domingo, 31 de marzo de 2013

Pascua Arriba, Pascua Abajo – Parte V

Tympanum of the Church of St.Trophime, in Arles 

Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. De pronto hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo y, acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. De miedo de él, los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Pero el ángel dijo a las mujeres: «No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos y va delante de vosotros a Galilea; allí lo veréis. Ya os lo he dicho (Mateo, 28, 1-7).
Sorpresa es también darse cuenta de varios matices curiosos. En primer lugar no podemos dejar de preguntarnos por qué en inglés la Pascua recibe el nombre de Easter, que apunta al Este, donde sale el Sol, que cada año recorre un círculo, Galil, de constelaciones.
Y justo “tres días” después del comienzo del Solsticio de Invierno –situado entre el 21 y el 22 de Diciembre– llega la Navidad, erróneamente asociada al nacimiento de Jesús, pero que desde antiguo corresponde con la celebración babilónico-romana del nacimiento del Sol Invictus, el Sol Invencible, Mitra, Lucifer, la Luz astral atrapada en la materia. 

A partir de ese momento el Sol inicia de nuevo su ascenso por el horizonte, haciendo a los días más y más largos. 
Unido a esto, no es menos relevante que cuando nuestra hermosa tierra alcanza su máxima inclinación en sus dos solsticios (verano e invierno), tarda un poco en comenzar a inclinarse hacer el otro lado mientras rota y viaja alrededor del Sol. Debido a ello, durante ese período de “tres días” Helios asciende por el mismo punto y da así la impresión de permanecer atado a un poste, cual “ajusticiado”. De ahí la expresión “solsticio”, del latín “sol” y “stitium” (parón) o “sistere” (permanecer).
Así, no parece casual que ya en evangelio, antes del primer solsticio, se anuncie lo siguiente:
Porque así como tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de un gran pez, también tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en las entrañas de la tierra (Mateo 12:40).
Habiendo tocado fondo y morado tres días en la Oscuridad, el Héroe Solar comienza de nuevo su ascenso, “siempre hacia delante”, dejando atrás el signo de Capricornio en el horizonte. 

En el siglo XIX algunos eruditos vieron que tal vez ése era el significado del rito judío de las dos cabras en el Yom Kipur. A una se la sacrificaba, mientras que a la otra se la dejaba escapar para despeñarse en el monte, cargando con los pecados de Israel. Y dado que a Jesús se le llamó el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan I:29), algunos intérpretes lo consideraron como la “cabra de escape” a la que aludían las profecías judías (Isaías 53) [1].

En un sentido la cabra que sube al monte efectivamente aludiría al ascenso del Sol hacia el nuevo signo. El 20 de enero entra en Acuario, el Aguador –signo posiblemente relacionado con el famoso Hijo del Hombre, otro de los apelativos de Jesús–. Finalmente Helios pasa por Piscis y alcanza de nuevo Aries, Primavera, tiempo de Pascua. Se completa así su "resurrección" a través de tres signos  –todavía invernales–, que son en realidad "tres días solares", lo cual encaja con el "tercer día de resurrección". De ese modo, ni siquiera la fecha de celebración de la Pascua parece aleatoria.
Con todo, el universo también se halla dentro de nosotros, pues como Platón sugirió en la República, hay en realidad "tres soles": el físico, el fuego de la psique y el espiritual. Por lo tanto la resurrección solar es un “renacimiento” en tres niveles. Así, también es preciso morir y resucitar a nivel anímico, conquistando las pasiones oscuras y la "mente-asno" que nos mantiene atados a círculos viciosos dañinos. Al viajero se le invita a cabalgar el Asno, como hiciera Jesús en la entrada triunfal con la que comenzamos. La imaginería llegó incluso más lejos, pues otro de los símbolos cristianos, incomprensible para muchos, es el “asno crucificado”:

Grafito de Alexemenos (Wikipedia)


Algunos creen que se trataba de una mofa hacia Jesús, pero no parece el caso, pues hay una referencia histórica a la adoración cristiana del símbolo, como veremos. Además, la misma enseñanza se hallaba en Egipto, donde el crucificado era un Seth con cabeza de asno. Y es lógico, teniendo en cuenta que, quien ríe el último, ríe mejor. Al final la situación se invierte, ya que el dominio vertical de las dos estrellas Asno que aparecían en Cáncer, desaparece cuando Helios abandona Capricornio. Tal vez ésa es la razón por la que autores antiguos –i.e Platón y Porfirio [2]– consideraban a Cáncer como la Puerta del Hombre –donde las almas se encarnan en la Tierra–, y a Capricornio como la Puerta de los Dioses –donde retornan a la Fuente–.

Quedaría por ver la mayor parte del ministierio de Jesús, pero cae fuera de la Pascua. Aunque es tarea de cada uno descubrir las conexiones en el propio “alma”, estudiando los cuatro evangelios. Es iluminador ver cómo el encuentro de Jesús con San Juan el Bautista encaja con el simbolismo de Acuario, que es seguido de Piscis, que está ligado a su vez al momento en que Jesús recluta a sus primeros discípulos, “los pescadores”.
Antes de cerrar la Pascua, merece la pena señalar que según se desprende de los evangelios, la llegada del Hijo del Hombre –Acuario–, constituye una Segunda Venida que es de Espíritu, y también tendría tres niveles. Los evangelios enseñan que cada sincero buscador debe recibir su bautismo de Agua (Psyche) para poder soportar el de Espíritu (Pneuma) y el de Fuego (Padre, Aither). Sin duda alguna éste uno de los aspectos de la enseñanza más enigmáticos y profundos, dado que también se relaciona a una época que aún está por llegar, si es que no ha comenzado ya. 
Dicho “llamamiento interno” se relaciona no con la cuenta anual que hemos visto en estos artículos, sino con la “cuenta precesional”, que también era marcada con los doce signos zodiacales. Seguramente surgirá como tema central en otros posts. Tan sólo recordemos que cada mes Precesional Platónico dura aproximadamente 2160 años y recibe una “influencia solar” ligeramente distinta, pues Helios no está quieto, sino que a su vez se mueve alrededor de otra estrella al lo largo del Año Platónico (24,000-25920 años aprox) [3] [4]. Y según la precesión de los equinoccios, la tierra está abandonado el Mes de Piscis –simbolizado por los peces cristianos–. Con todo, a pesar de que el movimiento de las estrellas se mide de modo matemático, parece ser que la influencia solar de cada Mes Platónico, siempre comienza a hacerse sentir antes del inicio exacto, como bien queda reflejado en los ciclos evolutivos e involutivos de la humanidad. Por eso, alguien muy sabio dijo aquello de:
Velad, pues no sabéis ni el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir (Mateo 25: 13). 
En otras palabras: manos a la obra.
Con esto damos por terminada la Pascua y dejamos para la semana que viene la cuestión del Jesús histórico, que habremos de abordar desde posturas fuera de lo convencional. 
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Respecto a la bibliografía recomendada sobre los temas tratados, lo mejor es leer a los clásicos de la antigüedad, los textos sagrados y a autores decimonónicos como Robert Taylor, Kersey Graves o Frances Rolleston, sacando conclusiones propias. De todos modos, los siguientes libros inspiraron bastante esta investigación:
1.Hamlet’s Mill: An Essay Investigating The Origins Of Human Knowledge and its Transmission Through Myth. Hertha von Dechend y Giorgio de Santillana, 1969.
2.La Serpiente Celeste: Los Enigmas de la Civilización Egipcia. John Anthony West. Ediciones Grijalbo, 2000. 

3.El Héroe de las Mil Caras. Joseph Campbell.

4.The Power of Myth. Joseph Campbell and Bill Moyers.

Referencias:
[1] Historia sobre las constelaciones, i.e Capricornio:
http://www.constellationsofwords.com/

[2] De manera explícita en El Antro de las Ninfas de Porfirio, y de manera velada en el Timeo y la República de Platón (libro X, mito de Er).



[3].La Ciencia Sagrada. Swami Sri Yukteswar (sobre astronomía védica y el paralelismo entre cristianismo e hinduismo)
[4].Lost Star of Myth and Time. Walter Cruttenden. St.Lynn´s Press, 2006. (sobre la estrella compañera del sol)




sábado, 30 de marzo de 2013

Pascua Arriba, Pascua Abajo – Parte IV




Tras la crucifixión, llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también había sido discípulo de Jesús. Éste llegó ante Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y corriendo una piedra grande a la puerta del sepulcro, se fue (Mateo 27, 56-60).

