viernes, 29 de marzo de 2013

Pascua Arriba, Pascua Abajo – Parte III


Mosaico de la Sinagoga de Beth Alpha, Israel (siglo VI)
Wikipedia


Viernes Santo. El Héroe Solar, Cordero de Dios, es conducido a su sacrificio:

Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí, y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Lucas XXIII, 33).

Semejante actitud de perdón incondicional es otro modo de ejemplificar la esencia de la enseñanza cristiana, que muy pocos son capaces de practicar verdaderamente. En la antigüedad los auténticos cristianos eran aquellos que antes de ser asesinados por los romanos, o incluso la propia Iglesia romana, aún tenían suficiente poder interior para enviar un último deseo al verdugo: pax tibi, la paz sea contigo. Los Cátaros de la Edad Media fueron un gran ejemplo. 

Ésta es la razón por la cual considerarse uno cristiano puede ser un acto tremendamente pretencioso en muchos casos. Es mucho más prudente y humilde pensar que a lo sumo podemos simplemente “aspirar a ser”.

Anécdotas aparte, observemos un instante el antiguo mosaico zodiacal de arriba. En primer lugar vemos al Sol representado en el centro entre cuatro figuras, los cuatro puntos cardinales. Pues bien, si lo analizamos desde la óptica de la crucifixión, es demasiada coincidencia que de Cristo se diga que fue crucificado entre dos malhechores, ya que como vemos en el mosaico, cuando el Sol alcanza el Equinoccio de Invierno –en Capricornio, la figura borrada de abajo– a su derecha tiene el Equinoccio de Primavera en Aries, y a su izquierda tiene el Equinoccio de Otoño en Libra, que está justo debajo de Virgo, la Virgen o Madre, como señalamos ayer. A esto parece hacerse referencia explícita con el pasaje: Estaba junto a la cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena (Juan 19: 25). Y si a ello unimos el Solsticio de Verano en Cáncer, arriba del todo, tenemos una cruz perfecta en las cuatro esquinas de la tierra y el cosmos, la Cruz de la Materia que recorre Helios, el Sol. 

Tampoco parece casualidad que desde antiguo se asocie a los cuatro evangelistas –Mateo, Marcos, Lucas y Juan– con estos cuatro puntos cardinales, los cuales eran vistos también como los ejes de un Reloj Cósmico, tanto del Sistema Solar como de la Galaxia. Es más, antiguamente las horas y las estaciones se marcaban dividiendo el círculo en cuatro cuartos de tres segmentos cada uno (para meses y signos zodiacales). Y dado que el ciclo estacional se inicia en Aries –tres en punto en el mosaico–, éste sería el comienzo de la hora Prima , es decir, la Primavera o Prima Vera. Luego tendríamos el Verano a finales de la Tertia y comienzo de la Cuarta, mientras que el Otoño vendría a finales de la Sexta y comienzo de la Séptima (Septiembre) –hacia las nueve en punto en el mosaico, en Libra–, etc. Algo que parece encajar con el siguiente pasaje:

Era la hora tercia cuando le crucificaron... Llegada la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y a la hora de nona gritó Jesús con voz fuerte: Eloí, Eloí, lama sabachtaní? Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Marcos 15: 25, 33, 34)

La hora Nona se correspondería al mes de Noviembre, cuando los días son más cortos y oscuros que en Verano, pues el sol asciende menos desde el horizonte y se pone antes. “Oh, Sol,Helios, ¿por qué nos abandonas?”. Dicha oscuridad se haría incluso mayor en la hora Décima, el Solsticio de Invierno, día más corto del año –seis en punto en el mosaico–. 

Sin embargo, no olvidemos que esta visión tiene varios niveles de comprensión. Aquí el Sol tiene a Cáncer y los Asnos justo encima, en la vertical, como si dominasen el momento, lo cual tiene una profundo significado psicológico, como veremos. En esta etapa el viajero sufre momentos de desesperación y abatimiento, así como un cierto sentido “agrio” de la vida:

Algunos de los presentes, oyéndole, decían: Mirad, llama a Elías. Corrió uno, empapó una esponja en vinagre, la puso en la caña y se lo dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle (Marcos 15: 35, 36).

Con todo, el héroe no se deja vencer por la acidez vital: 

diéronle a beber vino mezclado con hiel; más en cuando lo gustó no quiso beberlo (Mateo 27: 34).

Retornando al nivel astronómico, el vinagre representa el momento en que el Sol deja Libra, que como vimos coincide con la temporada del Vino, en Septiembre, que da paso al Otoño, cuando la vegetación se torna roja. En el evangelio de Juan, después de probar ligeramente el vinagre, Jesús dice: todo está acabado”. Sentencia que hace alusión al ciclo profético ineludible, que en términos astronómicos es el momento en que el Sol, Helios, continua su descenso en el Inferno o Inverno, allí donde ya no hay más Vino, el cual se ha convertido en Vinagre, pues las hojas caen parduzcas y amarillentas, y donde finalmente el Héroe Solar recibe el “beso de la muerte” asociado al Scorpión, Judas, y el “flechazo” de Sagitario, Lanza de Longinos. Si nos fijamos en el diagrama zodiacal nada parece azaroso, ni siquiera el evangelio:

Vinieron pues los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que estaba crucificado con Él; pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza y al instante salió sangre y agua uno de los soldados le atravesó con su lanza, y al instante salió sangre y agua (Juan 19: 32, 34).

Nuevamente, desde el nivel psico-espiritual, esto es una consecuencia inevitable de movernos en la cruz de la materia, donde sufrimos los aguijonazos de las “pasiones”, las “enfermedades” y la “muerte”; una muerte que no sólo debe ser física, sino también interna. En los momentos de sufrimiento uno ya sólo puede confiar en lo Alto y soltar, es decir, dejar de aferrarse al mísero ego.

Jesús, dando una gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, y diciendo esto expiró (Lucas 23: 46)

Con esto, damos por terminada la Passión y esperamos poder continuar con la Pascua. 


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