sábado, 2 de mayo de 2015

Servicio de Luz Verdadera


Pintura Copta de Yahshua y sus discipulos. 
Museo de El Cairo


¿Quién queda hoy para comprender la esencia del gran mensaje dirigido a la humanidad hace dos mil años? Parece que tenemos que investigar nosotros mismos, pues las calles y las aulas están llenas de predicadores y fanáticos “expertos” en Biblia que siguen basándose en la vieja estrategia de control y juicio condenatorio.  

En estas circunstancias será mejor escuchar al mismo Yahshua Nazareno y a sus discípulos cercanos–algunos de los cuales fueron esenios que llegaron a congregarse junto al Monte Carmelo y fueron conocidos como Nazarenos [1]:

Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12)

Para los Nazarenos esto no era una metáfora, pues se refería a la omnipresente substancia del mundo, la real, invisible, inefable, silenciosa y neutralizante Luz del Abba (Padre-Madre); fuente de vida, consciencia y Amor infinito. Es decir, no se refiere a la luz inferior del cerebro y los planetas –como creen algunos–, ya que esa falsa luz simulada es electromagnética, basada en polaridades: + –, blanco y negro, bien y mal, placentero y doloroso.

Yo soy la vid y vosotros sois las ramas (Juan 15: 5)

Vosotros sois la luz del mundo (Mateo 05:14)

Esto tampoco eran metáforas para los Nazarenos. La semilla del alma es una chispa de auténtica Luz que necesita nacer en el corazón y crecer dentro para liberarnos de nuestro cautiverio en este mundo salvaje hecho de simulaciones de luz, trayendo así la serenidad interna. 

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz (Mateo 16:24)

Todos los impulsos egoicos son falsa luz que roban la substancia del alma y obstaculizan el resplandor de la pura Luz. Negarse a sí mismo es dejar que la consciencia silente desenmascare la percepción distorsionada y disuelva toda manifestación interna de falsa luz: todo orgullo y egoísmo, todo ruido emocional y mental. Así, la Luz verdadera puede iluminar todo lo que uno siente en vida. Cada experiencia es valiosa, incluso la depresión y el dolor, aunque sólo cuando uno está presente para sentirlos conscientemente. La depresión es de hecho la llamada sagrada sentida cuando andamos desconectados del propósito, mientras que la consciencia dirigida viene del verdadero amor de luz consciente, un amor que no pide nada a cambio y entrega toda la atención, toda el cuidado. El resto son todo mentiras, falso amor, falsa luz.

Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí (Juan 14: 5)

La historia del Cristo es un manual de transformación, sólo para ser seguido, no para ser creído con la mente; la verdadera fe implica acción con amor consciente.

Estad alerta, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir (Mateo 25:13)

No hay aquí metáfora tampoco. La luz de la consciencia silente quema toda negatividad y prepara el terreno para un nacimiento superior (de agua y espíritu). El término Hijo del Hombre proviene de la tradición profética (Daniel 7:13, Ezekiel 7:2, etc). Así llamaban al hombre realizado, pues alude al nacimiento en el humano de lo que el misticismo hebraico conoce como Hombre de Arriba o Pequeño Rostro, con cual el alma "se casa", por mediación del Ruach ha Kodesh o Santa Inspiración (ver parábola de la Samaritana, Juan 4:16)

Yo soy la Luz...Ustedes son la luz...Estad alerta...Yo soy el Camino...¿Puede haber indicios más claros? Cuántos predicadores, expertos bíblicos, teólogos y creyentes fervientes llegan a captar un mensaje tan sencillo? ¿De qué sirve tratar de justificar falsas expectativas, predicar juicios y condenaciones eternas diciendo a los demás lo que deben creer para salvarse? En casos extremos algunos incluso usan látigos y se hacen crucificar, ignorando que tales actos de barbarie son inútiles. Como si la vida diaria no fuese ya suficiente, como si no hubiese suficiente "luz" atrapada y robada en nosotros.

Al final las manifestaciones auto-denominadas religiosas se reducen a "yo" y "nosotros", al "pueblo de Dios que heredará el reino, mientras que un cabroncete llamado Satanás es destruido"; todo se basa en el "Jesús, sálvame", "Jesús, ayúdame", "Jesús, no te olvides de mí cuando la palme"...

