Nacimiento de Atenena, con Mêtis bajo Zeus.
Muchos
son los términos orientales que en Occidente se traducirían como
"meditación". Ya hemos visto algunos, y ahora vamos en
busca de una comprensión más profunda de lo que "la meditación
no condicionada" puede ser.
Ciertamente,
en Oriente hay visiones brillantes. Sin embargo, uno no necesita
mirar hacia allí para encontrar joyas. Es más, en la actualidad es
de vital importancia conectar con algo que se había perdido, o quizá
debiéramos decir, se ha mantenido aletargado en Occidente, hasta que
el momento propicio llegara.
Los
occidentales han de recordar que cierta Sabiduría viva estuvo una
vez presente en la antigua Grecia. No en la Grecia clásica de Platón
y Aristóteles, sino en una aún más antigua, cubierta por neblinas
de confusión.
Por
medio de poemas y acertijos, sabios de Hellas transmitieron una
tradición ancestral cuya raíz central es el florecimiento de la
consciencia que revela la quietud y la pureza infinitas que yacen
tras el velo de las formas móviles.
Y
dada la vieja manera simbólica de pensar, ese don de la
luz-consciencia fue personificado por Mêtis, diosa del sabio consejo
y la astucia, quien propiciara el nacimiento de Atenea
(Inteligencia), de la cabeza de Zeus, como se representa en la imagen
de arriba.
El
mensaje clave de aquella antigua tradición griega es que nunca el
engaño al que nos vemos sometidos en vida tiene más sentido que
cuando Mêtis está activa.
Sin
duda esto es un gran acertijo. Y podría ser nuestra única
esperanza, pues como Empédocles nos recuerda, la inteligencia Mêtis
es la única manera de vivir con lucidez a través del gran engaño
[1].
Pero
no nos quedemos con las definiciones simplistas y burdas de Mêtis y
la consciencia –que dicho sea de paso los neurólogos reducen
ingenuamente al cerebro, sin darse cuenta de que el cerebro no puede
percibirse ni comprenderse a sí mismo. Ley lógica fundamental
señores "doctores".
La
mente descubrió la estructura del átomo, luego la mente es más
sutil que el átomo
–Ramana
Maharshi.
Y
la luz de la consciencia es aún más sutil que la mente pensante.
Ahora sólo deduzcan.
En
los poemas de Empédocles simplemente aparece como una facultad
divina que crece cual árbol o flor, alimentándose de la completud
del momento presente. Haciéndonos eco de sus propias palabras:
Para
los seres humanos,
mêtis
crece
en
relación con lo que está presente
[2]
En
esta enseñanza ancestral no se desprecian los sentidos, como si
estos fueran la fuente de ilusiones pecaminosas; todo lo contrario,
nuestros sentidos son la puerta que conduce a la consciencia que los
une y nos lleva más allá de lo imaginable.
Sin
embargo, también recibimos advertencias, pues el arte de Mêtis no
es un camino para ser considerado a la ligera. Ella tiene su propio
poder y no puede ser controlada. La gran paradoja es que uno no puede
sin más "decidir" consultar a Mêtis o "tratar de
practicar el arte de Mêtis", pues eso es precisamente un camino
de auto-engaño. La inteligencia es espontánea, sin elección, o no
es en absoluto.
Sólo
hay una cosa en nuestras manos, y es la atención, que abre la
puertas para que mêtis
trabaje a través de nosotros. Y este acto de "permitir" y
"entregarse" es realmente una forma de servicio y amor
verdadero.
Tampoco
hay que preocuparse de buscar un sitio en concreto. Todo lugar
es propicio para rendirse, sentados o tumbados en silencio.
Mêtis
se adapta constantemente a las circunstancias cambiantes de la vida,
haciendo uso de todo para ver "a través de la ilusión",
guiando nuestros pasos sin siquiera pedírselo o incluso saberlo
nosotros. Nuestra vida se halla repleta de coincidencias y traumas
que no son tales, sino “consejos” provenientes de mêtis.
En
un sentido, mêtis "mide",
percibe contrastes, uniendo lo relativo y lo absoluto, transcendiendo
todas las limitaciones físicas.
Después
de todo, las formas emergentes de nuestra experiencia son simplemente
ondas en el mar sereno del Ser.
La
forma es vacío. El vacío es la forma
(Sutra
del Corazón)
Encontrar
quietud a través del movimiento es de hecho una cualidad del
ser-consciencia,
algo que no podemos perseguir directamente. El arte de mêtis
requiere mirarnos a nosotros mismos primero.
Con
atención se pueden ver todas las experiencias personales que moldean
nuestra limitada visión de la vida, y es la consciencia lo que
las conecta en un transfondo mucho más amplio, la tierra infinita de
lo que realmente somos.
En
presencia del Ser, nuestras caídas, nuestros momentos de frustración
y de dolor, de repente se convierten en hilos significativos en el
tapiz de la Realidad, la cual nos sugiere lo que debemos hacer.
Todo
esto parece simple y hermoso. Sin embargo, la mente humana se ha
vuelto tan condicionada por sus propias fantasías que le es difícil
guiarse por la sencillez de su naturaleza más profunda por mucho
tiempo.
Hacemos
todo muy complejo. Y la mayoría de las veces se debe a que no nos
acordamos de que somos mucho más que cabezas pensantes, o
simplemente porque "tratamos demasiado" de alcanzar algo
que, por su propia naturaleza, es inasible y pertenece lo que nunca
dejamos de ser.
Como
vemos, Mêtis representa muchas cualidades a la vez: la
prudencia, la actitud correcta, la visión lúcida, el maestro
interior...Y
su poder es aún más necesario en estos días donde todo se mezcla
sin discernimiento, incluso la espiritualidad.
Afortunadamente,
todos los fines tocan su principio. La civilización occidental nació
con los maestros de mêtis,
y ahora, en medio de su decadencia, necesita una reconexión a través
de verdaderos oyentes que tengan el coraje de no seguir a
una masa social incivilizada.
A
pesar de que el pensamiento contemporáneo ya no es simbólico, aún
se pueden aprender muchas cosas de los mitos. No es coincidencia
que a Odiseo se le considerará hábil en mêtis.
Pero eso lo dejamos para otra ocasión.
Para
ahondar en este arte, es útil la antigua practica de la incubación,
sobre la cual uno escribió un artículo, aún no traducido al
castellano:
Incubation,
a Western form of meditation,
publicado en Abril 6 del 2009, en la versión inglesa del blog:
_______________
[1] Reality es un bonito libro en el que Peter Kingsley ha reflexionado profundamente sobre este tema.
[2] Ibid, p.512.
Más versos de Empédocles se pueden encontrar en la sección de poemas de este blog, extraídos del mismo libro.
Más versos de Empédocles se pueden encontrar en la sección de poemas de este blog, extraídos del mismo libro.
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