sábado, 24 de diciembre de 2016

Natividad Interior


A quienes ven con el Ojo de Conciencia iluminada...aunque sólo sea de vez en cuando:

...sois Hijos de la Luz e hijos del Día; no somos de la noche ni de las tinieblas (1 Tesalonicenses 5:5)

Quizá ya nacidos, o tal vez sólo en embrión... 

Y en caso de caer presa de ojos carnales y falsas luces, aquí va un acertijo del incomparable príncipe Sidarta:

La Mente carece de mente pues la Naturaleza de la Mente es clara Luz resplandeciente (Sutra de la Sabiduría, Sakiamuni Buda).

La verdadera Luz no es creada sino emanada o engendrada desde una incognoscible Fuente; no está viciada por la experiencia subjetiva; pero siempre "unge/cristifica" y pacifica a quienes logran transcender el abismo de emociones animales, ideas y etiquetas sobre lo divino y lo humano. 

Se la conoce por nombres diversos: Luz de Cristo, Hijo de Dios, Allaha, Mente de Buda, Naturaleza de la Mente, Mente de Krishna...

Con todo, una vez nace dentro de nosotros, sus "nombres" no importan, pues la Luz de la Verdad es Una, desnuda, "sin chaqueta ni etiquetas".

No se cree ni se experimenta, se atisba como destello silente de Conciencia, Cielo en la Tierra. 

En el Reino de los Cielos, la corriente de percepción o consciencia mental-sensorial no es sino un contenido subjetivo y temporal relativo a un ego personal, carnal y mortal. 

En cambio, la Luz de la Conciencia es pura, inmortal y sólo conocida y reconocida por sí misma:

He conocido a mi Señor por mi Señor sin confusión ni duda. Mi Naturaleza es realmente la Suya, sin falta ni defecto (Ibn Arabi, Tratado de la Unidad)

entonces conoceré como soy conocido (Corintios 13:12)

La mirada por la que le contemplo es la mirada por la cual El me contempla (Meister Eckhart)

Vivirlo es precisamente lo que significa nacer del Padre de las Luces y ser reconocido Hijo de Dios. 

Sólo podrá decirse y llegar a ser el Hijo de Dios aquel que adquiera Conciencia (G.I.Gurdjieff, Del Todo y todas las cosas, Primera Serie).

Esto es, si cabe, la verdadera Natividad interior, en la que nuestro verdadero Alma de Luz, imagen del Creador, se convierte en la Madre de Dios:

...como María, como Fátima, el alma mística viene a ser la "madre de su Padre", omm abî-hâ. Y esto es lo que quiere decir también este verso de Ibn Arabi: "No he creado en ti la percepción mas que para que llegue a ser el objeto de mi percepción (El Hombre de Luz en el Sufismo Iranio, Henry Corbin). 



En otras palabras, la gran paradoja de la vida humana es ser la ventana por medio de la cual el Creador se reconoce a sí mismo en su Creación, tornándose Hijo de Sí mismo en este mundo de oscuridad. 

Así se cumplen las geniales palabras del Maestro Yahshua:

Yo y el Padre somos uno (Juan 10:30)

Yo soy la Luz del Mundo (Juan 8:12)

Vosotros sois la Luz del Mundo (Mateo 5:14)


¿Quiere decir que somos el auto-conocimiento del Padre? 

Obviamente, pero sólo cuando soltamos lastre mental y vivimos "despiertos", desde el Alma Divina, la imagen del Creador. 

En realidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo no son sino diferentes momentos de manifestación y reconocimiento de la emanada Luz Divina, como también se muestra las Escrituras y el Árbol de la Vida.

Ahora, no olvidemos las sabias palabras del anónimo monje cartujo en su obra La Nube del No Saber:

El [Señor] es tu ser, pero tú no eres el suyo.  

Nuestro espíritu-voluntad y alma divinos siempre estuvieron a salvo. No así nuestro ego-personal.  Aún así se nos da la oportunidad de que el alma impregne lo personal, divinizando hasta los más íntimos detalles de vida.

...para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros (Juan 17:21)

En este sentido, del mismo modo que se habla de un Yahshua ha Mashiaj que vivió y caminó como Hijo del Hombre e Hijo de Dios, siendo encarnación de la Cabeza del Adam resurrecto–la Humanidad recompuesta–, en estos tiempos de despertar también cabe hablar de una Laura-Cristo, Fernan-Cristo, Sonia-Cristo, Anton-Cristo...

Cristo es la cabeza de todo hombre es Cristo (1 Corintios 11:3 LBA)

El es también la cabeza del cuerpo que es la congregación [de hijos de la luz]; y el es el principio, el primogénito de entre los muertos (Colosenses 1:18)

Por tanto sólo hace falta que se manifiesten de una santa vez como Cuerpo de Adam-Cristo, Hijos de un Padre Común, dejando atrás los ídolos de la mente que conciben al Divino como separado.

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre sino a través de mí (Juan 14:6).

Esto es, o morimos en ego y renacemos en alma de vida asumiendo nuestra Budeidad en Cristo o nos empaquetan como a fiambres. La resurrección es Vida ahora.

Nada hay más alto que reconocer la Luz del Padre en nosotros. Qué más se puede pedir. En ella nada nos falta. Pero siendo aún bebés de luz necesitamos nutrirnos, crecer y salir del vientre materno, rompiendo el velo de la sólida existencia  material.

Sería demasiado decir que hemos nacido. A lo sumo hemos sido fecundados por la Luz emanada, pero la semilla de la Mente aún ha de crecer.

Eso implica comprender que Incluso la Luz del Creador no es sino un destello de la Luz no manifestada ilimitada o Ayn Sof Aur, también conocida como Luz Oscura, de la cual sólo se puede decir que es Todo lo que no podemos pensar y Nada de lo que pensamos. Ni Padre, ni Madre, ni Hijo sino todo a la vez.

