jueves, 17 de abril de 2014

Corazón No Dual


Evagelio de María Magdalena, Papiro de Oxyrrhinco

En sintonía con el artículo anterior sobre la meditación del corazón, aquí tenemos un pasaje del famoso Evangelio de María Magdalena, que fue descubierto por primera vez en 1896, contenido en un papiro del siglo V. Más tarde apareció también en la biblioteca de Nag Hammadi. 
Su profundidad indica que está realmente conectado a las tradiciones contemplativas y el mensaje místico de Jesús, quien dictó la parte más profunda de la enseñanza a María Magdalena, como este evangelio sugiere.
[...] entonces, ¿será destruida la materia o no? El Salvador dijo: “Todas las naturalezas, todas las producciones y todas las criaturas se hallan unas dentro de las otras, y se disolverán otra vez en su propia raíz, pues la naturaleza de la materia se disuelve en lo que pertenece únicamente a su naturaleza. Quién tenga oídos para escuchar, que escuche.
“No hay pecado, sin embargo vosotros cometéis pecado cuando practicáis las obras de la naturaleza del adulterio [apego a lo físico, identificacion, distracción] denominada pecado. Por esto el Bien entró en medio de ti, hacia lo que es propio de toda naturaleza, para restaurarla en su raíz.”
Entonces prosiguió y dijo: «Por esto enfermáis y morís, puesto que [...] del que...comprenda. [La materia engendró] una pasión sin igual, puesto que procedió de (algo) contra natura. Entonces se produce un trastorno en todo el cuerpo. Por esto os dije: “Sed de buen ánimo, y si os encontráis descorazonados, (sed) alentados en presencia de las diversas formas de la naturaleza. Quien tenga oídos para escuchar, que escuche”.
La naturaleza de estas enseñanzas se vuelve más y más evidente a medida que uno se familiariza con el arte de morar en el silencio del corazón, sin tratar de alejar los mundos externos e internos, sino más bien comprenderlos para reconciliarlos. 

De ahí que se nos diga: "Sed de buen ánimo", y si estáis descorazonados (sed) alentados en presencia de las diferentes formas de la naturaleza”. 

Al dejar fluir los fenómenos, permitiendo a la consciencia abrirse cual flor, uno pronto se da cuenta de que todas las percepciones se disuelven en una presencia profunda en el corazón, y no es secuestrado por el remolino del caos externo e interno, o como Jesús y María lo expresaron, siendo un corazón libre de "adulterio". 

Al adoptar esta actitud abierta, cada impresión, cada preocupación, se convierte en una oportunidad para ser libres. Por esto el Bien entró en medio de ti, hacia lo que es propio de toda naturaleza, para restaurarla en su raíz.

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