No es difícil atisbar la diferencia entre una actuación musical o composición que provino del corazón silencioso y una que es resultado de una mente calculadora, enredada con "productos externos" tales como notas en un papel, ideas de moda, el deseo de agradar a los demás...
Pocos artistas y compositores tienen el coraje de reconocer que las mejores obras de arte no son "creadas" por ellos, sino más bien tejidas desde otro nivel de realidad más allá del "yo ordinario". El artista es un mero recipiente, mientras que el fondo crea con aquello que esté disponible, una actitud, la técnica de una persona...Pero parece que se ha de ser "activamente receptivo" para recoger influencias superiores.
Nosotros no hacemos nada, pero sin nosotros, nada puede hacerse (Jeanne De Salzmann)
Vale la pena mencionar un apunte de Mozart, quien dijo que su música se presentaba "completa" en su cabeza, antes de que se actualizase en instrumentos o fuera escrita en un papel.
¿Dónde tienen lugar la receptividad y acción creadora?
Hay un "silencio fluido y profundo" que no puede expresarse, sólo experimentarse. En él y desde él, logramos realmente lo que estamos destinados a ser.
Al mismo tiempo, debido a nuestra condición desequilibrada, la búsqueda de este silencio es a la vez una exigencia y un reto.
Escuchemos ahora una inspirada y libre interpretación del 2º movimiento de la Sonata mozartiana nº 12 (KV332), tocada por Friederich Gulda. Sus palabras al final son buenas para la reflexión.
Escuchemos ahora una inspirada y libre interpretación del 2º movimiento de la Sonata mozartiana nº 12 (KV332), tocada por Friederich Gulda. Sus palabras al final son buenas para la reflexión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario