domingo, 20 de marzo de 2016

Conquistando al Asno



En Marzo del 2013 ya hablé sobre el simbolismo astrológico de la entrada triunfal de Yahshua en Jerusalén. Ahora nos centraremos en su sentido espiritual para conocer mejor el velo psíquico.

En primer lugar, ese burro que cabalga Jesús el Cristo no parece otro que la naturaleza bestial que en Egipto solía ser representada por el enemigo de la consciencia solar, es decir, por Set, la bestia con orejas de asno que de momento tiene bien asentado su trono en la vida de los homo sabelotodo:

 
 Set, asociado a Saturno y Satán, representa el conjunto de fuerzas que aprisionan al humano en la carne y le impiden así desarrollar el espíritu crístico que es parte del Hijo-resplandor del Altísmo.

Pero que nadie se engañe, es el propio homo sapiens el que cede todo su poder a lo oscuro, movido por sus apegos a ídolos mentales, imágenes cautivadoras y sucias debilidades, todo lo cual le hace más y más ignorante, hasta que se convierte en burro, como le sucedió a Pinoccio, esto es, Pinocho. ¿Se acuerdan?



Pin-occio hacía alusión al "ojo/occio de la glándula pineal", que se atrofió hace miles de años, gracias quizás a la intervención de ciertas inteligencias planetarias policía estelar, que según diversos mitos sagrados obscurecieron la visión de una humanidad demasiado inteligente e inmadura que se había mezclado con algo que no estaba en su lista de recomendaciones.

Hoy muchos culpan del caos a los formadores de vida, y a Satán –que pocos ven en sí mismos–, y a los políticos, y a la Iglesia de Roma, y quién sabe a cuántos más. ¿Pero acaso culpar es Inteligencia?

Madurar implica asumir la responsabilidad de la humilde divinidad interior y dejar de culpar.

No es casualidad que en las Escrituras el Adversario/Satán aparezca como un sirviente de Dios (Job 1-2). Al fin y al cabo, la oscuridad es sólo sombra de la Luz, y sin ella nadie buscaría la luz.

Incluso el denominado Dios Fuerte o Destructor, a quien Pablo llamó Dios de este tiempo (1 Corintios 4:4), juega a veces el papel de Adversario y conduce a muchos al engaño, como se apunta en la historia de Números 22

La función del Adversario y el Destructor es conducir a la caída y eliminación del dañino orgullo que envenenó a Adam, y que le convirtió en el Hijo caído de la Mañana (Isaías 14, Ezekiel 28).

también he hecho yo al destructor para aniquilar (Isaías 54:16) 

Y es que sin la obstrucción de la obscuridad y la destrucción, la Luz y Vida de la humilde Mente Divina del Hijo del Altísimo, no podría crecer y "cristalizar" en nuestro interior como Hijo del Hombre. Así como tampoco un atleta puede mejorar sin un entrenador que le ponga las pilas.

Por tanto, no tiene sentido quejarse y pedir caprichos. Más útil es permitir que la fuerza, sabiduría y amor que nos brinda el Supremo Amado, se manifieste para que su Mente crezca y nazca del todo dentro de uno, sometiendo y transformando toda oscuridad interna, y antes de morir el cuerpo físico, para no aspirar simplemente a una mera supervivencia parcial en el Reino, sino a las Bodas divinas, i.e, la encarnación plena del Hijo del Hombre en la tierra, a la cual están llamados los que aman de todo corazón.

Pero también es una cuestión de dignidad y libertad, ya que la oscuridad interior se traduce en confusión, auto-engaños, depresión, indolencia, irritabilidad, aversión hacia los demás...Y todo eso repercute en el cuerpo, generando alergias, dolores y un sinfín de enfermedades que causan sufrimiento.

¿Y quién deja que todo eso crezca si no uno mismo?

Por contra, cuando se tiene el coraje de estudiarse y aprender a escuchar y obedecer a la silenciosa y amorosa Mente-Corazón y la Palabra-Enseñanza que dejó en la tierra, la oscuridad tiende a menguar.  

A crece el embrión del Cristo, en caso de que se halle dentro del alma individual que ha quedado embarazada con dicha Luz. 

Y así se ayuda a dar a luz, si es que está a punto:

Apareció en el cielo una gran señal; una mujer envuelta en el sol...y estando encinta, gritaba con dolores de parto (Apocalipsis 12)

Huelga decir que para que el alma personal sea fecundada y se forme el embrión crístico, tiene que producirse primero un bautismo de agua, es decir, una limpieza de la carga del pasado, esas emociones reprimidas, esos traumas infantiles llenos de rencor y pensamientos auto-hirientes. Nada nos aleja más de nuestro espíritu divino que la falta de compasión, el pesimismo, la auto-indulgencia y los impulsos animales.

