martes, 19 de noviembre de 2013

Mêtis y el Cíclope Interior


Ulises y Polifemo en la Cueva (Jacob Jordaens, 1635)

 Siguiendo la anterior línea de reflexión, proseguimos ahora con aquel famoso, terrorífico y divertido pasaje del Canto IX de la Odisea en el que Ulises se ve atrapado con sus hombres en la cueva del Cíclope, el gigante de un solo ojo que comienza a devorarlos sin piedad. Pero antes de proceder a reflexionar sobre su significado, he aquí un fragmento del pasaje:


Por la tarde volvió el Cíclope con el rebaño de hermoso vellón, que venía de pacer [...]. Cerró la puerta con el pedrejón que llevó a pulso, sentóse, ordeñó las ovejas y las baladoras cabras [...] 
Acabadas con prontitud tales cosas, agarró a otros dos de mis amigos y con ellos se aparejó la cena. Entonces lleguéme al Cíclope, y teniendo en la mano una copa de negro vino, le hablé de esta manera:
—Toma, Cíclope, bebe vino, ya que comiste carne humana, a fin de que sepas qué bebida se guardaba en nuestro buque.[...]
Así le dije. Tomó el vino y bebióselo. Y gustóle tanto el dulce licor que me pidió más:
—Dame de buen grado más vino y hazme saber inmediatamente tu nombre para que te ofrezca un don hospitalario con el cual huelgues. [...]
Así habló, y volví a servirle el negro vino: tres veces se lo presenté y tres veces bebió incautamente. Y cuando los vapores del vino envolvieron la mente del Cíclope, díjele con suaves palabras:
—¡Cíclope! Mi nombre es Nadie...
Así le hablé; y enseguida me respondió con ánimo cruel:
A Nadie me lo comeré el último, después de sus compañeros, y a todos los demás antes que a él: tal será el don hospitalario que te ofrezca.
Dijo, tiróse hacia atrás y cayó de espaldas. Así echado, dobló la gruesa cerviz y vencióle el sueño, que todo lo rinde [...]
Entonces metí la estaca debajo del abundante rescoldo, para calentarla, y animé con mis palabras a todos los compañeros: no fuera que alguno, poseído de miedo, se retirase. Mas cuando la estaca de olivo, con ser verde, estaba a punto de arder y relumbraba intensamente, fui y la saqué del fuego; rodeáronme mis compañeros, y una deidad nos infundió gran audacia. Ellos, tomando la estaca de olivo, hincáronla por la aguzada punta en el ojo del Cíclope; y yo, alzándome, hacíala girar por arriba...
Dió el Ciclope un fuerte y horrendo gemido, retumbó la roca, y nosotros, amedrentados, huimos prestamente; mas él se arrancó la estaca, toda manchada de sangre, arrojóla furioso lejos de sí y se puso a llamar con altos gritos a los Cíclopes que habitaban a su alrededor, dentro de cuevas, en los ventosos promontorios. En oyendo sus voces, acudieron muchos, quién por un lado y quién por otro, y parándose junto a la cueva, le preguntaron qué le angustiaba:
—¿Por qué tan enojado, oh Polifemo, gritas de semejante modo en la divina noche, despertándonos a todos? ¿Acaso algún hombre se lleva tus ovejas mal de tu grado? ¿O, por ventura, te matan con engaño o con fuerza?
Respondióles desde la cueva el robusto Polifemo:
—¡Oh, amigos!
"Nadie" me mata con engaño, no con fuerza.
Y ellos le contestaron con estas aladas palabras:
—Pues si nadie te hace fuerza, ya que estás solo, no es posible evitar la enfermedad que envía el gran Zeus, pero, ruega a tu padre, el soberano Poseidón.
Apenas acabaron de hablar, se fueron todos; y yo me reí en mi corazón de cómo mi nombre y mi excelente artificio les había engañado. El Cíclope, gimiendo por los grandes dolores que padecía, anduvo a tientas, quitó el peñasco de la puerta y se sentó a la entrada, tendiendo los brazos por si lograba echar mano a alguien que saliera con las ovejas; ¡tan mentecato esperaba que yo fuese!
Mas yo meditaba cómo pudiera aquel lance acabar mejor y si hallaría algún arbitrio para librar de la muerte a mis compañeros y a mí mismo. Revolví toda clase de engaños y de artificios, como que se trataba de la vida y un gran mal era inminente, y al fin parecióme la mejor resolución la que voy a decir...

