jueves, 20 de noviembre de 2025

Superando el Falso Amor Empático, Reclamando el Ser Anhelado

 


Superando el Falso Amor Empático, Reclamando el Ser Anhelado


Cuando el alma empática o persona sensible entra en relación con otras personas, ya sea la familia, un círculo de amigos o pareja, siempre tiende a dar demasiado a quien no lo merece, carga con responsabilidades ajenas, calla el dolor que siente por no herir a otros, acepta la mentira y el abuso encubierto, sólo para mantener una falsa paz, sirviendo a los intereses de gente enfermiza, a personajes que sólo dan para recibir y nunca agradecen de corazón, pues sólo quieren siervos calladitos y sumisos. 


Y aunque esto pudiera parecer un gran acto de amor incondicional, veremos que en realidad sólo evidencia un gran trauma complejo, lleno de miedo y heridas de abandono, injusticia, rechazo, humillación y traición no digeridas. 


Las personas altamente sensibles son altamente susceptibles a ser captadas por narcisistas y otro tipo de abusadores, incluso asesinos. Con silencios forzados y mentiras encubiertas se ha establecido de hecho la sociedad en la que vivimos.


Por esta razón, el alma traumada y hechizada por los perpetradores del abuso encubierto, no ama a las personas que se aprovechan de ella, sino a la imagen que se hace de ellas, que siempre es más benevolente, para no tener que afrontar la cruda realidad de un mundo cruel sin conciencia, pudiendo ahogar sus penas en un silencio cargado de dolor y abatimiento.


En este proceso el alma llega a comer frutos de un árbol mentiroso, perpetrando incluso la auto-traición, encarnando la figura alegórica del Judas interior que traiciona al Maestro de Conciencia. 


Pero lo que se esconde detrás es un dolor insoportable que lleva a aceptar la mentira de otros por falta de comprensión de la propia verdad ineludible. 


Como Carl G. Jung señaló, la compasión sin conciencia es compulsión hacia el querer ser vista, aceptada y amada, dando aquello que en realidad se anhela recibir, aceptando migajas de falso cariño, ayudando a quien no merece ser ayudado, sólo por miedo a ser abandonada o rechazada, que es precisamente el núcleo de Sombra del alma empática que no quiere afrontar, por miedo a perder su máscara.


Y eso sigue así hasta que el alma empática entiende que el verdadero amor consciente comienza por darse valor a uno mismo, y que el amor que sufre la posibilidad de la pérdida o el abandono es un falso amor emocional disfrazado de amor verdadero, pero basado realmente en el apego y la dependencia emocional. 


Mas todo amor emocional es inestable y siempre lleva a la decepción de expectativas no cubiertas y al odio por no recibir de vuelta el amor esperado. 


Toda manifestación no armonizada lleva al surgimiento de su opuesto, un fenómeno que Jung llamó enantiodromia. A mayor Luz y Amor no desvelados, mayor Sombra y Odio proyectados.


Sin embargo, la decepción, odio y rabia es la antesala de un gran despertar, aquel donde el alma aprende la necesidad de poner límites y dar un bastonazo en el suelo, gritando: ¡Basta!


Cuando ese dolor desgarrador ya no lleva al sufrimiento inconsciente lleno de drama, demandas infantiles y pobres expectativas, se convierte en fuego purificador, que cristaliza un alma más firme, superando el falso amor emocional que lleva al colapso, abriendo la puerta al verdadero Amor Consciente, que despierta a quienes lo reciben de abrazos abiertos.


Cuando el alma despierta ante su situación, deja de callar y tragar con los abusos del mundo, deja de querer ser aceptada y amada por quienes sólo se alimentan de infundir dudas y caos emocional, como es el caso de los narcisistas o cualquier otro tipo de abusador psicopático.


Esto comienza a sanar la herida de la Injusticia y la Traición. Por eso decía Jung que el empático sólo despierta al reconocer el peso de la Traición propia y ajena, viendo las manipulaciones de otros y el auto-engaño inducido: aceptar lo falso, tragar migajas de amor, alimentar las sombras que sólo drenan.


En este punto crucial los perpetradores del abuso se asustan del despertar del alma luminosa, y por medio de la distorsión o gaslighting, atacan la profundidad, tachándola de complejidad incomprensible; llaman drama y debilidad a la intensidad emocional, y consideran exageración su sensibilidad.


Pero este descubrimiento lleva a una rabia sanadora que no grita ni intenta herir, sino que es capaz de romper lo viejo y poner límites sanos, reconociendo el valor del amor, sensibilidad y belleza propias. 


A esa rabia Jung la llamó anatroya, la cual constituye una liberación del miedo, dolor y fuerza vital creativa, que se transmutan para traer una nueva Fuerza Despertadora.


Aquel que reconoce las injusticias en su vida y las traiciones de otros hacia su verdadero valor, no puede hacer otra cosa que romper las cadenas y zafarse sin dar explicaciones, dando la espalda a quienes tanto dolor infligen, desde lo que Jung llamó Función Trascendente, que sostiene los opuestos en su interior sin desmoronarse: el alma se hace misericordiosa pero intransigente con la injusticia; amorosa, pero con límites firmes; compasiva pero tremendamente selectiva.


Por supuesto, esto será visto por los perpetradores del abuso narcisista como un exceso, una crueldad, una falta de empatía, porque amenaza su crueldad. Algo que constituye, por cierto, el modo en que está estructurada la sociedad y sus absurdas reglas de control por medio de la censura mediática.


Ahora bien, el alma que así despierta deja de reaccionar desde la culpa, el victimismo y la resignación al caos, pues siente que ya no puede ser responsable de la locura de otros, ni traicionada por nadie, ni siquiera por su propio interior o círculo de personas más íntimo. Reconoce su Belleza (Tifereth), su Amor misericordioso (Jesed) pero también su Fuerza (Geburah), llena de Discernimiento y Superación. 


Y no manifiesta esas virtudes con dramas ni explicaciones, sino con el silencio, desde lo que Jung llamó Presencia Integrada. Pues el alma no necesita llorar ni gritar para ser notada o reconocida, ni ha de reprimir para ser aceptada; su sola mirada silenciosa basta para decir la Verdad, exponiendo la falsedad de aquellos que solo llevan máscaras.


Esto es hacer Justicia Divina con el propio mundo interior secuestrado a martillazos por incedentes.


Así el alma se convierte en un peligroso Espejo donde la Mentira se rompe y la Verdad prevalece, resultando una amenaza para un mundo basado en el engaño.


Este proceso de Despertar e Integración entraña atravesar un Descenso a los Infiernos interiores, un Viaje Oscuro del Alma que Jung llamó Nekya, donde se experimenta la desintegración de lo viejo y la muerte para la resurrección en un nuevo estado donde la psique se ha reestructurado, pudiendo ver mejor las luces y sombras, experimentando unificación y por ende Individuación, que es ser más íntegros, más la completud de uno mismo, sin la otredad de la Inconsciencia alienadora que sabotea y aplasta. 


Ser plenos no es ser mejores, sino Ser íntegramente, Amor Sin Límites, Vida no fragmentada, Conciencia Integral y Serenidad Dichosa e Infinita.