Suena a egoísmo y codicia, ¿no? Tan codiciosos y egoísta es el animal humano que tiende a conformarse con lo que suena agradable y fácil dejando que sean otros quienes hagan lo importante.

De ahí el cliché típico "Jesús murió por nuestros pecados y él nos salvará si creemos".

Elegante forma de evadir toda responsabilidad.

Ciertamente los Nazarenos vieron la muerte de Yahshua como el sacrificio del la Luz del Cristo que desciende a ayudar a la humanidad esclava. Pero aún asumiendo eso, ¿por qué los creyentes siguen esperando sin hacer nada de lo que enseñó el Maestro?

Según lo escrito, él vino a ejemplificar el nacimiento del Hijo del Hombre en la humanidad crística convirtiéndose en Cabeza de un cuerpo del que todos los que quieran pueden formar parte (1 Cor 12:12-27). ¿Pero cuántos están dispuestos a pagar un precio tan alto para iluminar la oscuridad? Para meros creyentes es demasiado caro, ya que la fe auténtica no es creencia e implica quemar todo egoísmo, vaciarse (kenosis) a uno mismo de uno mismo para poder recibir. 

¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? (Lucas 6:46)

¿Qué es lo que realmente hacemos para limpiar el espejo interior por lo Divino, la Tierra y los demás?

La cosecha es abundante, los obreros son pocos–Mateo 9:38

¿No son los verdaderos aspirantes aquellos que siguen el Camino, la Verdad y la Vida de la Luz, que ilumina y disuelve todas las tinieblas dentro, arrojando esplendor, conquistando la muerte, rompiendo las cadenas de la Luna, Saturno y demás fuerzas astrales que conforman la Matrix, la Ilusión, la Maya?

Si uno no ilumina el mundo, ¿quién va a hacerlo? No la fuerza interna opositora llamada Satán, desde luego, pues su función es robar luz y ofrecer la posibilidad de superación. Y un deber es ver su engaño y poder hipnótico para así poder romperlo y superarlo, cual Luz en la Cruz de la Materia. 

Por ello los evangelios presentan la imagen de dos ladrones crucificados junto a Cristo. Uno muere miserablemente. El de la derecha se salva. ¿Cómo es eso? ¿Por qué el de la derecha y no el de la izquierda?

Ser un obrero crístico significa reclamar y ganar la luz que nos fue robada, zambullirse en la Invisible Luz Eterna, y eso requiere más astucia que la empleada por el ego-simulador de luz de la pseudo-religión y la pseudo-espiritualidad nueva era imperantes.

Algunos dirán que la creencia es suficiente, pero lo curioso es que en ninguna parte de los evangelios se ha dicho tal cosa. Solo Pablo –que fue aceptado en la comunidad nazarena aunque no conoció en persona a Yahshua (Hechos 24:5)– divulgó la idea de "una creencia, pistis, que salva", tratando de atraer a las masas gentiles. Cierto es que lo corrigió un poco al decir: 

Pues en Cristo ni vale la circuncisión ni vale el prepucio, sino la fe que actúa por el amor-caridad (Gálatas 4:6)

Sin embargo, la ambigua palabra pistis fue muy desafortunado ya que suele significar creencia ordinaria. Por contra, Yahshua y los apóstoles no se expresaron en griego, y emplearon la palabra Hebrea emunah, que significa fe, confianza, perseverancia y fidelidad en la Luz. El propio Santiago, hermano de Yahshua, dejó bien claro que la fé sin las obras –trabajo interior– es vana (Santiago 2:14-26)

La interpretación de "creencia sola" resultó ser muy dañina; aunque Pablo probablemente no tenía la intención de generar tal desastre, ya que pensó con vistas a la Era de Piscis-Pistis, Era de la Creencia, y en principio sola trataba de desarrollar la tarea que recibió de los nazarenos que habían estudiado con el Rabbí y conocían bien la Enseñanza (Gal 1:9-10).