¿Qué representa el Cíclope en nosotros? ¿No estamos  también a merced de ciegos impulsos egoístas, de mirada mono-direccional, que devoran toda traza divina en nuestro corazón, frenando toda evolución interior y escape de las esferas sublunares? 
¿Y qué hay de la astucia de Ulises? 
Para hacerlo aún más interesante, podemos echar un vistazo a lo que Peter Kingsley desvela de forma magistral en la obra Reality:
Frente al monstruo, él se presenta como Outis: Nadie. [...]
Éste es el punto en el que comienza el verdadero humor –a medida que Homero entresaca mediante juegos y más juegos de palabras todas las ambigüedades que van desde Outis a través ou tis y mê tis, que en griego son formas alternativas para referirse a nadie, a mêtis.
Como Ulises cuenta al respecto de aquel episodio, riendo, mucho después de que los hechos hayan tenido lugar, fue su Mêtis lo que le permitió cegar al monstruo, ya que le permitió ser nadie: ou tis, mê tis.
(...) desde el tiempo de la Odisea en adelante, a mêtis siempre se la asociaría en la mente de los griegos con este episodio en particular; con este notorio juego de palabras ou tis y mê tis. (Ibid.p. 226)

viernes, 1 de noviembre de 2013

¿Qué es la meditación no condicionada? – Parte III

Nacimiento de Atenena, con Mêtis bajo Zeus. 

Muchos son los términos orientales que en Occidente se traducirían como "meditación". Ya hemos visto algunos, y ahora vamos en busca de una comprensión más profunda de lo que "la meditación no condicionada" puede ser.

Ciertamente, en Oriente hay visiones brillantes. Sin embargo, uno no necesita mirar hacia allí para encontrar joyas. Es más, en la actualidad es de vital importancia conectar con algo que se había perdido, o quizá debiéramos decir, se ha mantenido aletargado en Occidente, hasta que el momento propicio llegara.

Los occidentales han de recordar que cierta Sabiduría viva estuvo una vez presente en la antigua Grecia. No en la Grecia clásica de Platón y Aristóteles, sino en una aún más antigua, cubierta por neblinas de confusión.

Por medio de poemas y acertijos, sabios de Hellas transmitieron una tradición ancestral cuya raíz central es el florecimiento de la consciencia que revela la quietud y la pureza infinitas que yacen tras el velo de las formas móviles.


Y dada la vieja manera simbólica de pensar, ese don de la luz-consciencia fue personificado por Mêtis, diosa del sabio consejo y la astucia, quien propiciara el nacimiento de Atenea (Inteligencia), de la cabeza de Zeus, como se representa en la imagen de arriba.

El mensaje clave de aquella antigua tradición griega es que nunca el engaño al que nos vemos sometidos en vida tiene más sentido que cuando Mêtis está activa.

Sin duda esto es un gran acertijo. Y podría ser nuestra única esperanza, pues como Empédocles nos recuerda, la inteligencia Mêtis es la única manera de vivir con lucidez a través del gran engaño [1].

Pero no nos quedemos con las definiciones simplistas y burdas de Mêtis y la consciencia –que dicho sea de paso los neurólogos reducen ingenuamente al cerebro, sin darse cuenta de que el cerebro no puede percibirse ni comprenderse a sí mismo. Ley lógica fundamental señores "doctores". 

La mente descubrió la estructura del átomo, luego la mente es más sutil que el átomo –Ramana Maharshi.

Y la luz de la consciencia es aún más sutil que la mente pensante. Ahora sólo deduzcan. 