Por tanto, nuestra máxima aspiración es nacer de nuevo en vida, y crecer hasta poder morar en la Luz increada pero engendrada, lo que el genio Walter Russel llamó Luz magnética, la cual atrae y reconcilia todo hacia sí, a diferencia de la Luz eléctrica que conforma nuestro universo físico y que sólo genera el "abismo de deseo y fragmentación incesante" conocido como la Serpiente. 

Aquí residen las dos caras del Árbol de la Vida, cuyo Otro Lado o Sitrei Ahrá es el Árbol Vid del Conocimiento del Bien y del Mal, es decir, el Árbol de Navidad y sus lucecitas de ilusión. 



                                          


    Árbol de la Vida                     Árbol del Conocimiento

Como no podía ser menos, la Oscuridad se hizo una copia del Árbol de la Vida, con una naturaleza de opuestos que imita un punto neutro pero que carece de la columna central de la Armonía y Reconciliación.

La vida y religión ordinarias, el chamanismo, el yoga y otras tradiciones, trabajan con la luz eléctrica kundalini, cuyos dos polos nunca alcanzan la paz, armonía y estabilidad perpetua en su equilibrio neutro; son los juegos de Elohim, Dios Naturaleza, Luz y Oscuridad, Bien y Mal, manifiestos por toda la Creación visible.

Y ciertamente, a modo de experiencia, puede ser un sendero de auto-realización, pues para reconocer la Luz de la Verdad hay que haber estado hundido en la luz-oscuridad, aunque sólo sea para sentir que debe haber algo mejor que oler a muerto.

Ahora, con tanto dogma, técnicas de poder espiritual y vórtice luminoso se corre el riesgo de no reconocer la Gracia de la Luz "apolar" superior, que es en última instancia lo que ilumina y nos libera del ciclo de reencarnaciones.

La luz polar queda siempre atrapada y no puede más que convertirse en Lucifer, como sucedió con los héroes de épocas remotas, de quienes pocos se acuerdan, a pesar de que nos legaron sus colosales construcciones, incomparables con las chapuzillas arquitectónicas de la era presente. 

Por contra, la Conciencia de la verdadera Humanidad viviente unifica porque precede a los opuestos y su Ojo Unitario no ve oscuridad allí donde sólo hay Reino de Luz adual

Las bombillas de Papá Noel y Mamá tampoco nada tienen que hacer frente a la Luz del Padre Celeste, que se expande por la Creación como Espíritu Santo Madre hasta nacer dentro del Humano en forma de Cristo-Buda, según se mire.

Por ello, dejarnos llevar por las "falsas luces" de la existencia nos condena al alocado vórtice de la experiencia, lo cual implica firmar la Cláusula de Satán, i.e Santa Clause–como ven nada es casual. 

Y si no somos Hijos del Uno, entonces somos "legión",  hijos de los elfos, elves o selves de Papá Noel y Mamá también, que susurran en los oídos desprevenidos. 

Y como todos saben, Santa viene del Polo Norte, asociado desde antiguo al Eje Caído de la Tierra, que por falta de alineamiento con el Verdadero Polo Espiritual, convirtió este mundo en un totum revolutum:

Desde el Norte irrumpirá el mal sobre todos los habitantes de la tierra (Jeremías 1:14)


Aquellos que estudian el alma de la Torah o Kabbalah quizá recuerden que el Norte se asocia a las alocadas emociones; el Sur al cuerpo pasional; el Oeste al pensamiento de ocultamiento y el Este al Espíritu iluminado.

¿Qué dirección tomamos pues?

La realidad nos habla en arquetipos. He ahí la razón por la que en estas fechas navideñas muchos cantan el Ho, ho, ho, yendo de Norte a Sur, gastando y gastando, reventándose con comida grasienta, tóxico marisco, alcohol, carcajadas vacías y ese azúcar refinado que llena el cuerpo de agitación San Vito, alimentando un ego satánico que se pavonea en su morada norteña, donde el corazón helado todo lo congela.



Pero ahora que conocéis a Dios, o más bien, que sois conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales, a las cuales deseáis volver estar esclavizados de nuevo? (Gálatas 4:9, BLA)

Aún así, como dijo un sabio: todos van a su rollo, menos yo que voy al mío. 

Ya que nos hicimos bebés de luz en un vientre madre sin haber nacido aún, reconozcamos al menos el verdadero Árbol de Vida y sus 12 frutos, dones divinos en nuestros templo interior. 

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Addendum:

Y de paso, reconozcamos también que el 25 de Diciembre, o Solsticio de Invierno, es una fecha astrológica simbólica que marca el Nacimiento y estancamiento de la Luz en las tinieblas. Dicha fecha es reconocida desde tiempos inmemoriales en tradiciones de origen oriental. El mismo Sol Invictus del Mitraísmo nace en esa fecha y sirvió como modelo para la celebración de la Iglesia de Roma. 

Por su parte, los judíos celebraban Hanuka, conmemorando la victoria macabea sobre la invasión pagana de Antíoco Epifanes, también un 25 de Kislev.

Entre todo esto, el Nacimiento simbólico y posiblemente histórico del Mesías Nazareno-Cristiano acontece en Septiembre, durante la Fiesta de Sukkot, como ya quedó ampliamente demostrado en un pasado artículo:

http://cantoderealidad.blogspot.com.es/2016/10/tabernaculos-y-nacimiento-del-mesias.html


viernes, 2 de diciembre de 2016

Sobre el sacrificio espiritual


Expulsión de los mercaderes del Templo
Arte Medieval, Biblioteca Británica Arundel



Porque no te deleitas en sacrificio, de lo contrario yo lo ofrecería; no te agrada el holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Divino Elohim, no despreciarás (Salmo 51:16).

