Sinagoga Beth Alpha. Siglo II A.D
Yo soy la Luz del Kosmos/Olam (Juan 8:12)
Vosotros sois la Luz del Kosmos/Olam (Mateo 5:14)
La visión cambia radicalmente cuando los evangelios se traducen sin engañosas ideas latinas.
En este caso, ¿por qué traducir "mundo" cuando en el texto pone "kosmou" y la palabra "mundi" no existía en los primeros dos siglos?
La palabra "Mundo" es imprecisa y contiene el prefijo Mun, que alude a la Luna, Moon (inglés), Mond (alemán), y por tanto a la oscura luz astral que gobierna el mundo físico, dando lugar a la religión y política exterior. Es cuando menos sugerente que en francés la palabra para "mundo" es Mond, que es Luna en alemán.
Qué locura de mundo, ¿verdad?
¿Pero qué otra cosa puede esperarse cuando todo está regido por mecánicas energías de estrellas y planetas, satélites? Quien no se haya comportado alguna vez como un maldito lunático, lance la primera piedra.
Ahora, ¿quién debe mandar en nosotros, la luz de los astros o la Luz de Conciencia prístina que está por encima? ¿Vivimos con estrella o existimos estrellados?
La Enseñanza Antigua es muy clara a este respecto.
Esto no debiera sorprender, pues los evangelios fueron escritos por autores hebreo parlantes, según se deduce de su extraña composición sintáctica.
El
vocablo Kosmos fue acuñado por los pitagóricos en el siglo VI a.C y no
hace alusión a lo que hoy entendemos por "mundo" o universo físico, sino
a un Todo ordenado e iluminado por la Luz o Conciencia divina, la cual está por encima de la falsa luz electromagnética de
estrellas y planetas, "luz del mundo temporal", que sólo es simulación de Luz, meros ropajes del Ser.
Curiosamente, ése es también uno de los significados de Olam, que en hebreo hace referencia a la Realidad Eterna, el dominio del Universo inmortal.
Esto no debiera sorprender, pues los evangelios fueron escritos por autores hebreo parlantes, según se deduce de su extraña composición sintáctica.
Y según la tradición, Abraham comprendió la unicidad del Olam/Kosmos al alinear sus siete centros energéticos, regidos por los 7 planetas:
Abraham plantó un tamarisco en Baar Sheba (Siete Pozos) y allí invocó el Nombre de la Omnirealidad Eterna (Yhwh El Olam)– Génesis 21:33
El mismo significado cabalístico de Yishrael o Israel es ir directos a Él, Yashar El, es decir, al Altísimo [El Elyon], transcendiendo las energías estelares que gobiernan en cuerpo psico-físico.
De hecho, Israel también puede leerse de modo astro-teológico como Isis-Ra-El, que son las energías electromagnéticas de la Luna, el Sol y los planetas, especialmente Saturno, que los cananeos llamaban El.
He aquí la razón por la que en Génesis 32 leemos que Jacob, prototipo
del mesías, fue llamado Israel cuando venció en su lucha con un extraño
"hombre", que representa a Elohim, las fuerzas de la Naturaleza,
enmarcadas en los Doce Signos Astrales y las Cuatro Criaturas o
cuadrantes del Kosmos que contempló Ezekiel como ruedas dentro de ruedas.
Y al lugar de lucha, Jacob/Israel lo llamó Peniel, pues la contienda tiene lugar con el Ojo de la Conciencia, sobre la Glándula Pineal.
El Sol, la Luna y los planetas rigen doce ángulos de luz o ángeles, los principios cosmo-psicológicos que deben ser superados por medio de la reunión y unificación o integración de los mismos, alcanzando el punto central, el decimotercer signo, reservado al Hijo Universal o Adam Primordial.
13 es el número de Muerte y Resurrección, cuyo valor gemátrico del término hebreo Ejad, Unicidad, al igual que Ahaba, Amor, y el vocablo griego Xristos (1480=13).
Ciertamente, la Unicidad es la reunión de todas las cosas en el Espacio del Ser por medio del Amor.