En los poemas de Empédocles simplemente aparece como una facultad divina que crece cual árbol o flor, alimentándose de la completud del momento presente. Haciéndonos eco de sus propias palabras:

Para los seres humanos, 
mêtis crece 
en relación con lo que está presente [2]

En esta enseñanza ancestral no se desprecian los sentidos, como si estos fueran la fuente de ilusiones pecaminosas; todo lo contrario, nuestros sentidos son la puerta que conduce a la consciencia que los une y nos lleva más allá de lo imaginable.

Sin embargo, también recibimos advertencias, pues el arte de Mêtis no es un camino para ser considerado a la ligera. Ella tiene su propio poder y no puede ser controlada. La gran paradoja es que uno no puede sin más "decidir" consultar a Mêtis o "tratar de practicar el arte de Mêtis", pues eso es precisamente un camino de auto-engaño. La inteligencia es espontánea, sin elección, o no es en absoluto.

Sólo hay una cosa en nuestras manos, y es la atención, que abre la puertas para que mêtis trabaje a través de nosotros. Y este acto de "permitir" y "entregarse" es realmente una forma de servicio y amor verdadero.

Tampoco hay que preocuparse de buscar un sitio en concreto.  Todo lugar es propicio para rendirse, sentados o tumbados en silencio. 

Mêtis se adapta constantemente a las circunstancias cambiantes de la vida, haciendo uso de todo para ver "a través de la ilusión", guiando nuestros pasos sin siquiera pedírselo o incluso saberlo nosotros. Nuestra vida se halla repleta de coincidencias y traumas que no son tales, sino “consejos” provenientes de mêtis.

En un sentido, mêtis "mide", percibe contrastes, uniendo lo relativo y lo absoluto, transcendiendo todas las limitaciones físicas. 


Después de todo, las formas emergentes de nuestra experiencia son simplemente ondas en el mar sereno del Ser.

La forma es vacío. El vacío es la forma 
(Sutra del Corazón)

Encontrar quietud a través del movimiento es de hecho una cualidad del ser-consciencia, algo que no podemos perseguir directamente. El arte de mêtis requiere mirarnos a nosotros mismos primero.

Con atención se pueden ver todas las experiencias personales que moldean nuestra limitada visión de la vida, y es la consciencia lo que las conecta en un transfondo mucho más amplio, la tierra infinita de lo que realmente somos.

En presencia del Ser, nuestras caídas, nuestros momentos de frustración y de dolor, de repente se convierten en hilos significativos en el tapiz de la Realidad, la cual nos sugiere lo que debemos hacer.

Todo esto parece simple y hermoso. Sin embargo, la mente humana se ha vuelto tan condicionada por sus propias fantasías que le es difícil guiarse por la sencillez de su naturaleza más profunda por mucho tiempo. 


Hacemos todo muy complejo. Y la mayoría de las veces se debe a que no nos acordamos de que somos mucho más que cabezas pensantes, o simplemente porque "tratamos demasiado" de alcanzar algo que, por su propia naturaleza, es inasible y pertenece lo que nunca dejamos de ser.

Como vemos, Mêtis representa muchas cualidades a la vez: la prudencia, la actitud correcta, la visión lúcida, el maestro interior...Y su poder es aún más necesario en estos días donde todo se mezcla sin discernimiento, incluso la espiritualidad.

Afortunadamente, todos los fines tocan su principio. La civilización occidental nació con los maestros de mêtis, y ahora, en medio de su decadencia, necesita una reconexión a través de verdaderos oyentes que tengan el coraje de no seguir a una masa social incivilizada. 

A pesar de que el pensamiento contemporáneo ya no es simbólico, aún se pueden aprender muchas cosas de los mitos. No es coincidencia que a Odiseo se le considerará hábil en mêtis. Pero eso lo dejamos para otra ocasión.

Para ahondar en este arte, es útil la antigua practica de la incubación, sobre la cual uno escribió un artículo, aún no traducido al castellano:


Incubation, a Western form of meditation, publicado en Abril 6 del 2009, en la versión inglesa del blog:
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[1] Reality es un bonito libro en el que Peter Kingsley ha reflexionado profundamente sobre este tema.  
[2] Ibid, p.512. 
Más versos de Empédocles se pueden encontrar en la sección de poemas de este blog, extraídos del mismo libro.