Éste es sin duda uno de los versos más profundos en toda la Escritura, y esconde secretos que apenas estamos capacitados para sondear con palabras.

¿Qué es realmente un espíritu contrito y humillado? ¿Un ser afligido, arrepentido, abatido o algo más?

El verdadero sacrifico espiritual comienza con el derrumbe de todos los ídolos internos, incluida la idea de un Dios separado que demanda nuestro servicio, sacrifico y sufrimiento. El Bendito sólo da inmensa Bondad y no espera nada más, excepto el sacrificio de aquello que nos impide recibir su plenitud como Hijos.

¿Qué se requiere de nosotros?

Antes de profundizar en esta cuestión podemos partir de algo simple:

...los ebionitas [véase la aclaración 1 al final de este artículo] se mostraron muy críticos con la posibilidad de reanudar una religión que prescribía sacrificios de animales. Por ello sostuvieron que Jesús había venido a abolir, gracias a su propia muerte, los sacrificios cruentos. Junto con el rechazo de los sacrificios mantenían una notable preferencia por una dieta vegetariana, que implicaba una oposición absoluta al consumo de carnes. La unión de ambas posturas era explicable porque en la Antigüedad el consumo de carne iba ligado muchas veces a los sacrificios en los templos, cuyas víctimas sacrificadas se vendían luego en los mercados. Se comía carne cuando había sacrificios, cuando no, la dieta era otra (Los Cristianismos Derrotados, Antonio Piñero, p.75).

Independientemente de que ésa no sea la única razón por la cual se produjo la encarnación anticipada del Cristo/Mashiaj, es evidente que Yehoshua se manifestó en contra de todas las normas rígidas y sacrificios rituales, tal como se ve reflejado en la expulsión de vendedores de animales destinados al sacrificio y consiguiente consumo (Juan 2:13-16):

Encontró en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas que estaban allí sentados, y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos con las ovejas y los bueyes... (Juan 2:13-16).

Esto se halla muy en sintonía con la visión de los profetas bíblicos que le precedieron, quienes señalaron el gran error de los sacrificios rituales carnales:

El que sacrifica un buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase a un perro; el que ofrece presente como el que ofrece sangre de cerdo; el que quema incienso como el que bendice a un ídolo. Como ellos han escogido sus propios caminos y su alma se deleita en sus abominaciones (Isaías 66:3 RV)

Lo que quiero es amor, no sacrificioel Conocimiento de Dios y no holocaustos (Oseas 6:6)

Vuestros holocaustos no los acepto y vuestros sacrificios no me agradan (Jeremías 6:20)

Yo no hablé a vuestros padres ni les di orden alguna el día que los saqué de Egipto sobre holocaustos y otros sacrificios (Jeremías 7:22)

(Ver también Isaías 1:11-16; Amos 5:21-44; Proverbios 21:3; Oseas 8:13)

Ahora, si los profetas pensaban así, ¿de dónde venía entonces la costumbre judía de sacrificar animales y ofrecérselos a Yahvé? ¿Acaso la copiaron de otros pueblos?

La costumbre salvaje de los sacrificios para aplacar "la ira de los dioses" estaba extendida por toda la tierra, y llegó a formar parte de la religión judaica, que degeneró allende límites concebibles, como todas las demás.

Moloch

En el último artículo ya vimos cómo las enseñanzas espirituales fueron rechazadas por una mayoría del pueblo hebreo, el cual prefirió un culto carnal-literal. 

Esto les hizo incapaces de recibir la verdad sobre una realidad superior a los elementos del mundo, y tuvieron que ser dejados en manos de las inteligencias astrales que se rigen por las leyes de la Naturaleza, las cuales son implacables a la hora de demandar energías. Y cuando ciertas energías no se obtienen de trabajos espirituales, la misma Naturaleza se ve obligada extraer esas energías forzando a trabajos más severos, o trayendo catástrofes.

Así surgió el sacrificio ritual, una "sombra" del verdadero sacrificio interior que el pueblo no quería realizar. 

El Libro del Esplendor or Zohar explica que sacrificio, korbánviene de karob,  acercarse. El sacrificio acerca a lo divino. Y precisamente, un corazón roto es el mayor sacrificio –como oímos decir en el Salmo del rey David–, ya que cuando el orgullo cae, el corazón está preparado para recibir.  Y ése es por cierto el sentido de Kabbalah, recepción.

El sentido interno de la Escritura enseña que el Creador y algunos seres angélicos se complacen al recibir las energías emanadas por quienes trabajan con verdadero fuego espiritual, con amor por la Presencia divina durante la meditación, con la no manifestación y transformación de emociones negativas, el auto-examen de conciencia, la compasión por quienes ofenden a uno, etc.

Y es el propio trabajo interior lo que armoniza o pacifica la Naturaleza, como bien podemos notar con la práctica espiritual.

Despertar el fuego espiritual involucra sentir el cuerpo, el corazón y la mente superior al mismo tiempo.

Pero sólo la Luz de Gracia perdona las cargas y disuelve gradualmente todo residuo de vibraciones bajas, manifestando la perfección divina, en la medida en que uno recibe y cultiva la Mente del Mesías.

En las Escrituras, la quema de impurezas y emanación de energías espirituales se simbolizó con el "humo" que salía de la grasa animal chamuscada:

Quemarás al carnero sobre el altar: es holocausto de olor grato para YHVH, es ofrenda quemada a YHVH (Éxodo 29:18).

El carnero que embiste con sus cuernos representa al "testarudo ego", el "satán interior" o "primogénito carnal", que era precisamente lo que se pedía sacrificar a Abraham y su descendencia, y que pocos entendieron. 