Si recordamos, en el nivel de compresión astronómico, Helios alcanza su sacrificio en la hora Novena, y es atravesado por la flecha de Sagitario, signo del noveno mes, Noviembre. A su muerte, Helios desciende por completo a las entrañas del inframundo, el sepulcro del evangelio. Nos encontramos en Solsticio de Invierno del 21 de Diciembre, punto de máxima oscuridad, día más corto del año, marcado en el cielo por Capricornio, que es el décimo signo. De ahí que Diciembre  –del latín, Deca– fuese siempre el décimo mes, y no el doceavo. Naturalmente, esto concuerda con el simbolismo del Diez, que como enseñó Pitágoras, es el símbolo de la “completud”. 

Y respecto al inframundo hemos de destacar que posee un carácter “purificador”, más que aterrador. Numerosas culturas antiguas describen esta oscura etapa como un viaje en el que se encuentran “guardianes” que, o bien devoran a las almas débiles que sólo tienen pasiones bajas y carecen por tanto de “espíritu”, o bien ayudan a las almas humano-divinas a deshacerse de las últimas ataduras anímicas para así poder ascender a las regiones de luz. En Egipto e India esos guardianes se representaban con la figura de un Cocodrilo o un Hipopótamo, o una mezcla de ambos; y dichos animales estaban asociados al signo híbrido de la Cabra-Marina o Capricornio, símbolo también de la "naturaleza dual de la psique". Resulta curioso comprobar cómo el propio Leonardo Da Vinci parece haber plasmado esta imaginería en el cuadro que vimos el otro día, la Última Cena, donde el apóstol que correspondería a Capricornio realiza un peculiar gesto con los brazos. ¿A qué parte del cocodrilo nos recuerda?

Y el siguiente día, que es el segundo día de la preparación [Sabbath, Sábado], se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos a Pilato, diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después del tercer día resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; para que no vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos (Mateo 27: 62-64).
Sellada así la tumba de nuestro Héroe Solar, tendrá que ser mañana, pues, cuando prosiga la historia. Veremos entonces cómo el proceso da un giro sorprendente, donde el comienzo y el fin se tocan, donde los signos estelares se funden con nuestro alma y abren la puerta a un futuro de esperanza. 


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viernes, 29 de marzo de 2013

Pascua Arriba, Pascua Abajo – Parte III


Mosaico de la Sinagoga de Beth Alpha, Israel (siglo VI)
Wikipedia


Viernes Santo. El Héroe Solar, Cordero de Dios, es conducido a su sacrificio:

Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí, y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Lucas XXIII, 33).

Semejante actitud de perdón incondicional es otro modo de ejemplificar la esencia de la enseñanza cristiana, que muy pocos son capaces de practicar verdaderamente. En la antigüedad los auténticos cristianos eran aquellos que antes de ser asesinados por los romanos, o incluso la propia Iglesia romana, aún tenían suficiente poder interior para enviar un último deseo al verdugo: pax tibi, la paz sea contigo. Los Cátaros de la Edad Media fueron un gran ejemplo. 

Ésta es la razón por la cual considerarse uno cristiano puede ser un acto tremendamente pretencioso en muchos casos. Es mucho más prudente y humilde pensar que a lo sumo podemos simplemente “aspirar a ser”.

Anécdotas aparte, observemos un instante el antiguo mosaico zodiacal de arriba. En primer lugar vemos al Sol representado en el centro entre cuatro figuras, los cuatro puntos cardinales. Pues bien, si lo analizamos desde la óptica de la crucifixión, es demasiada coincidencia que de Cristo se diga que fue crucificado entre dos malhechores, ya que como vemos en el mosaico, cuando el Sol alcanza el Equinoccio de Invierno –en Capricornio, la figura borrada de abajo– a su derecha tiene el Equinoccio de Primavera en Aries, y a su izquierda tiene el Equinoccio de Otoño en Libra, que está justo debajo de Virgo, la Virgen o Madre, como señalamos ayer. A esto parece hacerse referencia explícita con el pasaje: Estaba junto a la cruz de Jesús su Madre y la hermana de su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena (Juan 19: 25). Y si a ello unimos el Solsticio de Verano en Cáncer, arriba del todo, tenemos una cruz perfecta en las cuatro esquinas de la tierra y el cosmos, la Cruz de la Materia que recorre Helios, el Sol. 