Muy impactante es ver a qué distancia está el cristianismo moderno de las enseñanzas transmitidas en los cuatro evangelios. Sin embargo, no es sorprendente, ya que el círculo interno de los Nazarenos del Monte Carmelo eran realmente los que sabían de qué iba el asunto y fueron perseguidos a muerte por los romanos, desapareciendo de escena alrededor de 135 d.C, durante la revuelta de Bar Kokhba.

Mientras tanto el nuevo cristianismo gentil que Pablo abrió la puerta a múltiples interpretaciones antagónicas: por un lado todos los puntos de vista gnósticos que siguieron, y por otro, todas las formas de la fe ciega tan populares hoy en día.

Los integrantes de la comunidad helenista de Pablo comenzaron a ser llamados cristianos en Antioquía (Hechos 11:26). 

Sin embargo, los nazarenos o primeros cristianos no eran meros creyentes. No comían carne sacrificada, no bebían alcohol, y vivían la vida plenamente caminando en la presencia de la Luz, repartiendo Luz, sin juzgar, sin agendas ni prejuicios, dispuestos incluso a dar su vida por otros. 

Debido a la extrema persecución que sufrían se congregaban en cuevas, casas y catacumbas, donde estudiaban, oraban y practicaban técnicas de meditación como la incubación [2], antiguo arte curativo que seguro heredaron de la tradición chamánica profética del Monte Carmelo, el legendario enclave ligado a profetas como Elías, y donde también estudió Pitágoras, según Jámblico (ver Vida de Pitágoras).

Como hemos visto en otros artículos [3], la incubación fue popular en los templos griegos de curación y consistía en yacer tumbado en silencio para ahondar en la sensación y la consciencia desnuda, dejando que todos los impulsos del cuerpo y la mente "mueran", y que así la Luz nazca desde la oscuridad.

Es una forma muy práctica de morir conscientemente, descendiendo conscientemente al inframundo, como hiciera el propio Yahshua en la cruz. Pues si la falsa luz no muere, uno no puede nacer de arriba y ser resucitado. Muere antes de morir, dice el proverbio.

Es por ello que tanto los Esenios del Sur de Israel como los Nazarenos del Norte se llamaban Hijos de la Luz.

Pero fueron estos últimos quienes vieron la venida del Hijo del Hombre como un evento espiritual íntimo que se halla a las puertas del que vive desde el silencio y paz internas. 

Toc, toc, toc. ¿Quién se halla en casa ya?

¿Hijos de la Luz o Hijos de las Tinieblas? 

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[1] La hipótesis más probable es que Yahshua estudiara primero con los Nazarenos, dada la gran cantidad de paralelismos entre sus expresiones y la de ellos, además de haber celebrado la última cena pascual siguiendo el calendario solar esenio, en lugar del lunar del judaísmo oficial, hecho que ya señalamos en anterior artículo.

Vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret: para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que había de ser llamado Nazareno- Mateo 2.23

Dado que no existen referencias históricas antiguas a la ciudad de Nazaret, ni siquiera en la descripción detallada de la zona que hizo Flavio ​​Josefo, es lógico suponer que el evangelio en hebreo y arameo debe haber hecho referencia a la nueva comunidad esenia, cuya tradición finalmente inspiró el nombre del lugar moderno llamado Nazaret, en Monte Carmelo.

Por lo tanto, no sería extraño que el término "ciudad", polis -polin en el texto griego-, es o bien un mala traducción o una interpolación de "cristianos" muy posteriores a quienes no les gustaba el primer cristianismo. Por desgracia, los evangelios están llenos de similares alteraciones, de ahí las contradicciones constantes.

El heresiólogo "cristiano"Epifanio dijo lo siguiente:

La secta de los nazarenos fue antes de Cristo –Panarion 29, 6

1.2 Pues este grupo no se llamaron cristianos o con el nombre de Jesús, sino nazarenos. 3 Sin embargo, en ese momento todos los cristianos eran llamados Nazarenos de la misma manera. También se les llamó "Jeseos'' por un corto tiempo, antes de que los discípulos comenzaran a llamarse cristianos en Antioquía 4 –Panarion 29, 1.2-4

Para una interesante conferencia sobre los esenios:

[2] Ver artículo:
Looking for Dreams and Talking with Martyrs. Internal Roots of Christian Incubation.

[3] Incubation, a Western Form of Meditation: