Cada vez que hay oscuridad, silencio interior y apertura a algo más mucho grande que nosotros, también existe la posibilidad para que lo superior se manifieste desde dentro. En ese momento sagrado, cada pensamiento, cada emoción cada expresión, se convierte en una oración, un susurro, y somos simplemente vehículos para una chispa divina que anhela brillar, siempre, en aquellos corazones lo suficientemente abiertos para amar sin límites.