Tampoco parece casualidad que desde antiguo se asocie a los cuatro evangelistas –Mateo, Marcos, Lucas y Juan– con estos cuatro puntos cardinales, los cuales eran vistos también como los ejes de un Reloj Cósmico, tanto del Sistema Solar como de la Galaxia. Es más, antiguamente las horas y las estaciones se marcaban dividiendo el círculo en cuatro cuartos de tres segmentos cada uno (para meses y signos zodiacales). Y dado que el ciclo estacional se inicia en Aries –tres en punto en el mosaico–, éste sería el comienzo de la hora Prima , es decir, la Primavera o Prima Vera. Luego tendríamos el Verano a finales de la Tertia y comienzo de la Cuarta, mientras que el Otoño vendría a finales de la Sexta y comienzo de la Séptima (Septiembre) –hacia las nueve en punto en el mosaico, en Libra–, etc. Algo que parece encajar con el siguiente pasaje:

Era la hora tercia cuando le crucificaron... Llegada la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y a la hora de nona gritó Jesús con voz fuerte: Eloí, Eloí, lama sabachtaní? Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Marcos 15: 25, 33, 34)

La hora Nona se correspondería al mes de Noviembre, cuando los días son más cortos y oscuros que en Verano, pues el sol asciende menos desde el horizonte y se pone antes. “Oh, Sol,Helios, ¿por qué nos abandonas?”. Dicha oscuridad se haría incluso mayor en la hora Décima, el Solsticio de Invierno, día más corto del año –seis en punto en el mosaico–. 

Sin embargo, no olvidemos que esta visión tiene varios niveles de comprensión. Aquí el Sol tiene a Cáncer y los Asnos justo encima, en la vertical, como si dominasen el momento, lo cual tiene una profundo significado psicológico, como veremos. En esta etapa el viajero sufre momentos de desesperación y abatimiento, así como un cierto sentido “agrio” de la vida:

Algunos de los presentes, oyéndole, decían: Mirad, llama a Elías. Corrió uno, empapó una esponja en vinagre, la puso en la caña y se lo dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle (Marcos 15: 35, 36).

Con todo, el héroe no se deja vencer por la acidez vital: 

diéronle a beber vino mezclado con hiel; más en cuando lo gustó no quiso beberlo (Mateo 27: 34).

Retornando al nivel astronómico, el vinagre representa el momento en que el Sol deja Libra, que como vimos coincide con la temporada del Vino, en Septiembre, que da paso al Otoño, cuando la vegetación se torna roja. En el evangelio de Juan, después de probar ligeramente el vinagre, Jesús dice: todo está acabado”. Sentencia que hace alusión al ciclo profético ineludible, que en términos astronómicos es el momento en que el Sol, Helios, continua su descenso en el Inferno o Inverno, allí donde ya no hay más Vino, el cual se ha convertido en Vinagre, pues las hojas caen parduzcas y amarillentas, y donde finalmente el Héroe Solar recibe el “beso de la muerte” asociado al Scorpión, Judas, y el “flechazo” de Sagitario, Lanza de Longinos. Si nos fijamos en el diagrama zodiacal nada parece azaroso, ni siquiera el evangelio:

Vinieron pues los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que estaba crucificado con Él; pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza y al instante salió sangre y agua uno de los soldados le atravesó con su lanza, y al instante salió sangre y agua (Juan 19: 32, 34).

Nuevamente, desde el nivel psico-espiritual, esto es una consecuencia inevitable de movernos en la cruz de la materia, donde sufrimos los aguijonazos de las “pasiones”, las “enfermedades” y la “muerte”; una muerte que no sólo debe ser física, sino también interna. En los momentos de sufrimiento uno ya sólo puede confiar en lo Alto y soltar, es decir, dejar de aferrarse al mísero ego.

Jesús, dando una gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu, y diciendo esto expiró (Lucas 23: 46)

Con esto, damos por terminada la Passión y esperamos poder continuar con la Pascua. 


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jueves, 28 de marzo de 2013

Pascua Arriba, Pascua Abajo – Parte II

Última Cena. Leonardo Da Vinci (1420)


Y llegamos al Jueves Santo, donde acontece el “lavatorio de los pies” que Jesús realiza con sus discípulos antes de la cena. Dicho ritual estaba extendido en Oriente, y era normalmente realizado por sirvientes. Con éste Jesús ejemplifica su enseñanza: 

Si yo, pues siendo vuestro Señor y Maestro, os he lavado los pies, también habréis de lavaros vosotros los pies unos a otros (Juan Cap 13: 14). Por un lado viene a recalcar el mensaje central que más adelante comunica: Un precepto nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; como yo os he amado, así también amaos mutuamente (Juan Cap 13: 34). Y por otro alude a un aspecto muy importante, a saber, la necesidad de ayudarnos mutuamente a ver y superar nuestros defectos en el camino interior, “lavándonos la porquería”. 

En el antiguo Egipto dicho rito tenía un carácter purificador,  dentro de un contexto de preparación para la muerte y se le realizaba al faraón. Antes de morir hay que dejar atrás las ataduras pesadas:
El rey dice: Yo me he bañado con Ra [el Sol] en el lago de los juncos. El sacerdote responde: Horus [hijo del Sol] ha limpiado tu carne, oh rey; Thoth ha limpiado tus pies, oh Shu levanta al rey, oh Nut da tu mano al rey (Texto de las Pirámides 519).

El anuncio final de la muerte en nuestra historia acaece después del lavatorio. Jesús y los doce se disponen alrededor de la mesa y mientras comían les dijo: en verdad os digo que uno de vosotros me entregará (Mateo Cap 26: 21). Después de lo apuntado ayer, ya deberíamos adivinar a qué se refiere. Pero para hacer el periplo aún más emocionante prestemos atención al famoso cuadro de Da Vinci. Como no podía ser menos, aquel adelantado conocía la Sabiduría antigua y no dejó lugar a dudas. Si nos fijamos veremos que los discípulos están agrupados en cuatro grupos de tres. Y si prestamos aún más atención comprobaremos que cada uno refleja las características principales de los doce signos zodiacales. He aquí algunas pistas, el resto, para el buscador. En Wikipedia es posible observarlo en detalle, con ampliaciones:

Comenzando de izquierda a derecha vemos los tres signos de Primavera. ¿De qué color es el característico ropaje que lleva el apóstol pelirrojo encima del azul? ¿No recuerda al de los pastores, con su zurrón? ¿Podría lo que parece ser la pata amarillenta del banco, abajo en la esquina, una alusión a una pata de Carnero? 

El apóstol a su izquierda tiene un cuello que parece desproporcionado y su mano derecha descansa sobre un hombro. Casualmente, el cuello y los hombros se asocian a Tauro, signo del propio Leonardo Da Vinci, que incluso se parece al apóstol del cuadro.

Luego vemos a alguien cuyas manos parecen reflejar la dualidad y la complementariedad de los masculino y lo femenino. ¿Qué signo sucede a Tauro?

Pasemos ahora al grupo veraniego, sobre el que hablamos ayer. ¿No es curiosa la postura en la que el apóstol sostiene el cuchillo en la mano derecha? ¿Podría el cuchillo parecer una pata de cangrejo? Tal vez, es más, unido a la mano izquierda sería casi como el famoso signo 69 tumbado, característico de Cáncer. ¿Y qué podríamos decir de la mano izquierda del apóstol que está delante? ¿No parece una garra? A su vez éste está mirando a lo que parece... ¿una mujer? ¿Quién es ella?

A la izquierda de Jesús tendríamos a los grupos de Otoño e Invierno, pero dejemos que la curiosidad haga el resto y centrémonos en la cena:

Mientras comían Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y  dándoselo a los discípulos dijo: tomad y comed, este es mi cuerpo. Y tomando un cáliz y dando gracias: Bebed de él todos...(Mateo Cap 26).

Pan y vino. Una comida frugal con varios significados. ¿Cuál encaja en el contexto astro-teológico?  