Eso explica por qué el Antiguo Testamento habla de un constante sacrificio de los "primogénitos". 

Como señaló Pablo, en el crecimiento interior, primero viene lo carnal o natural, y después lo espiritual (1 Cor 2:14).

Desgraciadamente, hoy parece que seguimos sin ir más allá de lo carnal. 

Y precisamente, el rechazo de estos "sentidos internos" de la Torah hizo a Israel y otros pueblos externalizar los sacrificios, empleando incluso infantes humanos, siendo presa de fuerzas más bajas, que la tradición judeocristiana denomina principados, dominaciones, potestades, y los espíritus malvados del aire (Efesios 6:12), los cuales originan cultos idolátricos basados en automortificaciones, culto a las imágenes, realización de ofrendas materiales, y como no, sacrificios sangrientos como los ofrecidos a Moloch, los cuales liberan energías que alimentan el campo magnético de la luna, del cual se nutren muchas criaturas.

En ese contexto se inscriben pasajes como:

Si habéis muerto con Cristo a los principios elementales del mundo [fuerzas astrales y planetarias], ¿por qué como si aún viviérais en el mundo os sometéis a preceptos tales como: no manipules, no gustes, no toques...según los preceptos de los hombres? Tales cosas tienen apariencia de sabiduría en una religión humana, en la humillación de sí mismo y en el trato severo del cuerpo, pero carecen de valor alguno contra los apetitos de la carne (Colosenses 2:20).


Vemos así que el sacrificio lo es también de la visión  de los sentidos carnales, que nos impide ver el sentido espiritual de las Escrituras, llenándonos la mente de  ideas raras, prejuicios y falsas creencias. 

Sólo sacrificando nuestro orgullo y ojo carnal podemos saldar todas las deudas que nos aprisionan, lo cual sólo se hace posible por medio del auto-estudio y la meditación/oración constantes.

Al eliminar los ídolos de la mente y el corazón, dejamos de considerar a Dios como algo externo o alejado, hasta el punto de que mora en nuestro sufrimiento y en la Conciencia que lo ilumina:

Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás (Salmo 51:17).

El sacrificio interno nos convierte en vehículos de la mente divina, haciéndonos nacer de arriba, alimentando el Cristo interior y llevándonos por último al matrimonio superior. Pero continuaremos en el próximo artículo.

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[1] Como ya explicamos en otros artículos, en un principio los Ebionitas fueron los Pobres, Evyonym o Esenios del Sur de Israel, responsables de compilar los Rollos del Mar Muerto hallados en Qumran.

Sin embargo, tras la crucifixión de Yahshua, la Congregación Nazarena de Jerusalén, integrada por los Apóstoles, los Esenios nazareos del Norte y algunos fariseos conversos, llegó a ser también conocida también por ese nombre, dado que compartían bienes y tenían costumbres parecidas. El mismo Pablo se inició con ellos antes de ser aceptado en la hermandad nazarena.

No somos pocos los investigadores que nos inclinamos a pensar que los Ebionitas de siglos posteriores eran el remanente de la Cristiandad Nazarena original, que se vio forzada a ocultarse, primero de los romanos y más tarde de la Iglesia Constantiniana. 

Más información en otros artículos de este espacio:

En Busca del Cristianismo Ebionita y Nazareno:



Jesús y el Calendario Esenio:




jueves, 17 de noviembre de 2016

¿Por qué profetas y cristianos nazarenos fueron vegetarianos? Parte II

Visión de Pedro: bestias sobre el mantel
Domenico Fetti

Como vimos en el pasado artículo, la Enseñanza interior fue vomitada por el pueblo hebreo, que comenzó a demandar carne, la cual no sólo se refiere al alimento físico, sino a una doctrina más literal.

La misma Eseñanza interna fue si cabe más explicitada por Pablo, aunque volvió a ser rotundamente ignorada por las instituciones que comenzaron a forjar su propia religión.

Y por supuesto, esas nuevas tradiciones de hombres también incluyeron el sacrificio humano, como no podía ser de otro modo, aunque en un nuevo formato. En este caso consistía en  perseguir a los herejes cristianos, quienes eran, decapitados, descuartizados, quemados o bien recibían una dosis de plomo fundido en sus gargantas, por ser, entre otras cosas, vegetarianos. 

Es el caso de Prisciliano y sus seis seguidores, decapitados por la santísima Iglesia Romana en el año 385 A.D. 

Bien sabido por los historiadores que una de las técnicas empleadas para detectar a nazarenos ebonitas y otros seguidores de la Iglesia original era capturarles y ofrecerles carne para ver si la evitaban, y si lo hacían, al matadero como corderos. 

Una costumbre que casi practicaban dentro de la misma Iglesia:

A los miembros del clero, sean presbíteros o diáconos, que se abstienen de la carne, les ordenamos que la prueben y luego, si lo desean, pueden abstenerse de ella. Si ni siquiera desean ingerir las verduras cocidas con la carne, y no se someten al presente canon, que sean destituidos de su rango (Punto XIV, Canon del Concilio de Ancira, año 314).

Más tarde, en el Concilio Ecuménico de Florencia de 1441, se anularon oficialmente los sabios consejos de los apóstoles relativos al no consumo de sacrificios y sangre (Hechos 15:29). Y el argumento establecido era de lo más llamativo, ya que revela cuán poco se comprende el sentido espiritual de las escrituras.

La sacrosanta Iglesia Romana, fundada por la palabra del Señor y Salvador [quién sabe cuándo]...Firmemente cree, profesa y predica que toda criatura de Dios es buena y nada ha de rechazarse de cuanto se toma con la acción de gracias etc, etc.

