¿Qué distingue a un alma vieja de un alma nueva?
¿Cuál es el origen del alma y el espíritu? ¿Qué los distingue? ¿Qué es lo que reencarna? ¿Por qué el espíritu llegó a estar atrapado en el Adam que cayó? ¿Cuántos tipos de espíritu y alma hay?
Antes de responder a estas preguntas que me llegan de Ecuador, digamos a grandes rasgos que el Alma nueva es literalmente la que se forma por medio del Espíritu de Verdad y Vida, integrando experiencias que expresan al Nuevo Adam, el nuevo tipo de Humanidad sembrada por el Maestro Nazareno hace 2000 años:
Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Y ese Camino se recorre en relación consciente con el Espíritu de Verdad que proviene del Mensajero/Ángel interior, el cual hace de Maestro conector desde nuestra infancia:
Mirad que no despreciéis a uno de estos pequeñitos, porque os digo que sus ángeles/mensajeros en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos...el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he
dicho.
(Mateo 18:10)
Y yo rogaré al Padre, y El os dará otro Ayudante/Consejero Mayordomo para que esté con vosotros para siempre; es decir, el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir [...] Pero el Ayudante, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he
dicho (Juan 14).
Cuando venga el Ayudante, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de Verdad que procede del Padre, El dará testimonio de mí, y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio (Juan 15:26)
Es interesante ver que en el texto griego el Ayudante aparece mencionado como Parakleto, igual que en la versión de la Peshitta aramea: פרקלטא
Pero lo importante es comprender que las nuevas almas
sólo se forman en relación a ese Nuevo Ayudante, en quienes se hallan conectados a Yeshua, no a otros maestros, por muy llenos de santidad que estén.
En cambio, las almas viejas son todas derivadas del Adam ha Rishon o Alma de la Primera humanidad de Luz que cayó en el Gan Eden. Algunas son fragmentos de almas vitales o intelectuales que vienen de gilgulim o retornos en diferentes existencias, desde hace al menos 6000 años.
Y lo cierto es que casi todos los humanos tenemos fragmentos del espíritu y alma de esa primera humanidad adámica caída. Somos Hijos de Adam, pero con posibilidad de volver a ser Hijos del Bendito cuando recibimos el nuevo espíritu que se profetizó:
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu (ruaj) nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne (Ezekiel 36:26-28)
Ahora, ese nuevo espíritu no debe confundirse con el que se forma con la vieja neshemah o soplo divino del Primer Adam.
Lo menciono porque sabios como Rabbi Isaac Luria y su discípulo Jayim Vital enseñaron que existen neshemot
o almas adámicas que aunque pertenecieron al cuerpo general del Adam,
no cayeron, y vienen por vez primera para ayudar a rectificar.
El Hombre Nuevo goza de inmunidad porque no es alma viviente (nefesh jayah/psyche zooion) como el primer Adam, sino un espíritu vivificante (ruaj jayah), tal como expresó Pablo en 1 de Corintios 15, donde también le llama Último Adam.
Esto es el nuevo Espíritu y Alma sembrado y gestado por el Maestro. Y al recibirlo nos hace tener una relación cara a cara con lo Divino:
Quien me ve a mí, ve al Padre (Juan 14)
Quiere esto decir que quien conoce la Personalidad del Hijo Divino, conoce la del Bendito, porque son uno.
Esto contrasta con la relación espalda contra espalda, la condición de la humanidad desde el Gan Eden y la entrega de la Torah: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá (Éxodo 33:20).
Esto hacía que los humanos encarasen más la muerte que la Vida:
Porque así como en Adam todos mueren, también en el Ungido de Luz todos serán vivificados (1 Corintios 15:22)
¿Cúal es el origen del espíritu y el alma?
El espíritu de la humanidad arrastra memorias que se remontana los orígenes del Universo y la caída de las caídas. Esto explica extraños recuerdos que tenemos algunos, tales como vernos suspendidos en espacios de Luz, contemplar extraños episodios galácticos, etc.
Al mismo profeta Job se le dijo lo siguiente:
¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra? Dímelo, si tienes inteligencia.
[…] ¿Dónde está el camino a la morada de la luz? Y la oscuridad, ¿dónde está su lugar, para que la lleves a su territorio, y para que disciernas los senderos de su casa? ¡Tú lo sabes, porque entonces ya habías nacido, y grande es el número de tus días! (Job 38:4-21)
¿De qué alma vienen entonces las memorias? Debemos indagar esto aclarando los términos.
