El mundo es la mente
–Siddharta Gautama El Buda–
El Reino de Dios está dentro de ti, y fuera de ti.
–Evangelio de Tomás–
El nivel de su ser atrae a las experiencias que vives
–Antiguo proverbio sufí–
La comprensión de que cada acto, cada palabra, cada pensamiento nuestro no sólo influye en nuestro entorno, sino que por alguna razón misteriosa forma parte integrante e importante del Universo, encaja en él como si por necesidad, por decirlo así, el mismo momento en que hacemos, o decimos, o pensamos, es una experiencia abrumadora e incluso dramática. La enorme responsabilidad que surge es aterradora.
Si todos nosotros supiésemos que nuestros actos o pensamientos más pequeño tienen efectos de largo alcance, como para poner en movimiento fuerzas que tal vez podrían hacer añicos una galaxia ... Si nos diéramos cuenta profunda y absolutamente, si esta toma de conciencia se incrustase permanentemente en nuestros corazones, en nuestras mentes, cuán cuidadosos seríamos al actuar, hablar y pensar; cuán preciosa se haría la vida en su unidad integral.
–Irina Tweedie, en su Diario, Daughter of Fire-
Darse cuenta de que nuestras experiencias de vida particulares reflejan nuestro ser, debe hacernos más conscientes de la importancia de la “limpieza y pulido del espejo interior”, como dirían los místicos. Y éste es un buen aspecto a pedir en la oración; en otras palabras, en lugar de pedir un capricho, ¿no sería mejor pedir ayuda para limpiar nuestra mente y corazón, para que podamos recibir la abundancia que siempre está llegando desde las esferas divinas, y así darlo a los demás. Nosotros sólo recibimos lo que somos capaces recibir, y sólo damos lo que podemos dar. No importa cuántas oraciones y buenas actitudes podamos tener por unos momentos, si nuestras acciones y actitudes no son consistentes durante todo el día, ni siquiera lo Divino puede ayudarnos, y el mundo exterior siempre apestará, siendo un perfecto reflejo de nuestro caos interior.
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