Según el documento de Florencia, la costumbre de no comer sangre, cerdo u otras cosas consideradas impuras, son aspectos de "disciplina" que sólo concernían a los judíos conversos de la primera iglesia, y que por tanto carece de sentido mantenerlos. 

Pero obviamente, no sólo era disciplina, sino también salud, sin la cual no hay completud.

Dados sus frutos, muchos siempre se han considerado por encima del criterio de Jesucristo y los apóstoles, quienes ya previnieron acerca de falsos apóstoles que infestarían y dominarían el mundo durante un tiempecito (2 Corintios 11:13).

Según ese documento de Florencia, los pasajes de Marcos 7, Hechos 10: 9-15 y 1 Timoteo 4:4 establecen que hay carta abierta para comer de todo, pues todo está bendecido. 

Pero vayamos por partes para ver qué hay de cierto en ello:

Cuando los fariseos se quejaron ante Jesús de que sus discípulos no se lavaban las manos antes de comer, el Maestro contestó:

¿No entendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no le puede contaminar porque no entra en su corazón, sino en el vientre y sale por la letrina? Eso decía haciendo limpios todos los alimentos (Marcos 7:19).

En primer lugar, incluso suponiendo que la última frase no sea una de las típicas interpolaciones que pueblan los Evangelios, declarar puros todos los alimentos no es nada extraño. Pero a menudo se olvida que, en este caso, "alimento" es lo realmente comestible para el hombre, ya que el Maestro hablaba con "hombres" –o algo parecido.  Y según la inspiración de la Palabra, comenzando por Genesis 1:29 ó Génesis 10, el cerdo y la sangre no son alimentos, excepto para otros animales y criaturas, claro está. 

En cualquier caso, el pasaje no habla de alimentos, lo cual hace sospechar que se trata de una interpolación. ¿Y a qué se refiere? Pues obviamente a posibles gérmenes o virus de "manos sucias" que no tendrían nada que hacer sobre un sistema inmune no debilitado por una mente y corazón sucios:

Lo que sale de la boca proviene del corazón y eso es lo que  contamina al hombre. 

Porque de dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las maldades...(Marcos 7:18-23).

Para decirlo de un modo más claro, ¿podría una persona pura de corazón beberse una jarra de petróleo sin sentir siquiera un cosquilleo en el estómago? Quién sabe, a lo mejor no le pasaría nada. Pero a buen seguro no lo convertiría en parte de la dieta.

A esto podría referirse la supuesta carta de Pablo a Tito:

Todo es limpio para los limpios, mas para los impuros y para los infieles nada hay puro (Tito 1:15).

Según la Kabbalah, esas impurezas ciertamente enferman al hombre y son originadas por "espíritus impuros" o energías residuales que pertenecieron a humanos antediluvianos: los Giborim, que con orgullo persiguen poder y honor, construyendo nuevas torres de Babel; los lujuriosos Nefilim, que hoy inundan los medios; los violentos Anakim, que se imponen por la fuerza; los Refaim, que infunden desesperación y falta de auto-estima, y los Amalekim, que siembran la duda y por tanto la ignorancia, apartando a la gente del estudio de la Enseñanza interior, la Kabbalah universal.

Los contenidos impuros de la mente y el corazón son precisamente lo que hay que sacrificar en el templo del cuerpo, y en todos sus niveles, pues adúltero es también el que se mezcla con pasiones bajas; ladrón es también el que desperdicia energía odiando a otros; homicida es también el que mata la esperanza de otros, etc. 

Otro pasaje mencionado en el Concilio de Florencia fue la carta a Timoteo, pero se citó parcialmente, por razones obvias:

en los postreros días algunos apostarán de la fe escuchando a espíritus engañadores y doctrinas de demonios, por la hipocresía de mentirosos que prohibirán casarse y mandarán abstenerse [¿ayunar?] de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen todos los creyentes. Porque todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse si se toma con acción de gracias [pasaje citado], pues por la Palabra de Dios y la oración queda santificado (1ª Timoteo 4).

Faltaría más. Aún en aquel entonces la Palabra incluía Levítico 11 y Deuteronomio 14, donde ni el cerdo, ni la grasa animal, ni la sangre, ni el marisco ni otros carroñeros están considerados alimento por la Palabra. 

Respecto al mandar abstenerse de alimentos, tiene más sentido pensar que se refiere al ayuno forzado, el cual es un modo de mortificación o sacrificio ritual, que puede llegar a reforzar las energías oscuras.

Sólo cuando uno sabe cómo y por qué ayunar, está capacitado para hacer tal cosa. El ayuno puede ser curativo o destructivo. 

Algunos de los primeros cristianos ayunaban los miércoles y los viernes, preparando así el cuerpo para el Shabat o Descanso, que también fue abolido y mal entendido.

Ya sólo nos queda ocuparnos del pasaje de Hechos 10: 9-15, que también está muy de moda y es a menudo citado a modo de panacea dietaria.

El relato simbólico dice que antes de recibir la visita de unos mensajeros del centurión romano Cornelio, Pedro tuvo una visión destinada a prepararle para el encuentro con el  romano.

¡Levántate Pedro, mata y come!, le dice el ángel mientras le presenta en la visión una mesa voladora con un mantel lleno de bestias.

¡De ninguna manera Señor! –replicó Pedro–. Jamás he comido cosa manchada o impura.

Por segunda vez le instó la voz: Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.

La visión se repite hasta tres veces por una razón específica que no pasa desapercibida al estudiar el contexto y su sentido interno. Apela a los tres centros espirituales (físico, emocional y mental), pidiendo discernimiento.

El pasaje no tiene nada que ver con la comida, sino con dejar de considerar impuros a los demás por el mero hecho de ser gentes de otros pueblos o costumbres.

