Cuestión: Fernando, a lo que se refiere Israel [1] (aludiendo la enseñanza de Yeshua) con lo de hacer lo masculino y femenino uno será lo que Jung llamaba el "andrógino perfecto"?
Respuesta: Jung se acercó algo a esa idea de unir los opuestos en una conferencia sobre la supuesta androgínia del Mesías [2]. Ahí trató el tema ligándolo a su idea del Self y el Inconsciente, comparando el Christos con la Iluminación oriental. Aunque requeriría matices, ya que el habló del andrógino como un tipo de bisexualidad, y eso es falso aplicado al Mesías u Adam Primordial encarnado, ya que la sexualidad es posterior a la unidad primordial de opuestos, que se da en un Cuerpo Original de Luz donde no hay géneros.
El término andrógino fue en realidad acuñado por Platón en su diálogo El Banquete [ver texto abajo 3], como símbolo de almas con principios masculinos y femeninos unidos, aún no separados por la sexualidad física. Si prestamos atención, veremos que según Platón el primer género masculino viene del sol, el femenino de la tierra, y el andrógino de la Luna. Parece entonces estar hablando de las almas mentales solares, las vitales terrenas y las que son una combinación de ambas, asociadas a la luna. Es decir, no habla literalmente de personas redondas con cuatro brazos, cuatro piernas, dos cabezas y dos órganos reproductores. Se refiere a cuerpos astrales y tipos de almas.
Curiosamente, según el mito del Banquete, los tres géneros (masculino, femenino & andrógino) fueron divididos en mitades por Zeus precisamente para robarles su poder y que no conquistaran el Olimpo, el reino de los dioses [ver mito abajo 3]. Según Platón ahí se halla el origen de la adrofilia o amor pasional entre hombres, el lesbianismo y la heterosexualidad.
En otras palabras, la sexualidad y la confusión de géneros fue una invención de los Ingenieros para desviar energías espirituales que amenazaban un imperio astral dual que requiere seres dormidos que no evolucionen demasiado rápido.
Una alegoría muy similar ya existía por cierto en el Libro del Génesis, que habla de la condición del Adam del Gan Eden antes de la caída. Al recibir el soplo mental de vidas (nishmat jayim), se convirtió en un Alma viviente, un ser con cuerpo astral y mental en un cuerpo etérico. GaN es un acróstico de Guf (cuerpo) y Neshemah (intelecto). Eso hacía a ese Adam un ser andrógino, pero como dice la tradición hebrea, desconocía su lado femenino, cargado de potencial negativo, la inclinación al mal (yetzer hara), lo cual debía transformarse.
Y para depurar esas dos partes los Arquitectos le buscaron un cuerpo o pareja idónea, entre las especies de Adamah, una dimensión astral. Pero sólo halló almas y espíritus salvajes (Lilith) que se adherían al rostro de Adam y arrastraban a Adam, razón por la cual se le extirpó ese lado oscuro, simbolizado por la costilla, tal y como explica el Zohar o Libro del Esplendor. Aunque el Zohar atribuye esa maniobra al Santo y Bendito, cuando en realidad el Ser Primordial no hizo eso directamente. Fue llevado a cabo por Arquitectos de la Existenci, Yhvh Elohim, que aunque habían recibido cierta potestad, en su experimentación cometieron serios errores.
Podemos deducir que al tratar de quitar esas adherencias energéticas, generaron humano con géneros femenino y masculino, así como mente masculina y emociones femeninas. Pero la energía de la Serpiente volvió a arrastrarles.
De ahí no sólo derivaron los sexos, sino la confusión de géneros y el fenómeno de las almas gemelas debido a la fragmentación del Alma Colectiva en parejas o syzigies (vital-vital, vital-emocional, emocional-emocional, emocional-mental, mental-mental, mental-Primordial).
En última instancia, sólo las almas que reúnen las tres partes (vital, emocional y mental), pueden recuperar la Originalidad del Ser Completo, que hace de Guía y Maestro, como ya señalé en un viejo artículo:
https://cantoderealidad.blogspot.com/2020/05/humano-de-luz-su-maestro-guia-y.html?showComment=1678540311948#c91403597807412
Y eso abre una etapa en la que la humanidad debe restaurar su condición astral-espiritual transmutando la energía draconiana, como se ve abajo, en la imagen del REBIS (doble materia), el Andrógino de los Alquimistas, que representa el cuerpo astral formado a partir de la energía vital de un cuerpo humano, por medio del proceso de transmutación. Es decir, es una reversión de la trampa de la sexualidad carnal que a a las arrastra a las almas a usar su energía vital en una dirección solamente.
Ahora, Jung tomó esa noción del andrógino aplicándoselo al Mesías, diciendo que Iesous era en cierto sentido bisexual porque nunca se casó y en él estaban unidos ya los principios femenino y masculino en forma de Alma (anima, amante divina) realiza un sacrificio por amor al Espíritu (animus, Dios amado). Y aunque eso es cierto, no se puede comparar a la bisexualidad, ya que el Adam Primordial es previo a cualquier división mundana. Originariamente lo masculino y femenino son funciones de un mismo Ser, como la cresta y el valle de la ola, lo activo y receptivo; son recíprocos, no existen separados.