En primer lugar las palabras alma y espíritu son confusas porque a veces se refieren a lo mismo, dependiendo del contexto.
En hebreo hay dos palabras que pueden traducirse como espíritu, pero son diferentes matices: neshemah (soplo) y ruaj (viento).
En griego pneuma (espíritu) es soplo o respiración mientras que psyche (alma) es la energía psíquica que anima un cuerpo y se considera la esposa del espíritu, el cual es el activador y piloto del alma, tal como decían los sabios griegos.
Ahora, en el lenguaje hebreo se amplía la noción de alma. Se dice que el Hombre o Adam tiene una estatura plena con cinco grados de Alma que incluyen el alma vital (nefesh), espíritu o viento emocional (ruaj), la consciencia intelectiva (neshemah), la voluntad y anhelo de Vida divina (jayah) y la unión plena con el Todo (Yejida).
Y los tres primarios, Nefesh, Ruaj y Neshemah (NaRaN para abreviar), son los que deben unirse para llevarnos a los ulteriores, dando el NaRaNJaY o estado de Conciencia Absoluto.
Sin embargo, esto implica incrementar la comprensión, por medio del soplo de entendimiento.
La Neshemah o Soplo es la Lámpara (NeR) de YHVH y sondea los pensamientos del corazón (Proverbios 20: 27).
NeR es el acrónimo cabalístico de Neshemah, Nefesh o alma vital y Ruaj o viento emocional, porque la unión de Neshemah con el alma vital es lo que genera el Ruaj, una personalidad con sus memorias.
Esto se compara a soplar en un cristal incandescente, o materia astral en formación, como en el Gan Eden. El soplido es la neshemah, el viento o actividad interior es el ruaj y el nefesh es la energía vital generada. Es así como espíritu y alma vienen a ser un mismo proceso.
Y Adam era un alma vital con impulsos animales o nefesh behemit, formada del polvo de Adamah, o Edom, y recibió el soplo llamado nishmat jayim, un entendimiento primario de vidas que venía de las radiaciones astrales o Madre Natura, sobre todo de la Luna, no del Padre solar. Por eso se dijo:
Pero hay un espíritu o ruaj en el hombre, y neshemah de Shaday le da entendimiento (Job 32).
Shaday es la Providencia pechos (shedim) de la Naturaleza, asociada a la esfera de Yesod, Esfera lunar de fertilidad. En otras palabras, lo que hizo que florecieran ciertos seres adámicos era la radiación solar filtrada por el campo magnético de la luna.
Ahora, esa Neshemah era por sí misma un Nefesh Elokit, ya que Adam debía desarrollarla a nivel de Ruaj y Neshemah, Jayah y Yejida, alcanzando el Tifereth de Atzilut con toda la estatura de Beriah. Pero apenas pasó del grado nefesh porque las pasiones del Nefesh behemit le arrastraron.
Esto explica por qué el alma adámica que tenemos llegó a estar atrapada en la materia, y por qué ahora necesita recibir un influjo mayor.
El soplo de inteligencia angélica de Adam venía de los astros, pero ahora viene de la Fuente Primordial, el Sol Absoluto, porque lo que debemos recibir es la Mente del Mesías Yeshua, su Comprensión. Esto es lo que aporta masculinidad divina a nuestra vida.
En cambio, el alma Adam era la mujer o parte femenina que recibió el soplo de la Madre, radiaciones soli-lunares y planetarias que hacían de espíritu masculino-femenino. Así Adam adquirió una capacidad reproductiva espiritual, el alma receptiva con cromosomas almáticos femeninos o XX y espirituales masculinos o XY. Pero al no comer del Árbol de la Vida (la Comprensión potencial del Mesías), esa unión de los gemelos internos no se produjo y el soplo espiritual o neshemah quedó aislada, secuestrado por las pasiones del alma vital, generando un ruaj o viento emocional torcido que abrió el portal a la Serpiente, la cual era un Ruaj torcido muy antiguo. En Adam cayó bajo los susurros Lilith, la mujer extraña, y la mente de Samael, el Ángel de la Muerte que rige el mundo de cuerpos físicos.