Para comprender los ciclos del sol en sintonía con los signos zodiacales hay recordar las etapas estacionales, aunque que ya pocos las conocen, pues se compra en el súper y los niños comienzan a creer que las verduras las fabrica un hombre con mono azul detrás de una cámara refrigeradora llena de cajas o que el pan son rodajas blancas y cuadradas que vienen de las bolsas Bimbo. 

Antiguamente todos sabían que el Verano es la época de recogida de la siembra, y la cosecha estaba asociada a la Madre, llámese Démeter o Virgen. Y Virgo precede a Libra, la Balanza, que no sólo marca un “Juicio Final”, sino que es la casa del Sol durante un Septiembre vinícola. En España e Italia algunos aún saben esto pues hay una buena tradición de vino. 

Es en Libra cuando comienza el Equinoccio de Otoño, punto donde el Sol "desciende" hacia la Oscuridad,  los días se hacen más y más cortos, y las hojas otoñales se tornan rojas, como el Vino, y como aquel mar que cruzara Moisés con la tropa hebrea. En otras palabras, el Agua que Acuario y Piscis habían traído para la Primavera de Aries, se transforma, cual "milagro",  en Vino, al igual hiciera Jesús en las bodas de Caná, después de que su Madre le dijese que no había (Juan Capítulo 2). 

En ese momento Helios parece vendido. Se entiende así que Jesús fue entregado a los romanos por Judas, por el precio de...¿cuántas monedas de plata eran?, ¿cuantos son los grados que ocupa un signo zodiacal? Dividamos 360º entre 12 y lo sabremos.

Por supuesto, esto es sólo un “nivel de interpretación”. Quedarse aquí es entender nada, ya que, Hágase tu voluntad, así en la Tierra como en el Cielo. Hemos ahondar en el nivel "psicológico-espiritual", pues cada buscador está llamado a ser un héroe solar, y aspira a poder ser Cristiano algún día, es decir, a participar de la Consciencia Solar o Cristo. Ello implica que en vida también somos traicionados por "pasiones egoístas" y la "mente de asno", y hemos de experimentar "caídas", como el Sol hace cada año. Pero el héroe se cae siete veces y se levanta ocho. Sobre esto habremos de indagar en el próximo artículo, así como sobre las posibles pistas que indiquen la existencia de un Jesús histórico, o al menos alguien que después recibiera ese apelativo. 



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miércoles, 27 de marzo de 2013

Pascua Arriba, Pascua Abajo – Parte I


Pietro Lorenzetti (1320)
Dominio Público, Wikipedia

El silencio y la contemplación son por supuesto importantes, pero la mente también necesita "alimento" para desarrollarse. Y dado que un aspecto importante del desarrollo interno es el proceso de comprensión de los ciclos evolutivos reflejados en el arte sagrado, hoy damos inicio a una serie de artículos con el fin de investigar una cuestión muy antigua e importante: 

Todas las escrituras sagradas contienen al menos siete niveles de interpretación que se complementan entre sí y pueden ayudar a conocernos a nosotros mismos. Uno de estos niveles fue re-descubierto por eruditos como Volney, Depuis y Kersey Graves durante los siglos XVIII y XIX y estudiado bajo el nombre de "astro-teología". Aquí lo vamos a abordar en el contexto de la Pascua Cristiana, en sincronía con la interpretación psico-espiritual, y dejando también la puerta abierta al Jesús histórico, cuestión que abordaremos más tarde.

