El auto-conocimiento revela al Alma [psychê/ facultad emocional y de pensamiento] que su movimiento natural no es una línea recta, sino circular, como en torno a algún objeto interno, alrededor de un centro, el punto al que debe su origen. Si el Alma sabe esto, se moverá en torno a ese centro desde el que emergió, se aferrará a éste, en comunión con él, y de hecho todo alma debería, pero sólo las almas divinas lo hacen. Éste es el secreto de su divinidad, pues la Divinidad consiste en estar unido al centro. Aquello que se retira de éste, se convierte en un hombre ordinario o un animal (Plotino, Enéada VI, 9, Nota: adaptado desde la traducción de Elmer O´Brien).
¿Queremos ser verdaderamente humanos? ¿Cuál es ese "centro de gravedad"? ¿Cómo encontrarlo? ¿Qué papel debe jugar en nuestra vida diaria?
Tan distraídos tendemos a estar en el día a día, que pasamos por alto un flujo de riqueza interior que responde muchas preguntas sin resolver. Cuando uno vuelve la atención hacia el propio cuerpo, la percepción e interior durante el día, advierte que el cuerpo tiene tensiones innecesarias, el corazón se contrae a veces, llenándose de ansiedad y negatividad, mientras que la mente tiende a tener aversión hacia el malestar, las circunstancias desagradables de la vida, ciertas manifestaciones de otras personas, y así sucesivamente. Sin embargo, todo ello en su conjunto, parece ser parte de un movimiento, un anhelo de algo que rara vez se encuentra, porque la mente-mono no es lo suficientemente paciente para observar en silencio, sólo salta de aquí para allá y de allá para acá, saturada de ruidos.
Aquellos que creen que el mundo del ser se rige por suerte o por casualidad, y que depende de causas materiales, están más alejados de lo divino y de la noción del Uno. No se trata de personas como éstas a las que nos dirigimos, sino a aquellas que admiten la existencia de un mundo distinto del corporal y que por lo menos reconocen la existencia del Alma [psychê, como fuente del cuerpo]. Estas personas se deben aplicar al estudio del alma, y aprender entre otras cosas, que procede de la Inteligencia [la auto-contemplación del Noûs o Mente Superior] y alcanza la virtud, al participar de la razón [lógos] que procede de la Inteligencia. A continuación, deben darse cuenta de que la Inteligencia es diferente de la nuestra facultad de razonamiento [el pensamiento discursivo], que el razonamiento implica, por así decirlo, pasos independientes y movimientos. Deben ver que el Conocimiento consiste en la manifestación de las formas racionales [Eide, Ideas] que existen en el Alma y le llegan desde la Inteligencia, la fuente del Conocimiento. Después de que uno ha contemplado la Inteligencia, (...) hay que pensar en ella como un movimiento sereno y firme, que abarca todas las cosas y es todas las cosas (...) el reino inteligible, se encuentra cerca del Uno (...) Sin embargo no es el Supremo porque no es ni uno ni simple (Enéada VI, 9. Nota: el subrayado y paréntesis son nuestros).
Este texto de Plotino podría parecer una confusa manifestación de "misticismo racionalista", sin embargo, capta detalles que pueden arrojar luz sobre la riqueza de nuestro mundo interior. Rara vez cuestionamos nuestros "valores", "pensamientos" y "sentimientos", preguntándonos de dónde vienen. Algunos incluso han llegado a creer que las Ideas sutiles como "Vitalidad", "Luz", "Ser", "Belleza", "Justicia", "Unidad", no son más que un producto conceptual del cerebro, cuando la verdad es que son cualidades reales que pertenecen intrínsecamente a un nivel más sutil del que tanto el amor consciente y la psique como el cuerpo emergen, de donde todo fluye, desde el último Big Bang.
Sin embargo, como señala Plotino, la Luz-Inteligencia, no es, en modo alguno, el Uno hacia el cual gravitan todas las cosas, a pesar de que algunas tradiciones duales parecen creerlo así. "El Bien Supremo", "El Uno más allá de la unidad", "la Senda sin Senda", sigue siendo el mayor logro, o mejor dicho, el más grande y misterioso "no-logro". Pero dejemos eso para reflexionar. Seguro volveremos a ello en un futuro post sobre la No-Dualidad. Mientras tanto, ojos vueltos al cuerpo y al alma juntos.
(Alguien interesado en textos jugosos de Plotino podrá hallarlos en la compilación The Essential Plotinus, con traducciones de Elmer O'Brien).