lunes, 25 de diciembre de 2017

Navidad: Nacimiento y Crucifixión del Adam Luciférico

Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal

Dicen que el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones. Y es cierto, pues cuando elegimos lo que parece bueno, acabamos más maleados que un hierro derretido. Toda decisión y elección en este mundo engañoso, está viciada.

En cambio, cuando permanecemos en lo que siempre fuimos en lo más profundo, no ha lugar a error, pues ni siquiera elegimos, ya que Él elige por nosotros, proporcionándonos Todo lo pleno y necesario, ya que es el Todo en todos (1 Cor 15:28).

Por eso es mejor ser guiados con diligencia hacia lo real y completo, que es el verdadero significado de adorar al Viviente Eterno en espíritu y en verdad (Juan 4:24), no en exterioridad y falsedad.

Sin embargo, es curioso cómo todo en la historia ha llegado a ser retorcido hasta límites insospechados, a pesar de todos los datos que se hallan frente a nuestras narices.

Cuántas veces no se habrá insistido en que el 25 Diciembre es el nacimiento de un "niño dios". ¿Pero qué dios nace –simbólicamente– en estas fechas? ¿Cómo? ¿No le conocen aún? Pero será posible...Ay, ay, ay...Con tanta info-des-información muchos andan más perdidos que un cordero en un matadero adornado con guirnaldas, lucecitas, turrones y otros anzuelos navideños.

No es nuevo que las culturas de origen egipcio y sumerio-babilónico siempre adoraron –y siguen adorando– a un "dios de luz astral" que nace un 25 de Diciembre, muy conocido por nombres como Horus (considerado reencarnación de Osiris), Tammuz (reencarnación del rey Nimrod), Mitra, Sol Invictus para los romanos. Todo nombres del no menos famoso Baal, Lucifer, la Estrella Caída, que se disfraza incluso de Señor, Vírgenes, Cristos y Salvadores carnales del Mundo, robando el título a quien realmente lo merece, comenzando por el cabecilla Nazareno.

¿Y qué será de quienes van de pastores iluminados sin serlo? ¿Acaso el peso de la verdadera Conciencia divina no es semejante al de un meño que cae a plomo?

Y el que caiga sobre esta Piedra será hecho pedazos; pero sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo (Mateo 21:44)

¿Pero quién es realmente Lucifer?

En principio es la inteligencia astral atrapada en el mundo de la materia, desde la Caída de ciertos seres adámico-prometeicos, que por pasarse de listos y emplear el fuego de la inteligencia y su tecnología para domeñar la Naturaleza, se mezclaron con este mundo engañoso antes de tiempo, quedando atormentados en la misma, haciéndose pasar por "dioses", estableciendo cultos de adoración, Torres de Babel, i.e religiones externas, castas sociales, políticas de dominación, economía explotadora, mercado salvaje, esclavitud, domesticación de plantas, manipulación de alimentos, alteración del genoma animal y humano...

¿Les suena de algo esta historia? ¿De quién aprendimos a ser tan cabroncetes pues?

Ahora, como dijo el Maestro:

¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes cobran tributos o impuestos los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños? (Mateo 17:25)

Es evidente, pues a quienes nos consideran ganado, nos acribillan. Y a los suyos, ni los tocan. Para eso están las oligarquías de poder, ¿no?. 
Sin embargo, se ven justificados porque la masa, condicionada por ingentes dosis de ignorancia, les compra la burra coja y les ríe la gracia con el consumismo y fiestas superficiales.

Ahora, ¿por qué la apoteosis de sacrificio humano se produce en estas fechas?

Hace ya unos años saqué a relucir el tema [1], señalando que el vocablo Solsticio o Solstitio en Latín, viene de sol stare, o sol que permanece, ya que astronómica y astrológicamente el sol parece salir por el mismo lugar durante el 21, 22 y 23 de Diciembre. Un fenómeno que antiguamente se representaba como el "ajusticiamiento" o "crucifixión" del Sol durante tres tres días en el inframundo.