Con ciertas claves, es bastante fácil seguir las historias de los evangelios como una imagen perfecta del Viaje del Sol a lo largo de la Eclíptica, el legendario Viaje del Héroe, que también se lleva a cabo dentro de nosotros. Como arriba, así abajo, decían los hermetistas; así en la Tierra como en el Cielo, reza la oración cristiana.
Varias etapas solares importantes son representadas en el tiempo de Pascua, que comienza con Domingo de Ramos –hace cuatro días este año–. En Mateo XXI se presenta de la siguiente manera:
 [1] Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé,[2] al Monte de los Olivos,[3] Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: "Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y en seguida hallaréis una asna atada y un pollino con ella. Desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dice algo, contestadle: "El Señor los necesita, pero luego los devolverá"".[4] Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el profeta: "Decid a la hija de Sión: tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de animal de carga".[5] Entonces los discípulos fueron e hicieron como Jesús les mandó. Trajeron el asna y el pollino; pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima. La multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino.[6] Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: "¡Hosana [7] al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!"
Cuando leemos este texto y otros con cierta llave interpretativa, todo aparece claramente en su lugar, incluso las aparentes contradicciones entre los evangelios sinópticos. En principio puede ser molesto encontrar que el evangelio de Marcos comienza este mismo episodio con una pequeña variación en el texto que incluso hace a los estudiosos pensar que el escritor ignoraba la geografía. En Marcos XI, 1 leemos: Cuando se aproximaban a Jerusalén, estando ya al pie del monte de los Olivos, cerca de Betfagé y de Betania...
¿Por qué se introduce Betania? Resumiendo, posiblemente esto se hizo para llamar la atención del lector, ya que el término se puede perfectamente interpretar como Beth Anu, traducción semítica de la expresión egipcia Casa de Anu, dios de Heliópolis, la Ciudad del Sol.
Pero fundamentalmente debemos recordar que el ministerio de Jesús comienza a la edad de "doce años" y tiene una duración de un año, es decir, doce meses, exactamente lo que tarda el sol en cruzar –desde un punto de vista observacional– las doce casas del Zodíaco. 

Casualmente, los evangelios presentan a Jesús diciendo cosas como: En la casa de mi Padre hay muchas moradas (Juan 14:2); Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida (Juan 8:12) o Yo soy el Camino (Juan 14: 6).
Por otra parte, Jesús elige a "doce discípulos" y su ministerio se desarrolla en torno al llamado mar de Galilea –nombre posiblemente derivado de la palabra hebrea Galil (círculo), reminiscencia de la rueda zodical. Además, autores antiguos como Porfirio ya señalaron que la expresión "mar de Galilea" es extraña, ya que en Galilea no hay más que un lago conocido como Tiberíades. 

Por lo tanto, en este contexto, el término “mar” bien podría referirse a lo que tradiciones míticas llamaban Aguas de la Existencia, relacionada con la Rueda de las Reencarnaciones, que las Escrituras y sabios hebreos denominan Gilgal.

Dicho esto, advirtamos que el pasaje evangélico comienza haciendo referencia a "Jerusalén", lugar donde se dirigían, y recordemos que antes de dicho episodio, Jesús anunció su futura pasión tres veces, y después de la primera tomó Jesús a Pedro, Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó a un monte alto. Y se transfiguró ante ellos; brillo su rostro como el Sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz (Mateo 17: 1).

Preguntémonos ahora por qué justo antes de entrar en plena ciudad de Jerusalén, Jesús se encuentra con "dos hijos de Zebedeo" y sana a "dos hombres ciegos", en su "ascenso a Jerusalén". ¿Qué es Jerusalén? ¿Por qué cura a "dos" ciegos en Mateo y a "uno" en Marcos? ¿Quiénes son esos Dos? ¿Acaso aluden a los Gemelos de Géminis, justo antes del signo Cáncer, donde el Sol alcanza su cenit?

Ahora centrémonos simplemente en la orden dada por Jesús a, nuevamente, "dos discípulos": "Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y en seguida hallaréis una asna atada y un pollino con ella. ¿Cuál es esa aldea de enfrente? 
Más adelante Jesús entra triunfal en Jerusalén sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de animal de carga".  

Vaya, esto sí que tiene gracia. ¿Iba Jesús sobre un asno o sobre un pollino? ¿Acaso sobre los dos? ¿Pero qué maneras son esas de entrar triunfante? 

 Algunos eruditos ven aquí una simple “expresión enfática”, defendiendo que Jesús iba sentado en la burra, acompañado del pollino. Pero se mire por donde se mire, en el pasaje de Mateo se recalca: Trajeron el asna y el pollino; pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima –se entiende que de ambos–. 

 De hecho, en la antigua y famosa versión inglesa de la Biblia, la del rey James, se traduce del mismo modo; es más, en la primera frase incluso se afirma que iba sentado en el asno y en el pollino. Así aparece hasta en un pasaje del Antiguo Testamento que aparentemente alude a lo mismo. Y es que se ha argüido que el pasaje evangélico es el cumplimiento de una profecía judía:He aquí que viene tu Rey justo y victorioso, humilde montado en un asno, y en un pollino hijo de asna (Zacarías 9: 9).  