Nota: Si nada lo impide, el Miércoles noche, veremos más en detalle ciertos aspectos relacionados con el pan y la sangre espirituales que alimentan el embrión crístico. 

Y cabe recordar palabras de Pablo a sus oyentes: 

 sufro de nuevo dolores de parto hasta ver a Cristo formado en vosotros (Gálatas 4:19)


Conociendo ya el objetivo principal, es necesario saber qué clase de oscuridad tiene que disolverse. Y aquí van unas pinceladas:

En primer lugar recordemos que en la Enseñanza del Camino, el hombre representa la mente y la mujer es el alma emocional en el templo del cuerpo.
 
Y al leer el Libro del Génesis sin su velo, vemos que tras rechazar la guía divina, Eva, es decir, el alma de Adam, acabó enredándose en una poderosa energía que la humanidad no estaba preparada para comprender, aunque por un momento les hizo ver demasiado, a través de criaturas más bien salvajes.

Ya mencioné lo que pasó después. Y así fue como la humanidad perd su autonomía, quedando supeditada a inteligencias planetarias y parásitos písquicos que comenzaron a constreñirla para exprimir sus energías emocionales y mentales.  

La humanidad se convirtió así en una marioneta de fuerzas ajenas, como Pinoccio y otros personajes míticos de la Biblia y las Sagradas Escrituras de Oriente. 

Dichas fuerzas son los príncipes, dominaciones, potestades y espíritus del aire que menciona Pablo en Efesios 6:12, y se hallan detrás de todo tipo de cultos a ídolos mentales e imágenes, y de muchos aparentes milagros (1 Corintios 11:14), todo lo cual hace a la gente dependiente, convenciéndola para que ceda su propia energía en actos de adoración hacia lo que no ven ni conocen bien

Por esa razón profetas como Isaías manifestaron la inutilidad de los rituales vacíos y sacrificios que comenzaron a dominar por doquier. Aún así, la gente siguió sin escuchar, y la cizaña creció con el trigo, como sucedió con cada enseñanza traída por grandes mensajeros.

Y como bien mostró el Cristo a los Apóstoles la creencia ciega en lo ilusorio, predomina no sólo en la religiosidad superficial, sino en las ideologías políticas y pasatiempos que mueven masas y avivan la hipnosis de las pasiones bajas.

Esto se ve en el Libro del Apocalipsis (i.e Revelación), que habla de todo ello como la Gran Babilonia y la Bestia, un sistema muy bien urdido que hace a las masas disfrutar su propia zombificación. 

A dicho sistema pertenece el abuso y mal uso de la tecnología, una tendencia luciférica que llevará a muchos a caer, como cayó Tubal Caín y los demás seres cegados por su "auto-deificación".

Y esto no es para tener miedo, sino para comprender por qué el mundo está como está, y cuál es la salida.

Necesario es no seguir el juego a todo aquello que anule la capacidad del individuo de manifestar la Mente del Hijo universal, que es mucho más poderosa que la mente inmadura del Adam caído y puede poner en serio aprieto a cualquier impostor.

El juego de parafernalias bestiales comenzó a ser parcialmente desenmascarado por Buda, hasta que el Hijo que se encarnó plenamente en Yahshua y saltó la tapa de la jaula, aunque muchos no se hayan dado cuenta. 

De modo que ya nadie tiene excusas para decir que no ha oído hablar del juego de ilusión –Lyla en sánscrito– y de cómo salider de ella.

La pasada vez hablamos de la mente daimónica

Veamos ahora sus pilares oscuros:

Uno son las pulsiones orgánicas subconscientes, el ansia de devorar como Behemot y Leviatán, bestias saurias hermosamente descritas en Job 40 y 41.  

Por tanto, conviene comer sano, pausada y conscientemente, saboreando con agradecimiento, sin ir más allá de lo necesario para mantener al organismo sano.

De lo contrario corremos el riesgo de acabar como Leviatán, en la red del inframundo, como deshechos energéticos.

No menos peligroso es el llamado León rugiente, violentas energías emocionales que brotan desde las regiones tenebrosas del Inconsciente y que pueden hacer mucho daño: 

Sed sobrios y vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, andarondando y busca a quien devorar (1ª de Pedro 5:8)

He ahí el león que Samsón fue capaz de derrotar en el relato de Jueces 14; aunque al final se dejó engatusar por la serpiente.

Cada uno llevamos al león dentro en forma de irascibilidad, desprecio, intolerancia...aunque sea un mero cachorro.

 Y Yahshua enseñó una lección sin igual al respecto:

Feliz es el león devorado por el hombre, pues el león se convertirá en Hombre; pero maldito el hombre devorado por el león, pues el hombre se convertirá en león (Evangelio de Tomás, Logion 7)

Es mejor comer que ser comido. Y por algo Yahshua mismo adquirió un título singular:  

No llores, mira que ha vencido el León de la Tribu de Judá, la raíz de David, para abrir el libro y los siete sellos (Apocalipsis 5:5).  