El mismo Pedro interpreta correctamente la visión:

Bien sabéis cuán ilícito es a un hombre judío llegarse a un extranjero o entrar en su casa, pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre debía llamar manchado o impuro (Hechos 10:28).

La razón que se halla tras este pasaje es más profunda de lo que puede parecer, ya que una de las misiones de los apóstoles era eliminar la brecha entre miembros de la tribu de Judá y ovejas dispersas de la Casa de Israel. 

Los apóstoles tenían como misión dirigirse a las ovejas perdidas del pueblo de Israel (Mateo 10:6), las famosas 10 tribus perdidas que se dispersaron hacia Siria, Iberia y otros lugares en el siglo VII. 

Incluso Pablo hizo alusión la vieja profecía de los dos olivos que se unirían al final de los tiempos (i.e Jeremías 11:16, Romanos 11:23-24). Dichos olivos son la Casa de Israel y la Casa de Judá, es decir, que gentiles israelitas dispersos por el mundo y los judíos (tribu de Judá), se reconocerían como miembros de un sólo cuerpo, el cuerpo de Cristo/Mashiaj (Romanos 11). 

El próximo día veremos que los cristianos más acérrimos a la Enseñanza de Cristo fueron vegetarianos no sólo por el sacrifico de las pasiones carnales y la salud, sino porque el consumo de carne iba ligado a los sacrificios en el templo.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

¿Por qué los profetas y primeros cristianos nazarenos fueron vegetarianos?


Jardín del Edén, Hieronymus Bosch. 
Museo del Prado

Según vimos hace unos días, la alimentación ideal de una humanidad en armonía con el espíritu divino es a base de frutas y otros frutos-semillas de la tierra, tal como se expresa en Génesis 1:29. 

Obviamente, el consumo de carne ni siquiera era aceptado por los profetas inmediatamente después de la gran catástrofe, cuando se incluyó el consumo de huevos, leche y miel "naturales" (no industrializados). Un hecho que fue ocultado con pequeñas modificaciones e interpretaciones incorrectas de Génesis 9, que aún contiene pasajes claros:

...os abstendréis de comer carne con su alma, es decir, su sangre (Génesis 9:4 NC).

Pero como ya apunté, esto nunca debe precipitar a nadie  a ser vegetariano, ni a criticar a quienes gustan de la carne. No basta con dejar de comer carne o pescado. Hay muchos elementos a tener en cuenta y es necesario comprender bien lo que uno está haciendo y por qué lo hace. Las razones pueden ser espirituales, éticas o de salud, pero implican un conocimiento profundo de uno mismo.

Tengamos en cuenta que el ser humano lleva miles de años desarmonizado, impulsado a comer proteína animal debido a perturbaciones planetarias. Al ser incapaz de conectar con el espíritu, el cuerpo se ve incapaz de sacar energía de frutos de la tierra, a no ser que haya una buena planificación nutricional.

Con todo, la alimentación vegetariana, sigue siendo la mejor para superar la mente carnal literal y potenciar el desarrollo de las capacidades espirituales que han de acercarnos de nuevo a dimensiones superiores y bajar el cielo a la tierra, desactivando futuras perturbaciones. 

Eso sí, siempre y cuando haya comprensión de cómo ser vegetariano sin comer demasiado, sabiendo elegir los alimentos, cocinarlos sin destruirlos, y nutriendo el cuerpo con el espíritu.

Ahora, por si a alguien aún le entran dudas del vegetarianismo de los apóstoles y primeros cristianos, comencemos con algunas citas:

Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos (Gálatas 5:24 RV).

Los cristianos se abstenían de todo alimento animal (Plinio el Joven, Carta a Trajano, Libro X:9).


Entre ellos no hay ningún derramamiento de sangre; ningún animal es matado ni troceado; entre ellos no se huele el espantoso olor de la comida de carne (Juan Crisóstomo, acerca de los cristianos ejemplares, Homilía 96).

Al apóstol Pedro se le atribuye:

Yo vivo de pan y olivas, a las que sólo en ocasiones añado verdura (Homilías Clementinas XII:6, VII:6).

Del apóstol Jacobo nos habla Jerónimo, Padre de la Iglesia: 

Santiago (Jacobo), el hermano del Señor, llamado el Justo fue nombrado jefe de la Iglesia de Jerusalén...Éste era santo desde el vientre de su madre. No bebía vino ni bebida fermentada; ni comía carne; nunca se rasuró ni fue ungido con aceite (Jerónimo, De Viris Illustribus) [1]


De Mateo nos habla Clemente de Alejandría, otro Padre de la Iglesia: 

Entre los alimentos son preferibles aquellos que pueden consumirse directamente sin necesidad de cocerlos, pues en todo momento se nos ofrecen listos para ser comidos y son los más sencillos. Por este motivo el apóstol Mateo vivía de granos, frutos de árboles y verduras, sin carne. Y Juan, que guardaba la temperancia en grado supremo, comía brotes de hojas y miel silvestre. Pero los sacrificios sangrientos, así lo creo, fueron descubiertos sólo por los hombres que buscaban un pretexto para comer carne, que también hubieran podido tener sin este tipo de idolatría (Clemente de Alejandría, Paidagogus II, 1:16)

El placer por la carne era desconocido hasta el diluvio universal; pero desde el diluvio se nos han embutido las fibras y los jugos pestilentes de la carne animal...Jesucristo apareció cuando se cumplió el tiempo, volvió a unir el final con el principio, de manera que ya no nos está permitido comer carne (...) Y por eso os digo, si queréis ser perfectos, entonces es conveniente no comer carne (Jerónimo, Adversus Jovinianum 1:18, 2:6)

Nosotros los líderes cristianos practicamos la abstinencia de la carne de animales para subyugar nuestros cuerpos [...] el antinatural consumo de carne es de origen demoniaco [...] comer carne contamina [...] las carnes y el vino alimentan la sensualidad y son fuente de peligro, pena y tristeza (Juan Crisóstomo, Homilía sobre Mateo 22:14)

No podemos olvidar las órdenes que el mismo apóstol Jacobo dio para comunicar a los llamados gentiles que querían seguir la enseñanza de Cristo: 

que os abstengáis de las carnes inmoladas a los ídolos, de sangre, de lo ahogado y la fornicación (Hechos 15: 29 NC).