Aunque por desgracia, hay muchas traducciones alteradas, pues muchos intérpretes, más listos que nadie, se aventuran a modificar lo que no cuadra con su doctrina, cuando no lo suprimen del todo por miedo a la Verdad.

Ahora, la cuestión es ¿y si se nos está invitando a estudiar más detenidamente las “rarezas”? Hay que tener en cuenta que  normalmente las obras de arte sagradas contienen "contradicciones" e "imágenes sin sentido" que no son meros despistes ni caprichos, sino más bien "pistas" que apuntan a un "doble fondo". La Biblia está llena de extrañas "adivinanzas" y "profecías" que,  casualmente,  comienzan a cobrar enorme sentido cuando se ven como alegorías psicológicas, matemáticas y astronómicas que nunca pueden dar pie a confusión ni a disputas:
Una vez el Sol cruza el Equinoccio de Primavera el 21 de Marzo, asciende a través de Aries, el Carnero, aún cual Cordero, de Dios, más creciendo en fuerza, irradiando luz sobre los campos arados a fuerza de bueyes –simbolizados por Tauro–, y es que los campos "psicológico" y "terrenal" han de ser preparados para que las "semillas" puedan germinar.

 Finalmente, el Sol alcanza su Esplendor en su punto celeste más álgido, haciendo así a los días más largos e inaugurando el Solsticio de Verano el 21 de Junio, Hosanna en las alturas.
En términos astronómicos esto corresponde al momento en que el sol entra en la Casa de Cáncer, el Cangrejo. De ahí en adelante el Sol se mueve a través de Leo –otro símbolo de Jesús, quien fuera llamado "victorioso" León de la Tribu de Judah (Apocalipsis V, 5)–. ¿Por qué victorioso?
Esta acción retrógrada de dejar atrás el “esplendor solsticial” y dirigirse hacia el Equinoccio de Otoño se simboliza con el movimiento lateral del Cangrejo, a saber, Cáncer, una constelación más bien difusa que, curiosamente, da cobijo a dos estrellas prominentes conocidas en la antigüedad como "asselus borealis" y "asselus australis", los "dos asnos"

Y curiosamente, el signo del Cangrejo también estuvo representado con dos colas de asno que parecen formar el número 69. Y estos "asnos" están cerca de un brillante cúmulo de estrellas conocido como Colmena o Pesebre –Praesepe en Latín. Es ya demasiada coincidencia que un par de asnos reaparezcan más tarde, durante el nacimiento de Jesús, en el pesebre, tal vez a modo recordatorio de todo el proceso que condujo a su muerte y resurrección. 

Por otro lado, desde un punto de vista espiritual, estas imágenes alegóricas apuntan al proceso de conocer y domeñar esa testaruda "mente de asno" que se niega a seguir las órdenes de la divinidad interior. En la lengua inglesa, el asno se designa incluso con un vocablo "ass", que alude también a la parte baja del ser humano, o para ser más precisos, al culo.
Como podemos ver, el verdadero arte nunca muestra cosas al azar. Y si bien es cierto que los evangelios están llenos de paralelismos sorprendentes y toda su historia puede leerse en términos psicológicos, matemáticos y cosmológicos, la interpretación “astro-teológica” –que dirían los eruditos decimonónicos– se le ha subido a la cabeza a muchos estudiosos, los cuales tienden a pensar que el mito cristiano es una "fábula" tejida para gobernar a las masas. Sin embargo, esto es una simplificación excesiva, ya que estas enseñanzas sagradas son todavía una herramienta de transformación interior que nunca podría ser forjada por tiranos. 

Además, es necesario distinguir entre la idea del Cristo –"Arquetipo de Consciencia", más que una persona–, de la posibilidad de existencia de un hombre histórico que pudo haber encarnado tal nivel de desarrollo interior, en un lugar y tiempo determinado, por una razón específica, como varias tradiciones defienden. Espero que podamos examinar esta cuestión en los siguientes artículos pascuales.

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