Si hubo alguien que demostró cómo hay que devorar la energía de la furia para alimentar la propia Luz, fue Yahshua, el mensajero divino más vejado y malinterpretado de todos los tiempos. 

Y no debemos olvidar a la verdadera madre de todo este caos, la astuta Serpiente del Génesis, energía multimorfa que se alimenta del polvo energético de la psique pasional con la que se enredó el alma de Adam:

te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida (Génesis 3:14)

El Zohar y el Midrash asocian la psique animal a Lilit, la primera esposa infiel de Adam, la cual llegó a poseer también el cuerpo psíquico serpentino de Caín, quien asesinó a Abel –que simboliza su propio corazón y mente espiritual.

Y al dejarse poseer por la psique animal, Caín acabó sucumbiendo a sus dictados.

Fue quizás Caín a quien se refrería Yahshua como padre diablo de los fariseos (Juan 8:44), y por ende, de todos los que se comportan como ella. 

La Serpiente y sus tendencias cainitas existen en forma de energías parásitas y operan desde el Inconsciente, causando estragos en aquellos que se dejan seducir por sus "susurros". 

En pasajes como Job 26:13 se define su herencia energética como serpiente huidiza, ya que es una energía difícil de apresar y doblegar; se cuela por todos los resquicios de la mente y el cuerpo; tiene un carácter nervioso y sexual, y se ha hecho dueña de los que caminan a una auto-destrucción segura. 

A la energía de la Serpiente se la identifica fácilmente en el fervor emocional, el orgullo, el odio, la lujuria, la falta de perdón, la excitación de masas, ya sean religiosas, políticas, artísticas, etc.

No hay aspirante que no deba aprender a esquivarla. Los mismos seguidores de Moisés tuvieron que aprender a evitar sus mordeduras en el desierto, mirando fijamente –no literalmente– una serpiente de bronce (Números 21:9). 

Ahora, muchos creen que con dicha energía serpentina alcanzarán la iluminación. Y es un craso error, pues es falsa luz. Sólo la Luz no diferenciada alumbra, y es más profunda que la hipnótica Serpiente.

Los yogis de la India conocen a la energía de la Serpiente como Kundalini, la cual asciende por los siete chakras o centros energéticos del sistema nervioso, bien aludidos en las Siete Iglesias del Libro del Apocalipsis, para aquellos que tienen oídos.

Sobre ese tema, el maestro armenio de danzas sagradas, G.I.Gurdjieff, dijo algo que da bastante que pensar: Kundalini no es en ningún caso deseable o útil para el desarrollo del hombre...En realidad kundalini es el poder de la imaginación, el poder de la fantasía, que usurpa el lugar de una función real...(En Busca de lo Milagroso, P.D. Ouspensky)

Quiere decir que Kundalini es lo que hace al hombre creerse o bien un sirviente de una deidad exterior –que en realidad es la Serpiente–, o bien un dios todopoderoso, como le sucedió al Hijo de la Mañana (Isaías 14, Ezekiel 28).

Aunque, evidentemente, esa energía debe fluir sin obstrucción para que no cause daño.

Yahshua mismo dio una clave de cómo salir indemnes:

Del mismo modo que Moisés levantó la serpiente en el desierto, es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre (Juan 3:14) 

Y ese Hijo sólo puede nacer plenamente en cada uno cuando el verdadero Amor  de la consciencia silenciosa reemplaza por completo a la vieja psique animal, salvando al alma de cualquier oscuridad.

Dejar nacer al Hijo dentro requiere seguir un orden interior:

La cabeza de todo hombre es Cristo [Mente Divina], la cabeza  de la mujer [alma] es el hombre [mente] y la cabeza de Cristo es Dios [Uno Universal] (1 Corintios 11:3)


Las emociones e impulsos cainitas dominan por doquier porque los humanos no son "receptivos" con respecto al verdadero Maestro interior. 

El alma corrompida de Caín quiere volver a encarnar plenamente, y por eso sigue susurrando y susurrando aberración tras aberración a las orejas de asno, modificando incluso el ADN, generando más enfermedades.

No es de extrañar que muchos niños nazcan incluso confundidos al respecto de su género. Y a menos que se les ayude a encontrar la verdadera Vida y Luz dentro de sí mismos, terminarán sufriendo demasiado.

Ahora bien, los roles están más invertidos que nunca porque nos aproximamos al final de un ciclo de 7000 años. 

El comienzo del Milenio anunciado en el Antiguo y Nuevo Testamento, ya está cerca, y aquellos que verdaderamente lo quieran pueden comenzar a recibir atisbos del maravilloso pan venidero. 

La conquista del asno-bestia ya está al alcance de muchos más de lo que estuvo en el pasado.

Ahora sólo depende de qué sendero elija cada uno.

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