Finalmente, llegamos al octavo día de la Fiesta de Tabernáculos, y para completar el ciclo, aquí tenemos unas citas interesantes tomadas del libro The Year of Jubilee, de Thomas Jude Germinario [1]:
¿Cómo pudo Él que carece de Pecado haberse convertido (de nuevo en palabras de San Pablo) la misma encarnación del Pecado, para que el Pecado pudiese morir con él en la Cruz? Cargó con nuestro Pecado sobre sí mismo porque él es el Cuerpo del cual todos somos miembros. El Cuerpo no puede tener uno de sus miembros corrompidos sin que la enfermedad se extienda. Ningún hombre queda justificado por el hecho de hacer menos mal que sus congéneres–del mismo modo que su pecho no puede estar más sano si su estómago está enfermo. Jesús ofreció su vida en el monte Calvario sólo para realizar una afirmación, pero es sorprendente que muchos supuestos "cristianos" aún no lo cogen. El mensaje de Cristo era y es simplemente éste: "¡No hay Pecado sino más bien nuestro Pecado!
La Ley no se puede aplicar más que a nosotros mismos. Cada uno de nosotros está llamado a llevar a cabo la Voluntad de Dios de un modo único y diferente [...]
Asignar "culpa" fuera de nosotros es desmembrar el Cuerpo Divino. Ejercer Juicio contra otro es imponer la "ley" de Moloch, el devorador de Almas inocentes. Si realmente estamos dispuestos a cargar con la Cruz de Jesús y seguirle, ¿no debemos cargar con el Pecado de nuestros congéneres? ¿No debemos reconocer como propio incluso la maldad ostensible llevada a cabo por otros? No hay otro modo de vivir la Unidad de la humanidad, la cual es la condición para la Venida del Reino.
Edom representa la presencia en el Mundo del Alma de los restos del Estado Mental basado en auto-justificarse y que conocemos como Satan. Edom es la "generación" de pseudo-almas que, como dice Salomón, son puras ante sus propios ojos aunque se bañan en su inmundicia.
p.99
Era ésta la "generación" a la que Jesús se refería en su profecía de las últimas cosas:
En verdad os digo que no pasará esta generación antes de que todo esto suceda [Mateo 24:34].
En otras palabras, todas las coberturas rotas de los Ángeles Caídos deben hallar un modo de encarnarse para que puedan ser re-asimiladas en el Cuerpo del Hombre [Cósmico]. Éste es el significado de la profecía de Isaías con respecto al Rey de Tiro:
Y sucederá que al cabo de setenta años visitará el Señor a Tiro...[Isaías 23:17]...
El número 70 en la profecía de Isaías hace referencia a la letra Ayin. Según la Kabbalah, Ayin significa los siete universos de Caos que fueron destruidos antes de la creación de nuestro Mundo. Estos siete universos inferiores corresponden a su vez a los siete Reyes de Edom descritos en el Capítulo 36 de Génesis. Estos siete representan la "generación" que debe perecer antes de que el Hijo del Hombre retorne a reclamar su Reino, el reino espiritual de Israel. Tiene, por tanto, sentido que el octavo Rey de esta línea edomita sea el prototipo del Mesías. El nombre de este octavo Rey es Hadar, un término hebreo que significa "Belleza". La Kabbalah asocia este nombre con el octavo día de Sukkot o Tabernáculos, que comienza con la recolección de ramas del árbol "hermoso". Sukkot es el festival de las "moradas" y las letras hebreas del nombre Hadar pueden leerse como HaDor, "la morada". Puesto que Hadar es el único Rey de Edom ligado a una Reina, simboliza la restauración para el Alma de su Reina–la Presencia Femenina de Dios, Shekhinah.
En nuestro próximo capítulo, veremos cómo los antiguos rituales de Sukkot expresan una fórmula de equilibrar las polaridades Masculina y Femenina del Alma y su alineamiento con las polaridades sexuales de la Cabeza de Dios. Dicho equilibrio y alineamiento es esencial para la función del Alma como vehículo de la Luz o Quintaesencia. También aprenderemos cómo los rituales del Árbol Hadar revelan simbólicamente la estructura del Árbol de la Vida, la red de senderos que el Alma debe seguir para regresar a la Cabeza Divina. Sin embargo, con el propósito de completar los argumentos de este capítulo, sólo necesitamos reconocer que la fiesta de Sukkot fue, más que nada, una celebración de la Auto-Consciencia conocida como Visión.
pp.100-101
[...]
Complementando este polo transcendente [Masculino] de la Cabeza Divina, tenemos la polaridad Femenina de Dios, que hemos caracterizado como inmanente. En este aspecto, Ella está íntima y palpablemente presente en su Creación. Ella "mora" en el Universo físico (el vocablo hebreo HaDar significa "morada"), desde los brazos espirales de sus lejanas galaxias hasta el núcleo de sus partículas más minúsculas. Suya es la Gloria que literalmente llena nuestro Mundo, como el profeta Isaías escucha de los Serafines que lo proclaman, atendiendo a la Presencia Divina:
Santo, Santo, Santo es el Señor de los Ejércitos,
toda la tierra se halla llena de su Gloria [Isaías 6:3]
p.115
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[1] Más información sobre el libro y capítulos parciales se pueden hallar en la web del autor:
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