Tras unas modificaciones a diversos organismos, los Arquitectos lograron que Adam generase otro viento emocional menos rebelde, pero fue igualmente susceptible a la caída.
A esto le di en
llamar la Gran Chapuza, pues sólo condujo a reproducir la rebelión
angélica celestial, en la del Gan Eden y luego en la terrenal, con las
humanidades.
De ahí vino la división de Adam en Hombre y Mujer, donde la parte masculina vio a la mujer como carne de mi carne y huesos de mis huesos. Porque la mujer es el cuerpo emocional-racional que expresa el discurso de Adam. De hecho, en el Salmo 19:2 se dice literalmente: de noche a noche muestra (javah) conocimiento (da´at).
Javaj representa también el hemisferio cerebral izquirdo, que podía escuchar los susurros de Najash, la serpiente que les incitaba a comer del Etz ha Da´at o Árbol del Conocimiento de lo bueno y deficiente.
Y al mezclarse con la energía Serpiente o Najash se convirtió en Java, madre de criaturas vivientes o Chay. No por casualidad el vocablo arameo Javya (חויא) es Serpiente y hace juego de palabras con Java(החו), en hebreo, y en arameo חוא.
Esto fue la mezcla de dos semillas, el soplo intelectual o semilla de la mujer, más el espíritu torcido que viene del secuestro de esa inteligencia y porta la semilla reptiliana, que no se sacia y tiende al mal.
Así se dio nacimiento a una humanidad carnal llamada Caín, la cual asesinó a su soplo de Conciencia, Habel.
¿Cuántos tipos de alma y espíritu hay?
Hay una tercera línea adámica, resultado de unir a Adam con Javah, y esa fue Seth, que era híbrida, pero con más fuerza de Luz. De ella desciende Enosh, la humanidad presente, donde hay aún mezcla, pero también Enokh y Noaj, porque ofrece la posibilidad de ser rectificados y elevados.
Además, de aquí derivaron tres tipos de alma que podemos llamar Carnal o Cainita, Psíquica-espiritual o Abeliana e Intelectual-espiritual, que se corresponde con Seth.
Ahora bien, luego, en la línea de Seth se produjo una segunda subdivisión al llegar al noveno patriarca desde Adam, que fue Noaj (Don del espíritu divino, Chen, al revés). Y se dice que Noaj tuvo tres hijos: Kham, que representa el Nefesh de esa Neshemah; Jafet, que sería el Ruaj o viento emocional y Shem, el nombre que simboliza el grado Neshemah propiamente dicho.
Y la propia Torah cuenta que al bajar del Arca, Noaj plantó una viña y se emborrachó. Esto encierra un código, ya que vino (yayin) vale 70, como Sod, Secreto. El alma Neshemah se emborrachó de conocimientos. Aunque sus hijos Shem y Jefet proporcionaron la cobertua, cubriendo a su padre en su tienda. El desarrollo del alma cubre nuestras transgresiones y desnudeces.
Luego el espíritu o soplo dio lugar a variantes, que se reflejan en todo el ulterior desarrollo de la Torah: Abraham, Isaac y Jacob; Aron, Moshe, Yahoshua; Shaul, David, Shalomon; Giezi, el sirviente de, Eliseo y Elías; Pedro, Jacobo y Juan, que son el merkava receptivo que debe unirse al superior. Y finalmente el nacimiento pleno del Nuevo Adam, que se representa en la Transfiguración, con Moshé/Moisés, Eliyahu/Elías y Yeshua, que cubren ya los cinco grados del Alma Divina:
¿Y qué es lo que retorna cuando no se completa el nacimiento del Bebé divino?
Tanto la vieja Neshemah y las memorias del Ruaj como el Nefesh son susceptibles de retorno. Pero la Neshemah y sus memorias retornan por medio del Ibur (gestación), entrando en otras almas para completar sus experiencias, rectificar o guiar.
En cambio los nefeshot o almas vitales vuelven por gilgulim, reciclados como parte de otra existencia. Y comienzan desde sus inicios. Sólo al desarrollarse el Ruaj pueden bajar elementos del alma mental más evolucionada.
En cualquier caso, ese procedimiento es muy costoso y arriesgado ya que se pueden perder logros y galones, como les sucedió a los ángeles caídos. Por eso lo más seguro es vivir ligados al Espíritu de Verdad que nos muestra el camino de vuelta sin riesgo a quedar atrapados de nuevo.
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