilimitado se contempla y realiza a sí mismo a través de Adán, nada menos.
Haciéndonos eco del rétor Longino y su tratado Sobre
lo Sublime,
del siglo I d.C:
"Porque
nuestra alma se eleva fuera de la naturaleza a través de la verdad
sublime; se codea con espíritus elevados, y se llena de alegría
orgullosa, como si ella misma hubiese creado lo que oye."
¿Podría
ser ésta la razón por la cual el rabino Shimon bar Yochai vino a
decir en la introducción del Zohar que el “Respeto del Señor” es
el fundamento sobre el que existe el mundo?
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Imagen:
Fotograma de Die vom Weiße Hölle Piz Palü, por Arnold Fanck, 1929
Cortesía Matthias Fanck.
[1] El Zohar (Números 220b), ve a Jokmah
como koach
(potencial) y mah
(puro Ser desinteresado). Jokmah es un estado de plenitud creativa, puro Ser potencial (ver Salmos 34:9, Job 28:12; Salmos
104:24; Eclesiastés 7:12).
[4] La
conexión entre el Cristianismo y la Kabalah se conoce desde hace
siglos. Sin ir más lejos, el rabino Moisés David Valle (siglo
XVIII) ya sostenía que el Cristianismo era la nueva forma de la
Kabalah, elaborada expresamente para los gentiles (las ovejas
perdidas de Israel en particular), y ocultada a los ojos dogmáticas
de Fariseos y los Saduceos, que se negaron a aceptar que Yahshua era
uno de los Mesías profetizados. Este rechazo ciego habría sido la
causa por la que fracasó el segundo intento de restaurar la verdadera Humanidad adámica, lo que requiere una segunda venida que estaría aconteciendo ya en el interior de cada ser humano justo.
[2] Zohar, El Libro del Esplendor, Introducción. Traducido a partir de la versión publicada en:
http://www.sacred-texts.com/jud/zdm/zdm002.htm
[3] Emmanuel Kant, Crítica del Juicio, #106-108.
Un
claro ejemplo de la continuidad entre el Judaísmo y el
Cristianismo es la sabiduría contenida en el Tetragrammaton, YHVH
(Yod, Hei, Vav, Hei), el impronunciable Nombre del Eterno que alude a una división cuádruple del
Mundo a la que se alude Isaías 43:6
El fundamento de la Kabbalah es el Árbol de las Vidas (Etza Jayim), Sabiduría de la que gozaron los primeros Humanos de Luz antes de caer al mundo físico, y la cual debe ser rescatada para la regeneración espiritual del Humano Originario.
Sus diez esferas (Sefirot) representan estados y atributos del Eterno, no al Eterno en sí mismo, que es incomprensible. La tradición expresada en obras cabalísticas tempranas como el Bahir transmiten que el Uno Sin Límite (Ayn Sof) se contrajo (tzimtzum) para crear un Vacío en el que Todo pudiera Ser. En términos pitagóricos: el Uno se refleja en el Cero para que lo Múltiple sea. La humildad divina en su máxima expresión.
Sus diez esferas (Sefirot) representan estados y atributos del Eterno, no al Eterno en sí mismo, que es incomprensible. La tradición expresada en obras cabalísticas tempranas como el Bahir transmiten que el Uno Sin Límite (Ayn Sof) se contrajo (tzimtzum) para crear un Vacío en el que Todo pudiera Ser. En términos pitagóricos: el Uno se refleja en el Cero para que lo Múltiple sea. La humildad divina en su máxima expresión.
La
YOD en YHVH
corresponde a Jokmah (Sabiduría), conocida como Padre (Abba) en su
función de Palabra Creadora o Logos, origen de Ideas Semilla, cuyas
líneas de fuerza irradiadas rebotan y se entrecruzan en el
Vacío Luminoso, generando así la Matriz geométrica llamada Binah
(Comprensión), primera configuración de Ima, Madre de todas las formas que hace posible las bases para la Comprensión de la Vida. Aquí es donde la tradición ubica a Yhvh Elohim, cuerpo del Eterno.
La
HEI de YHVH
se encuentra en el Mundo Mental de la Creación (Briah),
y corresponde al despliegue de Binah, que puede verse como la Virgen María concibiendo por obra del Espíritu Santo (Ruach ha Kodesh), es decir, la Espiral de Luz Inteligente. A través de ella los Arcángeles recrean en su Mente tanto las ideas semilla del Logos-Hochmah como las formas de vida inspiradas por Binah.
En este mundo mental de la creación se establece el
equilibrio entre el proceso constructivo de la cuarta sefirah, Jesed
(Bondad), fuente de abundancia, y las leyes restrictivas de la quinta, Geburah
(Severidad), sin la cual todo crecería hasta convertirse en un
cáncer cósmico. El camino medio es siempre la mejor solución.
La
VAV en YHVH
corresponde a la sexta esfera, Tifereth (Belleza), conocida como el Pequeño Rostro (Zeir Anpin),
el Hijo, el Niño Cristo, futuro Esposo y Rey que media entre el Mundo Mental y el Mundo
Emocional de la Formación (Yetzirá), que es donde las semillas originales del Logos-Hochmah cristalizan en formas concretas y se
preparan para encarnar en el mundo físico de acuerdo con los
esquemas establecidos en reinos superiores. Aquí es donde el primer Adán fue formado (yetzirah), en el Jardín del Edén inferior, que no era físico y se hallaba en Yesod (Fundación), la novena sefirah, la cual se hizo más densa con la Caída dando lugar a la experiencia física de la tierra.
Finalmente,
la última HEI en YHVH
corresponde a la Novia (Nukva), que se
encuentran en el Mundo de Acción (Assyah), que incluye al mundo físico, siendo donde las almas humanas son entrenadas siguiendo las metas más altas con
el fin de preparar el Reino (Malkuth), facilitando el nacimiento interior del Niño Crístico que logra convertirse en Rey en cada
corazón puro, como Yahshua mismo ejemplificó. La tierra
física es donde la Luz Divina se manifiesta en el ser humano como Hija Novia, la llamada Shekinah, que es el Espíritu Santo individual, único e irrepetible.
Sobre la conexión entre Cristianismo y Kabbalah hay dos interesantes conferencias:
http://www.youtube.com/watch?v=IFxYPznJuKc
http://www.youtube.com/watch?v=IFxYPznJuKc
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