Aplica tu corazón a la Instrucción y tus oídos a las palabras de Conocimiento...No estés con los bebedores de vino ni con los comilones de carne porque el borracho y el glotón se empobrecerán...Compra la verdad y no la vendas. Adquiere Sabiduría, Instrucción e Inteligencia (Proverbios 23:6-20).

Por supuesto, hay que saber leer entre líneas y ver el contexto. Necio es aquel que no discierne y se vuelve un sectario "acusador", como a veces les sucede a algunos vegetarianos, carnivorianos o seguidores de no se sabe qué hermandad espiritual.

Lo más que nos cabe hacer es amonestar o señalar posibles puntos débiles con ánimo de iluminar la oscuridad:

estoy seguro, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a otros (Romanos 15:14 RV).

Sin olvidar que...

El conocimiento envanece, mas el amor edifica. Y si alguno piensa que sabe algo, aún no sabe nada cómo debe saber (1 Corintios 8 RV)

Evitar la actitud acusadora basada en la pétrea ley moral escrita es precisamente lo que hizo Yahshua, y que más tarde imitó el apóstol Pablo cuando se pronunció sobre costumbres y alimentos:

Bueno es no comer carne, ni beber vino ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o sea enfermo (Romanos 14:21 SE1569).

Pablo supo ver que los aspirantes que aún experimentaban una lucha cruenta contra la carne y ciertos hábitos dañinos por falta de comprensión, podían sentirse ofendidos o debilitados viendo a otros con más experiencia hacer algo que en principio podría parecer contradictorio. De ahí sus palabras:

la comida no nos recomendará a Dios; pues ni somos menos si no comemos, ni somos más si comemos, ni porque no comamos seremos menos. Mas tened cuidado, no sea que vuestra libertad se convierta en piedra de tropiezo para el débil (1 Corintios 8: 8-9 LBA).

Una cosa es que en una ocasión puntual alguien con comprensión pruebe la carne, por alguna razón específica, incluso siendo algo tóxico, como el cerdo o el marisco. 

Por ejemplo, algunos maestros espirituales vegetarianos han comido carne para romper la "mente rígida" de algún alumno. Quizá fue éste el caso del Príncipe Sidharta, el Buda, de quien dicen los textos que murió de comer cerdo, seguramente en mal estado. Quién sabe. Pero habría sido una lección de órdago.

Anécdotas aparte, algo muy distinto es que un aspirante espiritual convierta la carne en dieta asidua sólo para satisfacer las peticiones de su panzudo Moloch estomacal.

Esto último es de hecho lo que llegó a sucederle al pueblo judío, que no supo comprender la dimensión espiritual de las enseñanzas de Moisés, y demandaban enseñanzas más literales, a menudo reflejadas en el consumo de carne:

Y el pueblo comenzó a quejarse en la adversidad a oídos del Señor...Y el populacho que estaba entre ellos tenía un desde o insaciable; y también los hijos de Israel volvieron a llorar y dijere: ¿Quién nos dará carne para comer? Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, de los pepinos, de los melones, los puerros...Nada hay para nuestros ojos excepto este mana –Números 11: 4-9

Por supuesto, Moisés no daba crédito al hecho de que la gente prefiriese una religiosa vida carnal basada en seguir a líderes religiosos antes que a enseñanzas profundas sobre la realidad y el Dios interior: 

¿De dónde he de conseguir carne para dar a todo este pueblo? Porque claman a mí diciendo: Danos carne para que comamos. Yo solo no puedo llevar a este pueblo –Ibid

Ese pasaje es clave para comprender por qué fue introducida la Ley de piedra, la cual incluía algunas de las regulaciones sobre el consumo de carne, que ya vimos en el anterior artículo.

Por supuesto, el Mesías Nazareno levantó el velo carnal de la Ley, mostrando la verdadera Ley Espiritual que nos hace libres, ofreciendo la Comprensión divina y no sólo el Conocimiento espiritual o Maná de Moisés. Pero muy pocos supieron entender ambos lados, y quedaron presos de la mente carnal.

si vivís según la carne moriréis; mas si con el espíritu mortificáis las obras del espíritu viviréis (Romanos 8:13)

Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos (Gálatas 5:24 RV).

Consecuentemente, quien siente la Consciencia Divina rozando su interior, deja de sentirse atraído por el consumo carne, y pierde por así decir el "gusto" por la misma, pues ya es consciente del proceso que ese alimento ha llevado hasta llegar a la mesa, y no puede evitar ver en su mente espiritual cómo han torturado, matado y troceado al animal, sintiendo aversión al llevarse un trozo de animal muerto a la boca.

Y lo que es más importante, sabe qué comer y los pasos a seguir para nutrir el cuerpo sin exceso de comida.

Según las profecías el humano regresará a la dieta vegetariana original durante lo que se llamará el el Milenio (Apocalipsis 20), un tiempo pacífico en la tierra en el que muchas almas justas podrán reencarnarse si lo desean. Será un momento en que el nivel físico vuelva a conectarse al Jardín Paraíso que abandonó la humanidad hace miles de años. 

Y junto al arroyo...crecerá todo árbol de fruto de comer...y su fruto será para comer y su hoja para medicina (Ezequiel 47:12, SE1569).