Un período que si bien se asociaba al tormentoso nacimiento de Lucifer, también representa el punto donde debe "sembrarse", "fecundarse", "resucitar" y "gestarse" una nueva semilla que contrarreste al enfermizo Adam caído que llevamos puesto, cual lagarto Juancho. 

Como sabrán, Génesis 3 habla de dos semillas o genéticas. Por un lado está la de la Mujer, que es la Divina Presencia, Shekina, Espíritu de Santidad, Ungido/Cristo emocional-femenino, que recibió la humanidad como "soplo divino", y que ofrece la posibilidad de desarrollar la semilla masculina, o Mente de Cristo/Ungido. 

Él nos ha engendrado según su voluntad por la Palabra de la verdad, para que seamos como las primicias de sus criaturas (Jacobo/Santiago1:18) 

Esto es, el Nuevo Adam, la familia del Bendito Sea.

Y por otro lado tenemos a la línea de la Serpiente, almas (psiques) astrales que están ya pasadas de rosca por miles de reencarnaciones (gilgulim), y más zumbadas que la Madre (Sofía) que las trajo al mundo–nunca mejor dicho.

Por tanto, la región oscura donde el viejo Adam es crucificado, es también el punto de batalla donde la verdadera Luz divina debe comenzar a crecer para poder nacer. 

Porque así como tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de un gran pez, también tres días y tres noches estará el Hijo del [último] Adam en las entrañas de la tierra (Mateo 12:40).

Los tres días en el vientre del Pez o Inframundo corresponden en el simbolismo astrológico a Piscis, Acuario y Capricornio, desde los cuales el alma es escupida, ascendiendo por Sagitario, el tirador de flechas, Escorpión, donde es atravesada por la lanza de Longinos y Libra, donde comienza su Juicio final del alma antes de nacer en Virgo.

El Sol del Primer Adam (humanidad caída) es crucificado para poder ser transformado y liberado, dejando de ser un tirano, fundiéndose bajo la Conciencia divina.


Recordemos que Jonás se negó a realizar la misión divina de llevar Luz a los habitantes de Nínive. Por eso exigió ser lanzado por la borda del Barco, lo que le llevó a ser tragado por el el Pez, que finalmente le escupió. 

Y es que la oscuridad aterra a cualquiera, hasta el punto de que a veces queremos borrarnos del mapa para no tener que asumir nuestra responsabilidad divina, caminando en las obras que el Bendito Sea preparó de antemano para que camináramos en ellas (Efesios 2:10). 

Ahora, Jonás acabó accediendo al reto. Y lo mismo nos sucede a muchos en estos tiempos de confusión y angustia. 

De modo que nadie en esta aventura se rinda, aguantemos, escuchemos, busquemos la voz de la Conciencia real, la guía del Maestro, nuestro Ser más profundo, pues ahora tenemos acceso a Su imagen y semejanza, i.e Conciencia y Cuerpo de acción armoniosa, por medio de la semilla de la Enseñanza que crece como quizá debería haber crecido si la Roma del Invictus no se hubiese metido por medio–un pequeño imprevisto lo tiene cualquiera.

Huelga decir que, simbólicamente, el nacimiento de la genuina Semilla divina no acontece hasta nueve meses después del 25 de Diciembre, es decir, hacia Septiembre, durante la Fiesta de las Cabañas, Sukkot, cuando según la tradición nace el verdadero Ungido/Mesías/Cristo. 

Hecho que aparece claramente señalado en el Evangelio de Lucas, como ya indiqué [2], para aquellos que estudian y no creen a pies juntillas lo que se repite a machacamartillo.

El Invierno siempre fue tiempo para sembrar, no para nacer ni recoger frutos. 

Es difícil nacer en medio del frío desolador y demoniaco de nuestras mentes carnales, las cuales deben ser suavizadas por el corazón cálido de la Conciencia objetiva.

Así pues, para que nuestro Cuerpo de Vida pueda gestarse y nacer verdaderamente conectado a su Cabeza, el Maestro Ungido, ¿no hemos de sembrar las semillas del Espíritu en lo todo que hacemos?

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay Ley (Gálatas 5:22-23)

Ni siquiera la del amigo Luci. 

Shalom.
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