13 es el número de Muerte y Resurrección, cuyo valor gemátrico del término hebreo Ejad, Unicidad, al igual que Ahaba, Amor, y el vocablo griego Xristos (1480=13).
Ciertamente, la Unicidad es la reunión de todas las cosas en el Espacio del Ser por medio del Amor.
Los
números armónicos 12, 13 y 14 se repiten en numerosas tradiciones,
aludiendo a diversos grados del esquema del Kosmos interior.
Por ejemplo, en diversas mitologías el cuerpo del Hijo es desmembrado, reconstruido y resucitado, como Osiris, que fue cortado por Set (Satán) en 14 trozos y reconstituido en Horus; Dionysus/Zegreus descuartizado y devorado por los titanes, de cuyas cenizas nace la humanidad presente, con el corazón y restos de Dionysus; el Prometeo encadenado tras tratar de ayudar a los hombres dándoles el fuego de inteligencia.
Todos esos mitos hacen referencia al Ángel Caído, al Adam caído en el Eden, que se rompió en las almas de la humanidad sin poder hacer nada por levantarse, ni siquiera erigiendo grandes pirámides y otras demostraciones de megalomanía.
En cambio, el Maestro Nazareno se nos presentó como encarnación misma del Iesou Kristo u Hombre Cósmico, el verdadero Padre de la Humanidad, sin cuyo carácter divino no hay salvación.
Y se encarnó precisamente para recuperar y redimir esos fragmentos o chispas de su cuerpo, reuniendo y reconciliando en Sí todo el mundo en el Kosmos, siendo la imagen del Dios invisible (Colosenses 1), el propósito final de Todo.
Vemos así como los relatos mitológicos hacen referencia a diferentes etapas del Opus Kosmicum, las cuales comienzan con la "reunión de los egos" internos, para integrarlos en el Yo Soy Universal.
Así, David reunió a las doce tribus (psicológicas) de Israel y engendró a Solomon, unión del Sol-Conciencia y el Ego-Luna (fuerzas de Imaginación).
Mas no pasó de ahí, pues era un mujeriego, igual que Salomon, cuyo templo fue destruido dos vece.
Y Ulises ensartó a los doce falsos pretendientes de su esposa Penélope con su arco, pero dicho modelo del héroe divino también fracasó, pues era demasiado violento.
Por contra, Iesou Kristo, el Verbo Universal, propuso armonizar el Kosmos denmascarando al Satán en las tres tentaciones del ego, reuniendo a los Doce Apóstoles y abriendo un espacio interior, haciendo un auto-vaciado (Filipenses 2), imitando así al Padre Universal, que se vació para dejar espacio a la Creación.
Esto se refleja geométricamente, ya que el cubo o mundo material tiene 12 lados y es contenido en el espacio del Ser, que hace el aspecto 13, más el espacio interior que sería el 14.
Integrar las energías psico-astrales se realiza en el Cuerpo pero desde el espacio interior del Alma Virgen (Neshama), que debe unirse a su esposo, el Espíritu de Vida (Jayá).
Entrando en más detalle, el trabajo comienza encarando al Ego alfa de la manada, nuestro "rasgo pricipal", que viene marcado por el signo solar y su ascendente lunar, representados por la tribu de Judah y Benjamin. Una vez nos ocupamos de lo principal en nuestra psique, lo que más nos atormenta, podemos entonces proseguir con las restantes diez tribus perdidas, hasta integrarlas todas, como el Nazareno hizo con los Apóstoles.
Para quienes tengan interés, ése es el tema del Evangelio de Marcos, que recorre los doce signos.
A su vez, los 12 aspectos del mundo astral/psicológico se subdividen en 3 decanos cada uno (para cuerpo, emoción y mente), dando lugar a 36 aspectos positivos, que sumados a 36 aspectos negativos dan los 72 fragmentos del ego, representados por los 72 genios de la cábala, los 72 nombres de Dios, 72 invitados al banquete donde se traiciona a Osiris, 72 apóstoles enviados por Jesucristo, y el mismo Tetragrammaton:
Por ejemplo, en diversas mitologías el cuerpo del Hijo es desmembrado, reconstruido y resucitado, como Osiris, que fue cortado por Set (Satán) en 14 trozos y reconstituido en Horus; Dionysus/Zegreus descuartizado y devorado por los titanes, de cuyas cenizas nace la humanidad presente, con el corazón y restos de Dionysus; el Prometeo encadenado tras tratar de ayudar a los hombres dándoles el fuego de inteligencia.
Todos esos mitos hacen referencia al Ángel Caído, al Adam caído en el Eden, que se rompió en las almas de la humanidad sin poder hacer nada por levantarse, ni siquiera erigiendo grandes pirámides y otras demostraciones de megalomanía.
En cambio, el Maestro Nazareno se nos presentó como encarnación misma del Iesou Kristo u Hombre Cósmico, el verdadero Padre de la Humanidad, sin cuyo carácter divino no hay salvación.
Y se encarnó precisamente para recuperar y redimir esos fragmentos o chispas de su cuerpo, reuniendo y reconciliando en Sí todo el mundo en el Kosmos, siendo la imagen del Dios invisible (Colosenses 1), el propósito final de Todo.
Vemos así como los relatos mitológicos hacen referencia a diferentes etapas del Opus Kosmicum, las cuales comienzan con la "reunión de los egos" internos, para integrarlos en el Yo Soy Universal.
Así, David reunió a las doce tribus (psicológicas) de Israel y engendró a Solomon, unión del Sol-Conciencia y el Ego-Luna (fuerzas de Imaginación).
Mas no pasó de ahí, pues era un mujeriego, igual que Salomon, cuyo templo fue destruido dos vece.
Y Ulises ensartó a los doce falsos pretendientes de su esposa Penélope con su arco, pero dicho modelo del héroe divino también fracasó, pues era demasiado violento.
Por contra, Iesou Kristo, el Verbo Universal, propuso armonizar el Kosmos denmascarando al Satán en las tres tentaciones del ego, reuniendo a los Doce Apóstoles y abriendo un espacio interior, haciendo un auto-vaciado (Filipenses 2), imitando así al Padre Universal, que se vació para dejar espacio a la Creación.
Esto se refleja geométricamente, ya que el cubo o mundo material tiene 12 lados y es contenido en el espacio del Ser, que hace el aspecto 13, más el espacio interior que sería el 14.
Integrar las energías psico-astrales se realiza en el Cuerpo pero desde el espacio interior del Alma Virgen (Neshama), que debe unirse a su esposo, el Espíritu de Vida (Jayá).
Entrando en más detalle, el trabajo comienza encarando al Ego alfa de la manada, nuestro "rasgo pricipal", que viene marcado por el signo solar y su ascendente lunar, representados por la tribu de Judah y Benjamin. Una vez nos ocupamos de lo principal en nuestra psique, lo que más nos atormenta, podemos entonces proseguir con las restantes diez tribus perdidas, hasta integrarlas todas, como el Nazareno hizo con los Apóstoles.
Para quienes tengan interés, ése es el tema del Evangelio de Marcos, que recorre los doce signos.
A su vez, los 12 aspectos del mundo astral/psicológico se subdividen en 3 decanos cada uno (para cuerpo, emoción y mente), dando lugar a 36 aspectos positivos, que sumados a 36 aspectos negativos dan los 72 fragmentos del ego, representados por los 72 genios de la cábala, los 72 nombres de Dios, 72 invitados al banquete donde se traiciona a Osiris, 72 apóstoles enviados por Jesucristo, y el mismo Tetragrammaton:
Y-10
YH-15
YHW-21
YHWH-26
10+15+21+26=72
72 son los ángeles y demonios psicológicos que cada cual debe reunir y transcender, uniéndose con el plano invisible donde todo se integra en el Nombre del Hombre Divino, YHWH, dando los 144 (72+72), el número escrito en la frente de quienes forman parte del Árbol de la Vida, según el Libro del Apocalipsis.
Por contra, adorar esas energías es ser cegados por ellas, como suce en la vida ordinaria y la dimensión exterior de la religión y la política, donde se idolatra fomentando las reglas fijas, el culto a las imágenes, la postración ante estatuas y líderes, la confusión de lo visible y tangible, el Becerro de Oro.
Antiguamente los rituales sagrados podían ser más o menos iluminadores, dependiendo de la comprensión del participante.
El culto a la diosa Isis en Egipto podía ser o bien un recordatorio de la influencia de la Luna, que recibe todas las influencias astrales y las proyecta hacia la tierra, rigiendo los ciclos biológicos, o bien un culto a fuerzas oscuras que bloquean la Conciencia.
Y lejos de ser un culto muerto, el culto a la Isis lunar está tan vivo como siempre, pues aún se venera en viejos templos y ermitas dedicadas a la Virgen María, la cual reemplazó a diosas paganas con el dominio de la religión romana, como evidencian los símbolos asociados a ella. Tan sólo les cambiaron el nombre.
Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del Sol, con la Luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.(Apocalipsis 12)
Para aquellos que aprecian y no desprecian el Mazzarot o Zodiaco, la verdadera Virgen hace alusión al Espacio interior de Conciencia Prístina donde nos salimos de la influencia de la Luna, dejando de ser lunáticos estrellados, morando en silencio y calma, capaces de ver y comprender los doce signos/patrones psicológicos que deben reunirse y unificarse en el Yo Superior o Hijo Universal.
El rey David fue capaz de reunir a las doce tribus, y señaló incluso la última hazaña de la que no fue capaz:
El Señor [Yhwh] le dijo a mi Maestro [Adony]: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies (Salmo 110:1)
Sólo le faltó esperar y burlar a todos los enemigos, comenzando por sus "emociones egoístas". Por algo David significa "amado", es decir, "mimado".
Así pues, los verdaderos enemigos no son hombres ni bestias, sino inteligencias astrales, fuerzas mecánicas y sistemas de ideas distorsionadas que rigen la sociedad:
Así pues, los verdaderos enemigos no son hombres ni bestias, sino inteligencias astrales, fuerzas mecánicas y sistemas de ideas distorsionadas que rigen la sociedad:
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12)
Ojito pues con el gobierno del Imperio Astral. De nada sirve rechazarlo ni ignorarlo. Uno debe desenmascararlo y emplearlo como motor, pues sin dicho sistema de oposición no hay evolución espiritual posible. Todo forma parte de la Realidad, como reza la Shemá:
Escucha Israel, el Nombre Divino [Yhwh Elohim] es un Nombre Unicidad [Yhwh Ejad] son (Deut 6:4)
Y volviendo a la frase del Maestro:
Vosotros sois la Luz del Kosmos/Olam
También hace alusión al Olam HaBa, más conocido como Mundo Venidero, donde todo ha sido restablecido a su Vida y Armonía Original, después de lo que se conoce como Tikún Olam o Reparación del Mundo, que actualmente llevamos a cabo, iluminando la oscuridad.
En
Él estaba la Vida, y la Vida era la Luz de los hombres. Y la Luz en las
tinieblas resplandece; más las tinieblas no lo comprendieron (Juan
1:4-5)
Aún así, la verdadera Luz del Kosmos, la
Luz del Olam, está presente en la luz del mundo, unificando cada elemento.
Oh
Hijo de Kunti [Arjuna], Yo Soy el sabor del agua, la Luz del Sol y la
Luna, la sílaba Om en los mantras védicos, el sonido en el ether y la
habilidad en el hombre (Bhagavad Gita 7:8)
En conclusión, con la Luz verdadera primero reunimos los fragmentos de nuestro ego-consciencia, para ser unificados en el Yo Superior, el Hijo, que finalmente nos unifica con el Supremo.
Aspiremos pues a vivir en la serena unicidad, buscando el Amor que elimina la separatividad en la espaciosidad.
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