Ahora bien, sin necesidad de esperar al Milenio, muchos profetas decidieron vivir como si ya estuvieran en el Paraíso

Mas otros vivieron como si ya estuvieran en el Reino de los Cielos, nunca anunciado a los profetas anteriores a Yahshua ha Mashiaj

Fue el caso de los seguidores del Mesías Nazareno, que no se guiaban por la vieja "resurrección del juicio" (Juan 5:29, Hebreos 9:27), la cual conlleva una disolución del alma en partes, que reencarnan en otras personas, incluso durante el Milenio. 

Los seguidores del Nazareno oyeron hablar de un Reino que no es de este mundo (Juan 18:36) y que aún así es omnipresente (Lucas 17:21, Romanos 14:17). 

Y también conocían lo que él llamó "resurrección de vida" (Juan 5:24-29), que tiene lugar antes de la muerte física y prosigue después de la misma, reencarnando de gloria en gloria (2 Corintios 3:18), por medio de la adquisición de cuerpos celestiales (i.e lunar, solar y estelar), tal y como explicó Pablo en 1 Corintios 15:40-47. 

Por desgracia, esto no fue comprendido ni explicado por ciegos que osan guiar a ciegos sin saber a qué zanjas se encaminan, poniéndose bajo el yugo del engañoso Dios de este Mundo (2 Corintios 4:4), y que gobierna nuestra humanidad caída.

Dado que los grandes profetas y cristianos de los primeros siglos vivían como si ya estuvieran de vuelta en el Paraíso del Edén o bien vivos en el Reino de los Cielos, no tenían necesidad de obrar por mera obediencia a leyes escritas, sino que su justicia era espontánea; el divino amor consciente que fluía a través de ellos. Y eso les permitía vivir de los "frutos vivos" de la tierra sin necesidad de matar, siendo capaces de recibir el Espíritu divino que cura lo incurable, incluso un mero déficit de vitamina. 

¿Cuántos pretenciosos guías religiosos son hoy capaces de vivir así?  

Los sistemas de religión carnal no pueden regirse por "leyes carnales y tradiciones de hombres" y por tanto están bajo el dominio del Dios de este Mundo, que juega el papel de Entrenador y Tentador de la Humanidad, estando constituido por múltiples fuerzas contradictorias de naturaleza estelar y planetaria: los llamados ángeles, príncipes, potestades, dominaciones y espíritus del aire mencionados en Romanos  8:38 y Ephesios 6:6. De ahí que en las Escrituras reciba muchos nombres, comenzando por Legislador o Yavé de los Ejércitos (Isaías 5:24), Ángel del Señor (Éxodo 23:20), siguiendo por Acusador (Apocalipsis 12:10), Príncipe de este Mundo (Juan 16:11), o simplemente Adversario, i.e Satán (Job 2). 

Unas fuerzas opositoras acusan y tientan forzando al humano a ser esclavo de todo lo carnal, mientras que el Dios de los Ejércitos exige a la humanidad pagar con "energía de sufrimiento" por todo lo que viola las leyes naturales codificadas en la Torah y todo lo que se recibe de la Naturaleza, incluido el cuerpo carnal y el consumo de carne, aunque sea de pavo.

Por eso el Maestro animaba a zanjar cuanto antes la deuda energética:

Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al alguacil y seas echado en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo (Mateo 5:25).

Más adelante veremos la razón exacta por la cual Moisés tuvo que ofrecer una Ley carnal que regulaba el consumo de carne, y que fue escrita por ángeles severos, como explica Pablo en Gálatas 3.

Todo esto hace irónico que algunos de los auto-proclamados pastores y seguidores de Cristo confiesen ser amantes del bacon, la morcilla y las chuletas de cerdo, que serían de lo más aberrante para los primeros cristianos :)

Ahora, ¿de dónde parten los malentendidos?

no somos como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro para que los hijos de Israel no fijaran su vista en el fin de aquello que debía desvanecerse [i.e las rígidas obligaciones de la Ley escrita] (2 Corintios 3:14).

Al no comprender lo que significa "levantar el velo de la Ley" (Éxodo 34:34), ni querer comprender la Ley Espiritual, todas las Iglesias institucionales, comenzaron a forjar lo que se conoce como "teología del remplazamiento", creyéndose nuevos recipientes elegidos de Cristo y supuestamente "liberadas de la Ley". Y ciertamente, se convirtieron en nuevos recipientes, pero no de la Consciencia del Mesías, sino de las diabólicas sugerencias del Dios de este Mundo, lo cual llevó a crear nuevas tradiciones de hombres –como la denunciada por Jesucristo en Marcos 7– y una nueva Ley de piedra, con nuevas normas, nuevos y suntuosos templos de piedra, nuevos sacrificios y por supuesto–, nuevas dietas que ya ni siquiera respetan las sabias regulaciones de salud de la Torah concernientes al consumo seguro de carne y pescado, que implica evitar sangre, grasa, cerdo, marisco y otros carroñeros (Levítico 11, Deuteronomio 14, etc). 

Pero de todo esto ya hablaremos en el siguiente artículo, pues entraña ver que la enseñanza de los profetas, incluido Yahshua, tenía mucho que ver con la abolición del sacrificio carnal y todo lo que ello implica. 

Contrariamente a lo que se ha dicho, el Maestro Nazareno jamás probó el cordero ni celebró la pascua judía, que implicaba el consumo del mismo. Él era, como su propio epíteto indica, Nazareno, y los Nazarenos seguían la Pascua Esenia, tal y como indican las contradicciones conscientes introducidas en los Evangelios para burlar futuros cambios y modificaciones (ver artículo Jesús y el Calendario Esenio). 

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