Jung también sostuvo que el Christos del Maestro es como el Atman o Buda oriental, pero con diferencias; él matizó que mientras que en Occidente el hombre iluminado Christos se hace pasivo/femenino, aceptando la muerte física (simbolizada por el costado herido), en Oriente es al revés, el Iluminado camina hacia la liberación por sí mismo, haciéndose más masculino, y convirtiéndose en un hombre dios por esfuerzos propios. Y lo cierto es que dicha visión es muy inexacta. En primer lugar, Ysho se hace humano pasivo pero también Nuevo Adam activo, manifestando la voluntad del Padre, ya que no estima ser igual a Dios (Filipenses 2:5), sino su Rostro y su Hijo, con capacidad incluso de engendrar la nueva humanidad. Eso no se halla en ningún maestro de Oriente. Ningún iluminado alcanzó esa capacidad gestadora antes o después.
Y por otro lado, tampoco es cierto que en la enseñanza de Sidarta Gautama el Buda haya algo remotamente similar a un hombre que se hace dios porque se funde con un Dios Universal. Precisamente, el Buda quiso superar las doctrinas religiosas Brahmánicas, que hablan de un Atman o Yo que es Brahman, lo cual llevó a muchos místicos con taparrabos que al iluminarse son el Dios Absoluto del Universo. Ante eso, el Buda dejó a los Brahmanes con una media sonrisa, y en última instancia, niega cualquier concepto doctrinal. Su visión es más apofática transcendental. Con todo, no alcanza la embergadura del Maestro Y´sho, que dio una visión muchos más amplia de por qué el humano cayó y cómo fue secuestrado bajo un sistema de gobierno injusto, por medio de una lavadura de cerebro.
SaLuz
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[1] Vídeo de Israel Elías: https://youtu.be/Aq4c4aeRFY8
[2] Lectura VI, 8 de Diciembre del 1939: Carl Gustav Jung & la Androginia del Mesías:https://carljungdepthpsychologysite.blog/2020/03/19/carl-jung-on-the-androgyny-of-christ/#.ZAyetOzMKRu
[3] El Banquete de Platón, Sección 189c - 193e:
Tres eran los géneros (phyla), no dos. Había un tercer género que participaba de ambos y cuyo nombre perdura. El andrógino, en efecto, era una sola cosa que por igual participaba de lo masculino y de lo femenino. Su forma era redonda; su espalda, circular. Tenía cuatro manos, cuatro pies y dos caras, opuestas entre sí. Sobre ambas caras tenía una cabeza sola, además de cuatro orejas, dos sexos, y así lo demás. Como ahora, caminaba derecho, hacia ambos lados, pero al correr lo hacía en círculos sobre sus piernas, que eran ocho. Tres eran los géneros, porque lo masculino venía del sol, lo femenino de la tierra y lo andrógino de la luna, participando de ambos, y precisamente por eso eran circulares. También eran inusitados en cuanto a vigor y fuerza y su orgullo era desmedido, al punto de conspirar contra los dioses. Lo que Homero dice de Esfialtes y de Oto se dice también de ellos, que probaron subir al cielo para agredir a los dioses. Zeus y los demás dioses deliberaron sobre qué hacer con ellos. No podían matarlos, fulminándolos, pues dejarían de recibir honores y sacrificios de los hombres, ni desde luego podían dejar sin castigo su insolencia. Tras un debate, Zeus al fin dijo “Los haré más débiles, de forma que sigan existiendo los hombres y que no quede sin castigar su insolencia. Haré dos mitades de cada uno, para que sean más débiles y más útiles, por ser más. Andarán en dos piernas y, si aún persisten en su insolencia, los cortaré de nuevo en dos mitades, de modo que caminen dando saltos sobre una pierna”. Dicho lo cual cortó a cada uno en dos mitades, como se corta una fruta. Mientras lo hacía, ordenaba a Apolo que curase la herida y que los obligase a volver su cara hacia el corte para que cada hombre, al ver la herida, se ayudase a la modestia. Así, Apolo rejuntó la piel de todas partes hacia el vientre, como bolsas de carne, y las ató en el ombligo, que sirve de advertencia, luego de alisar las demás arrugas y modelar el cuerpo. Una vez hecho dos, cierta nostalgia los juntaba con su vieja mitad y ellos se abrazaban unos a otros, ávidos de una sola naturaleza, y morían de hambre y de inacción, sin hacer nada por separados. Muerta una mitad, la otra buscaba una nueva mitad y se unía a ella, fuera toda mujer o toda hombre. Zeus, no sin compasión, decidió llevar sus sexos al frente, ya que hasta entonces estaban por fuera, hacia los costados, y dejó que engendraran y parieran unos en otros y no en la tierra como insectos. Desde entonces podrían engendrar en ellos, a través de lo masculino en lo femenino, de modo que si se abrazaban hombre con mujer pudiesen perpetuar nuestra especie pero si se abrazaban hombre con hombre sólo ganasen alguna satisfacción con el roce antes de volver a sus trabajos. Desde entonces es común el amor de unos a otros, que procura hacer uno de dos, restaurando su antigua naturaleza. Por tanto, cada uno de nosotros es simplemente un símbolo de hombre, al quedar hecho dos, y precisamente por eso cada uno busca su propio símbolo. En fin, cuantos hombres son parte de aquel andrógino gustan de mujeres, tocando a esta clase los adúlteros, y cuantas mujeres son parte gustan en cambio de hombres. Pero cuantas mujeres son parte de mujer, no gustan de hombres sino de otras mujeres, tocando a esta clase las lesbianas, y si en cambio son parte de varón gustan de varones.